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Alemania: ¿un paraíso vacacional?

Jeanette Seiffert / JAG12 de febrero de 2014

Cada vez más turistas prefieren Alemania. Con más de 400 millones de pernoctaciones, 2013 fue un año récord. Pero ese auge también tiene sus sombras.

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Imagen: picture alliance/Oliver Berg

Parece que el negocio del turismo merece la pena. En la plaza de la catedral de Colonia, estatuas vivientes hacen su agosto y algunos aguantan a pesar de la lluvia y el viento para sacar un par de monedas de turistas de todo el mundo.

Según una encuesta de la Central Alemana de Turismo (DZT), la catedral de Colonia es el tercer monumento más visitado de Alemania, antes que la puerta de Brandenburgo y poco por detrás del castillo de Neuschwanstein y el Europapark. Unas estadísticas que, desde hace 10 años, solo conocen una tendencia: al alza. ¿Se convertirá la lluviosa Alemania en uno de los destinos turísticos preferidos en Europa?

Entre los europeos, las regiones alemanas ganan cada vez más adeptos. En 2013, vinieron 350.000 turistas más de Gran Bretaña que en el año pasado, al igual que aumentaron también los procedentes de Rusia, Suiza y Polonia. Según la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), Alemania estaría en el puesto numero seis en la lista de los sitios preferidos por los europeos. Aunque frente a otros destinos clásicos como España, situado en lo alto de la lista con cerca de 250 millones de pernoctaciones procedentes de Europa, Alemania no puede competir.

¿Será el Báltico el nuevo Mediterráneo?
¿Será el Báltico el nuevo Mediterráneo?Imagen: picture-alliance/dpa

Tampoco la importancia del turismo en la economía es tan significativa como en otros países. Según Eurostat, este sector aportó al Producto Nacional Bruto de 2011 solamente un 1,1%. En Croacia y Malta era del 14%, mientras España fue un 4%.

Berlín, la gran atracción

En opinión de Ingrid Hartges, directora de la Asociación Alemana de Hoteles y Restaurantes, hay un segmento responsable de estos números tan positivos: “Hay un boom en cuanto al turismo de ciudades”, aclara en entrevista con DW. Algo de lo que, sobre todo, se beneficia Berlín. La capital recibe en este momento simpatías de todo el mundo. En 2013, el número de pernoctaciones aumentó el 8% y con un total de cerca de 25 millones, aunque sigue a la zaga de grandes ciudades como Londres (48 millones) o París (36 millones). “Está de moda ir a una ciudad alemana, visitar un musical y hacer algo cultural”, aclara Hartges.

Pero las tasas de crecimiento no sólo tienen que ver con el boom turístico. Muchos de los visitantes vienen por razones profesionales. En cuanto a congresos y seminarios, Alemania está en el segundo puesto, detrás de Estados Unidos. Una moda que también tiene algunas sombras: vienen más visitantes, pero permanecen poco tiempo: unos 2,7 días mientras hace diez años eran 3,5 días. Es una tendencia contra la que luchan los expertos de marketing del sector. Hasta ahora sin éxito.

Berlín: destino atractivo hasta en invierno.
Berlín: destino atractivo hasta en invierno.Imagen: picture-alliance/dpa

Esta tendencia de cortas estancias es también una de las causas para que el volumen de negocio de hoteles y pensiones sólo haya crecido tímidamente. Otra causa sería la enorme presión de precios en el sector ya que, en comparación con otros, Alemania es un país barato para hacer vacaciones. Una habitación de hotel en Berlín cuesta, en promedio, alrededor de los 90 euros. En comparación, en Londres costaría unos 170 euros y en París 150 euros. “De ello se aprovechan los clientes”, opina Hartges: “Creo que la competencia es sana e importante”.

Pocos beneficios para los trabajadores

Sin embargo, no todo es positivo para el negocio del turismo. Según Guido Zeitler, del Sindicato de Alimentación y Restaurantes, su crecimiento no beneficia a los empleados. Aunque el ramo de la hostelería esté creciendo, aumenta al mismo tiempo el número de trabajadores contratados con “minijobs” con sueldos de 450 euros al mes y ninguna prestación social. “Hay una competencia feroz que al final beneficia a las grandes cadenas hoteleras”, dice Zeitler. Además, durante días claves y ferias se realizan aumentos de precio. Pero a la hora de ahorrar, se utiliza al personal.

Competencia y precios aparte, los alemanes también han dejado de ser los viajeros numero uno. A pesar de la buena situación económica, el turismo interior está estancado y según un análisis, gastan y viajan incluso menos que antes durante sus vacaciones.