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A 7 años del 11 de septiembre: ¿cuán segura es Alemania?

Marcel Fürstenau /ERS11 de septiembre de 2008

El mundo aún no se recupera del impacto de los atentados contra el World Trade Center. La secuelas del 11 de septiembre son perceptibles también en Alemania, donde el debate sobre la seguridad sigue siendo candente.

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Imagen: AP

Las opiniones difieren en cuanto al diagnóstico de la situación imperante en Alemania en materia de seguridad. El portavoz de política interior de la bancada socialdemócrata en el Bundestag, Dieter Wiefelspütz, considera que en Berlín los ciudadanos viven más seguros que en Londres o Nueva York. Los hechos le dan la razón: la capital alemana no ha sido hasta ahora blanco de devastadores atentados, como tampoco el resto del país.

Leyes más duras

No obstante, expertos de los servicios secretos y de la policía advierten que no hay motivo para despreocuparse demasiado. Alemania está desde hace tiempo en la mira de los terroristas islámicos. Hace un año, las cosas al parecer salieron bien por un pelo. En la región del Sauerland fueron detenidos varios presuntos terroristas, bajo la sospecha de haber planeado atentados con coches-bomba contra establecimientos estadounidenses en territorio germano. Este éxito de los organismos de seguridad reafirma al ministro alemán del Interior, Wolfgang Schauble, en su estrategia de otorgar a las correspondientes instituciones amplias atribuciones.

Numerosas leyes han sido endurecidas desde el 11 de septiembre de 2001. Diversas asociaciones islámicas consideradas como semillero de potenciales terroristas han sido despojadas de sus “privilegios religiosos”. Las autoridades tienen acceso a datos de particulares en cuanto a viajes, comunicaciones y finanzas. Los documentos de identidad deben incluir datos biométricos, como el iris de los ojos.

¿Y los derechos individuales?

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La resistencia a los troyanos se articula.Imagen: Julie Gregson/DW

Todas estas medidas tienen injerencia en los derechos y libertades ciudadanas, lo cual es motivo de rechazo por parte de los encargados de tutelar la privacidad de las personas y de los políticos de oposición. Lo mismo vale también para las intenciones del gobierno de permitir investigaciones secretas con ayuda de virus computacionales, como los troyanos.

Wolfgang Wieland, político de Los Verdes, considera que ello vulnera los derechos de control parlamentario. La portavoz de La Izquierda en materia de política interior, Ulla Jelpke, va aún más lejos con sus críticas: “Lo que se está creando es una policía secreta. Y eso es, realmente, lo último que necesitamos”, señala.

Las palabras de Ulla Jelpkes indican cuán enconado y emocional es por momentos el debate que se desarrolla en Alemania sobre asuntos de seguridad. También el vicepresidente de la bancada parlamentaria de la Unión Cristianodemócrata, Wolfgang Bosbach, partidario de que se endurezcan aún más las leyes, reconoce que no existe la seguridad absoluta.

Cuestión de suerte

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Patrullaje policial en la estación central de Fráncfort.Imagen: PA/dpa

“Siete atentados se han podido evitar o han fallado en Alemania”, indica Bosbach, apuntando que “también han fracasado atentados por mera suerte”. Con ello alude a las bombas con explosivos encontradas en trenes hace dos años, que no llegaron a estallar porque no estaban bien fabricadas.

En el otoño alemán, la coalición de gobierno, integrada por cristianodemócratas y socialdemócratas, se propone despachar la polémica ley que amplía las atribuciones de la Oficina Federal de Investigaciones. Gerhard Baum, un político liberal que antaño fue ministro del Interior, ha anunciado ya que si dicha ley es promulgada tal cual ha sido concebida en lo medular, presentará una queja ante el Tribunal de Garantías Constitucionales. Y no es que Baum no tenga experiencia en combatir al terrorismo: él fue ministro justamente durante el período más activo de la Fracción del Ejército Rojo, 30 años atrás.