Alemania-México: sucio negocio de armas
14 de junio de 2016“Se nos acusa de haber publicado documentos que son parte de un proceso judicial“ afirma Jürgen Grässlin, acostumbrado a desafiar a las grandes empresas de armamento. El laureado activista antiarmamentista interpuso una demanda contra el fabricante de armas Heckler & Koch en 2010, después de investigar las revelaciones que le hizo un empleado de la empresa en 2008. “Me contó que trabajaba en una operación de exportación ilegal de miles de fusiles de grueso calibre a México“, recuerda Grässlin. “El permiso de exportación prohibía que las armas fueran enviadas a Guerrero, Chiapas, Jalisco y Chihuahua, y me aseguró que la distribución a estos estados tenía lugar con el conocimiento de la directiva de la empresa“, recuerda Grässlin.
Cinco años y medio necesitó la Fiscalía de Stuttgart para acusar formalmente a seis exdirectivos y exempleados de Heckler & Koch. Son acusados de haber participado en 16 envíos de fusiles G-36 a México, a esos estados para los que no había permisos. Entre 2005 y 2009 fueron vendidos un total de 4702 fusiles, un negocio de 4.1 millones de euros. Entre las pruebas de los ilícitos figura un certificado de agradecimiento expedido por la policía de Jalisco. También se sabe de la implicación de dichas armas en la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. El entonces comisionado de DD. HH. del gobierno alemán, Christoph Strässer, pidió una disculpa a las familias de los desaparecidos durante una visita a Guerrero.
“Cinco de los acusados de Heckler & Koch son imputados de haber realizado este negocio como una organización criminal, por lo que según las leyes alemanas, recibirán altas condenas de cárcel“, dice Grässlin. Se espera que el juicio comience el próximo año, en medio de una gran expectación mediática.
El caso mexicano sienta un precedente legal
El caso mexicano significa un precedente en los más de 60 años de historia del primer fabricante alemán de armas de mano y de infantería y uno de los mayores del mundo. La empresa con sede cerca de la Selva Negra, en el sur de Alemania, ya había sido investigada por la justicia bajo sospecha de violar las leyes alemanas de control de armas de guerra y de exportación de armas. Pese a diversos embargos, sus armas han sido halladas en varias regiones en crisis.
El negocio con México superó los 10.000 fusiles. Favoritos por su ligereza, los G-36 pueden disparar 13 proyectiles por segundo. Sin embargo el fusil ha caído en desprestigio en Alemania debido a reportes sobre fallas de precisión.
La película Mercaderes de la muerte (Meister des Todes), del cineasta Daniel Harrich, transmitida en cadena nacional por la televisión alemana en septiembre pasado, aborda el explosivo negocio de armas con México. Ilustra cómo ingenieros, abogados y directivos se las ingenian para suministrar un lucrativo pedido.
La cinta obtuvo el renombrado Premio Grimme, que honró el mérito de la investigación periodística. Las revelaciones también le valieron la apertura de una investigación judicial, que interpreta el cineasta y sus abogados como un intento de intimidación.
Dos distinciones en un sólo día
“En la mañana recibí la noticia sobre el Premio Grimme, y en la tarde un sobre que parecía una multa. Era la notificación de que se abría una investigación en contra nuestra“, dice Harrich. El cineasta, Grässlin y la documentalista Danuta Harrich-Zandberg publicaron el libro Netzwerk des Todes (Red de la muerte), que documenta cómo llegan las armas alemanas a regiones en crisis pese a los mecanismos de control. Las investigaciones apuntan a que en el negocio de armas a México las autoridades alemanas tuvieron una actuación dudosa.
El portavoz de la Fiscalía de Stuttgart, Jan Holzner, rechazó que las autoridades alemanas hayan estado implicadas. “No existía un permiso para dichos estados. Si las autoridades hubieran expedido esos permisos entonces hubieran sido exportaciones legales“. Según Holzner se investigó ampliamente las acusaciones contra los empleados de gobierno que otorgaron los permisos. “No se encontró ningún motivo de sospecha para abrir una investigación“.
Harrich asegura que la fiscalía echa toda la responsabilidad a los comerciantes de armas, y reitera su convicción de que las oficinas de control ayudaron a violar o evitar las leyes alemanas.
Debate parlamentario
Las investigaciones de Harrich y Grässlin levantaron olas. En un debate en el Parlamento alemán los partidos de la oposición criticaron que el Ministerio alemán del Exterior haya autorizado la exportación de armas a México con la llegada de la gran coalición (Socialdemócratas y Democristianos- CDU/SPD). Desde el 2000 la coalición socialdemócrata-verdes impuso una restrictiva política de exportación de armas, según la cual se niega la exportación de armas a regiones en crisis o en donde se violan de manera sistemática los Derechos Humanos y desde entonces se había rechazado todo negocio con México. “Tenemos pruebas de la venta de de armas a México, en donde los derechos humanos son violados por policías y militares, en donde los cuerpos de seguridad son parte de poderosos cárteles“, dice Grässlin.
La viceministra parlamentaria en el Ministerio de Economía, Brigitte Zypries, asegura que desde 2008 no han sido presentadas más solicitudes de exportación de fusiles G36 a México y desde el 2010 no se ha autorizado ninguna exportación de armas de mano a dicho país. La diputada de la Izquierda, Heike Hänsel recuerda que eso se debe a Grässlin, que presentó una denuncia contra el fabricante. “Las autoridades alemanas no investigan por sí solas“, asegura.