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Alemania ejerce como imán para inmigrantes en la OCDE

1 de diciembre de 2014

El "Club de los países desarrollados" es otra vez destino para personas que buscan una vida mejor. La mayoría de la gente proviene sin embargo de un país emergente.

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Symbolbild Flüchtlinge in Deutschland
Imagen: picture-alliance/dpa/Schmülgen

Las entradas de inmigrantes en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) volvieron a incrementarse en 2013 por primera vez desde el comienzo de la crisis en 2007, en buena medida por el atractivo de Alemania.

Las llegadas de inmigrantes permanentes subieron un 1 por ciento en 2013 hasta 3.824.000 en los 23 países para los que se han obtenido cifras estandarizadas, según el informe anual de la OCDE sobre este fenómeno publicado el lunes.

La cifra, no obstante, es un 15 por ciento inferior a los 4.474.200 personas que se habían instalado en esos mismos países (se excluyen las migraciones temporales-estacionales) en 2007 antes del estallido de la crisis.

Uno de los principales vectores de ese cambio de tendencia tiene que ver con Alemania, donde las llegadas de extranjeros pasaron de 232.900 personas en 2007 (entonces ocupaba la sexta posición) a 399.900 en 2012.

El primer destino: Estados Unidos

Alemania ha pasado a la segunda posición, sólo por detrás de Estados Unidos, que sigue destacado, aunque en 2013 recibió 989.900 inmigrantes permanentes, lo que significa un 4 por ciento menos que el ejercicio precedente.

También ha caído el flujo de llegadas con motivo de la crisis en países del sur de Europa particularmente afectados, como España (que ocupaba la segunda posición en 2007 y pasó a la octava en 2012), Italia o Portugal.

Una de las tendencias más significativas es la caída en Europa de las migraciones procedentes de países de fuera de la Unión, que habían llegado a 1,4 millones en 2007, y se quedaron en 950.000 en 2012. En paralelo, los movimientos en el seno del espacio de libre circulación europea crecieron un 10 por ciento en 2012, una tendencia que ya se había iniciado desde 2010.

Una vez más el motivo hay que buscarlo en Alemania, que se ha convertido en el principal foco de atracción de otros europeos, seguida por España e Italia.

Las migraciones por razones laborales han estado cayendo de forma ininterrumpida desde 2007-2008 y en 2012 el bajón fue del 12 por ciento. En la Unión Europea la caída acumulada entre 2007 y 2012 es de cerca del 40 por ciento, en gran medida por los repliegues en España e Italia.

Las laborales de carácter temporal siguieron esa misma línea, con un descenso del 4,4 por ciento en 2012 respecto al año anterior y del 25 por ciento respecto al pico de 2007.

El gran impulso viene dese Oriente lejano

China sigue siendo el país de donde proceden más inmigrantes que se instalan en los Estados de la OCDE, casi un 10 por ciento en 2012, y a continuación se sitúan los de Rumanía (5,6 por ciento) y Polonia (5,4 por ciento), que tienen unas poblaciones absolutas muy inferiores.

En total, en los miembros del "Club de los países desarrollados" hay más de 115 millones de inmigrantes, lo que supone alrededor del 10 por ciento de la población.

La crisis se ha cebado de forma particular con ellos, ya que de los 15 millones de parados suplementarios desde 2007 en la OCDE, la quinta parte había nacido en el extranjero.

La OCDE ofrece una serie de consignas para la elaboración de políticas migratorias, que pasa en particular por "adoptar un sistema dinámico de gestión" y "un dispositivo adaptable y flexible en favor de la integración" que eviten en particular "medidas abruptas y directas".

La primera regla es que hay que conciliar las preocupaciones a corto plazo con las de largo plazo, sobre todo porque los ciclos políticos cortos y una hostilidad de la opinión pública pueden pesar contra una planificación de largo plazo.

También hay que "encontrar un equilibrio" entre la protección de la mano de obra local y la pertinencia de ser atractivo para atraer talentos a escala global.

Y tener en cuenta las "incertidumbres" como los acontecimientos geopolíticos, que pueden generar flujos de refugiados y demandantes de asilo, que deben considerarse también al definir una política migratoria con fines laborales.

ZAM (efe)