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Advertencia para occidente

vr13 de abril de 2004

El líder rebelde afgano, Gulbuddin Hekmatyar, llama a sus compatriotas a alzarse contra EEUU y sus aliados, siguiendo el ejemplo de los Mudschahedin iraquíes. Una señal de advertencia para el mundo occidental.

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Hekmatyar pone en peligro el proceso de democratización en Afganistán.Imagen: AP

El antiguo primer ministro afgano y actual líder rebelde, Gulbuddin Hekmatyar, aprobó en una declaración, publicada hoy, el alzamiento de los chiítas en Irak y anunció un procedimiento similar contra las tropas estadounidenses en el Hindukusch. Según Hekmatyar, el alzamiento del líder radical chiíta, Moqtada Sadr, y de sus seguidores fue una "buena señal", que indica que la población iraquí quiere poner fin a la "ocupación extranjera". La declaración de Hekmatyar fue publicada por el diario paquistaní "The News", entre otros. "Damos la bienvenida al alzamiento de Moqtada Sadr y sus partidarios y lo consideramos una revelación", dice el mensaje de Hekmatyar y pronostica "los afganos seguirán muy pronto la senda tomada por los iraquíes".

Hekmatyar es un estratega hábil que ya ha demostrado saber combatir a los ocupadores: encabezó la resistencia contra el ejército soviético, en los años 80. Asimismo, sabe también cómo hacer propaganda: durante los últimos dos años y medio convocó, en repetidas ocasiones, a una guerra santa contra los incrédulos, los colaboradores y los soldados internacionales. Esta declaración es una nueva jugada, con la cual pretende dar ánimos a los rebeldes, que luchan en el Hindukusch.

Afganistán no es Irak

En Afganistán, a diferencia de Irak, hay pocos grupos y partidos claramente definidos. Hay, en cambio, muchas milicias, pequeños grupos y distintos movimientos, que persiguen todos distintos intereses. Algunos de ellos luchan abiertamente, como Hekmatyar o los Talibán. Algunos clandestinamente, como Al Qaeda. Los afganos conocen a sus líderes de antes y de ahora y probablemente la mayoría esté harta del dominio de estos hombres. La situación es, sin duda, otra que en Irak, pero aún así la declaración de Hekmatyar es una seria advertencia a tomar en cuenta.

Obstáculos para la democracia

La mayoría de los afganos depositó grandes esperanzas en la ayuda internacional y la caída de los Talibán despertó el optimismo de gran parte de la población. Aunque Hekmatyar no pueda liderar un levantamiento popular, podrá sí frenar la democratización con atentados. Aunque los Talibán no cuenten con el apoyo de la mayoría del pueblo afgano, pueden impedir el desarrollo, valiéndose del miedo y el espanto como principales herramientas. Los diversos grupos, liderados por los señores de la guerra, no llevarán a Afganistán al borde de una guerra civil, pero pueden poner en peligro las elecciones y debilitar la credibilidad del gobierno central. Este es el campo fértil para la inestabilidad y la frustración. Ahora mismo ya hay suficientes agrupaciones que se aprovechan de la desilusión de la gente.

Paz incierta

Rashid Dostum
Rashid DostumImagen: AP

Aunque en la capital afgana, Kabul, gobierne el presidente Harmid Karsai, las provincias están en gran medida regidas por señores de la guerra, como Gulbuddin Hekmatyar, Rashid Dostum, Ismail Khan o Tadschike Fahim, que cuentan con hasta 100.000 milicianos. Los señores de la guerra y sus seguidores representan, junto al creciente negocio con las drogas, una de las mayores amenazas para el desarrollo de Afganistán. Hace ya casi dos años que fue derrocado el régimen talibán, pero el país aún no está en calma. En Afganistán quedó demostrado, ya mucho antes que en Irak, que es más fácil ganar una guerra, que lograr una paz duradera.