100 años de lujo sobre ruedas
5 de mayo de 2004Desde un principio el Rolls Royce fue sinónimo de lujo y calidad. Hace exactamente 100 años, Charles Rolls y Henry Royce acordaron cooperar y fundaron sin saberlo, lo que se sería una de las marcas de automóviles más prestigiosas del mundo.
Rolls, de familia aristocrática, poseía un comercio de venta de choches en Gran Bretaña y con frecuencia se quejaba de la mala calidad de los automóviles. El técnico Royce por su parte había construido un coche que supuestamente era el mejor de sus tiempos. La ecuación perfecta. En diciembre de 1904 presentaron el primer modelo Rolls Royce en el Salón del automóvil de París. Con el transcurrir de los años la empresa fue creciendo, incluso cuenta con un área de construcción de aviones.
Dueño alemán, espíritu británico
El famoso consorcio automotriz fue motivo de una espectacular lucha entre las empresas alemanas Volkswagen y BMW. Finalmente la empresa fue adquirida por BMW, pero a pesar de que el ramo automovilístico está ahora en manos bávaras, en Manchester no se cansan de indicar que el alma de este automóvil sigue siendo británica.
Esta empresa con tradición, sigue preciándose de fabricar los mejores coches del mundo. La coronación de tantos años de éxito se presenta en forma de "Centenary Phantom", una edición de sólo 35 ejemplares. Sólo hay menos ejemplares del "Phantom IV", exactamente 18 unidades de este modelo fueron ensambladas entre 1950 y 1956 en las fábricas de Rolls Royce.
The Spirit of Ectasy
A pesar de los millones de admiradores, Rolls Royce cuenta con sólo pocos compradores. En los últimos 100 años se han fabricado un total de 90.000 limosinas. En el 2003 se vendieron 300 unidades del modelo "Phantom" a un precio de 320.000 euros. En el caso de Rolls Royce los parámetros del éxito no se miden, sin embargo, en número de ventas. Los británicos poco se han visto afectados por la debilidad económica que aqueja al resto de los consorcios automovilísticos.
Mientras que haya jeques, banqueros acaudalados y nuevos ricos, siempre habrá quien quiera tener su Rolls Royce en la cochera. Que no se paga por "The Spirit of Ecstasy", el espíritu del éxtasis, la estatuilla que adorna los cofres de estos grandes coches.