Alemania bajo cero
1 de enero de 2010El inclemente frío no enturbió el ambiente festivo que dominó entre la puerta de Brandenburgo y el icónico obelisco de Berlín, donde una masa descomunal se concentró para celebrar la Nochevieja. Sin embargo, los organizadores del evento confirmaron que entre uno y otro emblema de la capital alemana se reunieron menos personas este año –aproximadamente 900.000 personas asistieron a la fiesta de calle– que en el precedente: en 2009 la cifra de celebrantes superó la marca del millón. Así de glacial estuvo el fin de año en Alemania.
Un frío fatal
Pero sólo quienes estaban bien abrigados o en casa pudieron soportar los embates del clima o disfrutar de esa experiencia que consiste en ver la tormenta desde la cálida comodidad del hogar. El frío, la nieve y el viento se encargaron de aguarle la fiesta a los sin techo y a los numerosos viajeros atrapados en vagones de tren inmovilizados, embotellamientos kilométricos y poco acogedoras salas de espera en aeropuertos, a causa de líneas eléctricas congeladas, accidentes en carreteras resbalosas y vuelos cancelados por mal tiempo, respectivamente.
Hamburgo feliz y blanca
Muchos habitantes de Hamburgo esperaban desde hace años a que las temperaturas desciendan y se mantengan bajo cero por varios días para que el Alster –el lago ubicado en el corazón de la ciudad– vuelva a congelarse como lo hizo en la década de los noventa. Usualmente reservado para botes, canoas y veleros, en 1991, 1996 y 1997 el Alster fue invadido a pie por miles de personas, atraídas por la rara experiencia de poder caminar sobre el agua y por los tarantines que, bien distribuidos sobre la superficie helada, ofrecían delicias culinarias y Glühwein, la tradicional bebida a base de vino caliente y especias.
Si sus deseos no se cumplen y el Alster no se congela en 2010, los amantes del invierno en Hamburgo tendrán que darse por satisfechos con el hecho de haber disfrutado de una “blanca navidad”. En diciembre, la nieve se cernió sobre la geografía alemana, incluso sobre el norte del país, que ya se venía acostumbrando a prescindir de las nevadas durante la estación más fría del año. Los copos flotando en el aire y el apacible cariz de las calles cubiertas de hielo le dieron a las festividades el toque que les había estado faltando últimamente y recibieron con tapete blanco al 2010.
Autor: Evan Romero-Castillo
Editora: Claudia Herrera Pahl