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Alemania, el rostro de un país

Enrique López Magallón2 de noviembre de 2006

Se puede pintar un retrato usando óleo, crayolas o simplemente lápices. Pero también es posible perfilar las facciones de un personaje a través de cifras. En este caso, dicho personaje es el ciudadano común de Alemania.

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No todas las mujeres alemanas son como Heidi Klum.Imagen: dpa

Los números provienen del Anuario Estadístico 2006, elaborado por la Oficina Federal de Estadística. El documento, que fue publicado hace unos días, identifica que el alemán promedio mide 1,78 metros si es hombre, y trece centímetros menos si es mujer. En una hipotética cita a ciegas con un hombre alemán, existiría 57,9 por ciento de posibilidades de encontrarse con un individuo pasado de peso. Tal es el porcentaje de varones alemanes que, de acuerdo con el informe estadístico, tienen una mayor masa corporal de la que recomiendan los expertos en salud.

¿Y las mujeres?

Si bien no todos los hombres alemanes son Jürgen Klinsmann, tampoco todas las mujeres alemanas son Heidi Klum. Siguiendo el ejemplo, las posibilidades de encontrarse con una ciudadana alemana demasiado robusta serían de 41,5 por ciento. Esto no constituye un halago para el género femenino de Alemania: apenas el año pasado, sólo 38 por ciento de las mujeres alemanas presentaban problemas de sobrepeso. Esta tendencia también aumentó en los hombres, al pasar de 54 por ciento en 2005 al 57,9 por ciento que ya se mencionó para 2006.

Jürgen Klinsmann
Tampoco todos los hombres alemanes tienen el encanto de "Klinsi".Imagen: AP

La conclusión es clara: si hacemos caso de los números, en Alemania hay cada vez más gente obesa. Este fenómeno es más pronunciado en lugares como el estado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, que ocupa el primer lugar en este rubro, mientras que disminuye en lugares como Hamburgo y Berlín, donde las y los ciudadanos se las arreglan de alguna manera para no engordar tanto.

La familia alemana

Hay otros indicadores que hablan claramente del ánimo contemporáneo de los alemanes. Por ejemplo, gracias a las estadísticas oficiales se sabe que el hombre alemán se casa en promedio a los 36,2 años, mientras que las mujeres hacen lo propio a los 33 años. Cuando la pareja alemana tiene descendencia, lo más probable es que bautice a sus hijos como Alexander o Maximilian, mientras que la mayoría de las bebés se llaman Maria o Sofie.

El alemán promedio ocupa 37 minutos al día para leer; de ese lapso, siete minutos los dedica a la lectura de libros. El pasatiempo preferido del alemán, mientras se encuentra en casa, consiste en los juegos de computadora. En esta actividad invierte tanto tiempo como el que acumula al ir a cine, a conciertos, al zoológico y al circo. Las estadísticas señalan que el alemán pasa una hora y 53 minutos al día frente al televisor, ya sea viendo programas o vídeos.

Primero yo, y luego yo

Hay más elocuentes sobre la vida común en Alemania. Por ejemplo, hoy 14,7 millones de alemanes o alemanas viven solos; esto es, tres veces más de los que vivían en esa misma situación en 1970. En Alemania, 99,3 por ciento de los hogares cuentan con teléfono y 68 por ciento, con computadora.

Buchcover Zunge zeigen von Günter Grass
El alemán promedio ocupa siete minutos al día en la lectura de libros.Imagen: dpa

En cambio, otros números constituyen indicadores sorprendentes. Por ejemplo, Alemania se encuentra en medio de un intenso debate sobre el fenómeno de la inmigración. Pero las estadísticas demuestran que cada vez más alemanes buscan suerte en el extranjero, principalmente en Estados Unidos o Suiza: 150,667 en 2004. Quienes más trabajan en Alemania no son los banqueros ni los ejecutivos, como dicta el estereotipo, sino los campesinos y los pescadores: éstos dedican al trabajo 53,9 horas a la semana.

Y hay más: en 2005, un total de 290,864 personas fueron internadas en algún hospital como consecuencia del abuso en el consumo de bebidas alcohólicas. En Turingia las cárceles están sobrepobladas en un 119 por ciento. En el suroeste del país llueve casi el triple que en el norte. Finalmente, y aunque parezca increíble, en la Baja Sajonia viven casi tantas personas como cerdos: 8 millones por cada especie.