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Alemania en Afganistán: fin de una riesgosa misión

Sven Pöhle / JOV (ERC)27 de diciembre de 2014

Cuando culmine el año 2014 terminarán también las tareas en Afganistán de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF). El balance de esa misión de la OTAN tiene cosas tan positivas como negativas.

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Sepelio de uno de los 55 soldados alemanes muertos en Afganistán.
Sepelio de uno de los 55 soldados alemanes muertos en Afganistán.Imagen: dapd

Llegó la hora de hacer un balance: cuando culmine el año 2014 terminarán también las tareas en Afganistán de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF). Esa misión de la OTAN tuvo elementos tan positivos como negativos.

Buena parte de los efectivos y del material militar transportado a Afganistán ya ha regresado a los países de origen, a los Estados que participaron en la misión de trece años, puesta en marcha poco después del 11 de septiembre de 2001. Unas semanas después de los atentados terroristas perpetrados en territorio estadounidense, Washington envió las primeras tropas a Afganistán, tras la pista de Osama Bin Laden y de los colaboradores que idearon, financiaron y dirigieron aquellos ataques.

En diciembre de 2001, la misión de la ISAF empezó en Kabul. En un momento dado llegó a tener hasta 130.000 soldados extranjeros estacionados en Afganistán. De determinar si la misión tuvo éxito o fue un fracaso, se ocupan hoy los analistas.

De las grandes expectativas quedó un optimismo moderado

Las tropas de la ISAF, bajo mandato de las Naciones Unidas, tenían metas ambiciosas: restablecer la estabilidad en Afganistán, propiciar la reconstrucción del país asiático y fomentar su paulatina democratización. Además, los soldados de la OTAN debían asegurarse de que Afganistán dejara de ser un refugio de terroristas internacionales. "Hemos logrado lo que queríamos”, dijo el secretario general de la alianza atlántica, Jens Stoltenberg, admitiendo, eso sí, que “aún quedan retos por enfrentar”. A sus ojos, “nuestros países son hoy más seguros y Afganistán es hoy más fuerte”.

Algunos sostienen que, aunque en la OTAN ya nadie habla de “victoria”, sí hay razón para ser optimistas: tanto los líderes del movimiento terrorista Al Qaeda como sus campos de entrenamiento desaparecieron de Afganistán. Además, su cabeza, Osama Bin Laden, fue ultimado en mayo de 2011. El primer cambio democrático de poder desde el derrocamiento del régimen talibán también llena de esperanzas a los afganos. La reconstrucción de las instituciones del Estado afgano ha hecho grandes adelantos en materia educativa, sanitaria y económica.

"La guerra aún no ha terminado"

La OTAN prestó una ayuda decisiva para incrementar el grado de seguridad nacional de Afganistán. De hecho, las fuerzas estatales de ese país cuentan hoy con 350.000 policías y soldados preparados con el respaldo de la alianza atlántica para ejercer a cabalidad sus funciones. Sin embargo, Afganistán no es completamente seguro. En los últimos meses se han multiplicado los reportes de sangrientos atentados. "La ISAF no solucionó el principal problema de Afganistán”, dice Thomas Ruttig, codirector de la red Afghan Analyst Network, con sede en Kabul y Berlín. Para Ruttig, “la guerra no ha terminado y la violencia ha resurgido en todo el país”.

Más de 3.400 soldados extranjeros murieron en Afganistán, entre ellos 55 alemanes. Es más: entre enero y mediados de noviembre de 2014 fueron asesinados 6.000 policías y soldados afganos. La ONU calcula que “sólo en 2014 murieron 3188 civiles y 6.429 fueron heridos”. Los autores de las tres cuartas partes de los asesinatos son los insurgentes talibanes. Según Ruttig, “la mezcla de ayuda civil con soporte militar le permitió a los talibanes involucrar a la población civil en el conflicto y atacarla sin reparos”.

Mediante la misión siguiente, bautizada “Decidido Apoyo”, los países miembros de la OTAN esperan consolidar lo logrado. Entonces, unos 12.000 soldados prestarán asistencia y ofrecerán capacitación a las fuerzas afganas. Entre ellos estarán 850 alemanes.