Alemania – Chile: cuando los aficionados molestan
5 de marzo de 2014Afirmar que en Stuttgart hay un ambiente de alegría y fiesta previo al partido amistoso entre Alemania y Chile sería faltar a la verdad. Las caras felices que en los últimos días se vieron desfilar por las principales calles de la capital del estado federado de Baden-Wurtemberg tenían poco que ver con el fútbol y mucho con la fiesta de carnaval que se celebró esta semana.
El enfrentamiento en el estadio Mercedes Benz Arena entre dos selecciones que estarán presentes en el Mundial de Brasil, que se inaugura dentro de menos de 100 días, ha servido para confirmar que a veces los aficionados solamente incomodan, que ellos son más que bienvenidos cuando pagan para entrar al estadio, o se sientan frente a la pantalla del televisor, pero no en las cercanías del equipo.
Chile azuza a la policía
Como ejemplo basta ver la forma en la que la selección de Chile trató a los cientos de aficionados que se acercaron a la sede de la concentración del equipo en Alemania: en vez de un agradecimiento por el apoyo se les envió la policía con el propósito de desalojarlos de los alrededores de las instalaciones donde entrenan.
Los chilenos que emprendieron el largo y sacrificado viaje desde países vecinos como Italia, España, Suecia y Francia, con el único objetivo de alentar a su selección, no solo fueron ignorados por sus compatriotas futbolistas, sino que también tuvieron que enfrentarse al cuerpo de seguridad de la Escuela Deportiva de Ruit, donde se aloja y práctica el equipo, por haberse atrevido a cantar en voz alta “Chi, Chi, Chi, Le, Le, Le” y “Viva la Roja”.
Los jugadores sudamericanos tuvieron tiempo en Stuttgart para cumplir compromisos comerciales con sus patrocinadores, pero no para entrar en contacto con las personas que al final comprarán los productos que promocionan.
El cerco alemán
Por los lados de la selección alemana, anfitriona del partido de preparación al Mundial, las cosas tampoco son distintas. Los hinchas también son mantenidos a distancia, pero sin enfrentamientos. De hecho, Alemania organiza regularmente un entrenamiento público, a puertas abiertas, para satisfacer a sus seguidores, y luego se encierra en sí misma y rompe el contacto con el mundo exterior.
De todas formas para los dueños de casa, que se alojan en un hotel del centro de la ciudad sede del partido, la situación ya forma parte de su normalidad, y las posibilidades de la afición de cruzar caminos con sus ídolos son mayores. En el caso de Chile, que viene desde tan lejos, y en pocas ocasiones visita Europa, donde viven miles y miles de chilenos, la situación es otra. Muchos chilenos no tendrán una mejor oportunidad que esta -que se les ha negado- para expresar abiertamente la nostalgia y el amor por su país.
De todas formas en Stuttgart, en el último partido antes de que los equipos den a conocer la plantilla definitiva con la que viajarán al Mundial, Chile y Alemania optaron por darle la espalda al público que les apoya para concentrarse mejor en la preparación de los aspectos deportivos del evento. Dicen que el fútbol le pertenece a la afición. Aquí, en el ambiente previo al partido amistoso entre Alemania y Chile, primaron otros principios. Quizás en el estadio Mercedes Benz Arena las cosas cambien.