¿Afecta la fuga de cerebros también a Alemania?
1 de marzo de 2014No es ningún secreto que países como Estados Unidos o el Reino Unido resultan atractivos para los investigadores. No solo para los alemanes. Las oportunidades son excelentes y las perspectivas de carrera, también, al igual que los sueldos. Además, hay poca burocracia y mucha flexibilidad y espacio para la creatividad.
También en Alemania ha habido una cierta “fuga de cerebros”. De los científicos que van a trabajar al extranjero (algo, por otra parte, habitual y necesario en el mundo de la investigación), algunos no vuelven. Además, la mayoría de los ganadores alemanes del Premio Nobel de los últimos veinte años está trabajando fuera. Sobre todo en universidades de Estados Unidos como Harvard, Yale, Stanford o Columbia. Y los de Asia o Latinoamérica suelen preferir ubicarse en países angloparlantes, más que en Alemania, únicamente por el idioma.
Justo de eso se lamenta la Comisión de Expertos para la Investigación e Innovación (EFI) en su último informe: el hecho de que se van más investigadores alemanes de los que vienen. En realidad, nada nuevo. Aunque hay que matizar. De acuerdo con EFI, entre 1996 y 2011 frente a los 23.000 investigadores que se fueron al extranjero, solo vinieron a Alemania 19.000. A pesar de que el número sea correcto, no es suficiente para reflejar la situación actual, se queja el presidente de la Asociación Helmholtz, Jürgen Mlynek. En la última década, las universidades alemanas “no solo han sentado una buena base en muchos campos de la investigación, sino que se han situado entre las mejores del mundo”. Eso es cierto. En los últimos años se ha hecho mucho por conseguir que Alemania resulte un destino atractivo para los investigadores, extranjeros o no.
Alemania, atractiva para los investigadores
Por ejemplo, con la llamada ‘Iniciativa por la Excelencia', que ha elevado el presupuesto de los centros universitarios, ha otorgado a once de ellos el título de “universidades de élite” dotándolas con millonarios fondos adicionales y ha lanzado un programa especial para el retorno de los investigadores con atractivas ofertas. Estas iniciativas, dice la ministra de Investigación Johanna Wanka, demostraron que “Alemania, como ubicación, ejerce cada vez más atracción para científicos, expertos y estudiantes, y para las élites intelectuales de todo el mundo”.
Obviamente, también para los ganadores del Premio Nobel. Así, encontramos que esta semana llegó a Berlín el nobel de Medicina de 2013, Thomas Südhof, para realizar una investigación como profesor visitante en el Instituto de Investigación en Salud (BIG), tras haber trabajado en la Universidad de Stanford, en California.
Mucho por hacer
Sin embargo, todavía queda mucho por hacer. Porque el panel de expertos tenía razón en su opinión: a pesar de que se invierta mucho más en investigación y educación y aunque existan universidades de élite, hay todavía muchas razones por las que muchos de los mejores investigadores todavía optan por los Estados Unidos, Reino Unido, Suiza o, incluso, Dinamarca, donde se habla inglés. En Alemania, solo ahora se está intentado hacer de este el idioma principal. Y los contratos de trabajo son todavía rara vez suficientemente atractivos. Así que, ¿por qué un investigador extranjero, y en muchos casos, su familia, iban a querer venir a Heidelberg o a Hamburgo con un contrato de seis meses sin certeza de futuras oportunidades de continuidad? En esta cuestión todavía se puede mejorar mucho. Quizá la próxima evaluación de la EFI, dentro de cinco años, sea más positiva.