Alemania: vulnerable por su dependencia energética
4 de enero de 2007
DW-WORLD: La disputa entre Rusia y Bielorrusia y otras antiguas repúblicas soviéticas demuestra que Moscú ha utilizado la cuestión energética como un instrumento político. ¿Qué consecuencias tiene esto para la política energética alemana y europea?
Claudia Kemfert: Tanto Alemania como Europa se percatan, a raíz de estos conflictos, de cuán dependientes son de las exportaciones de gas ruso. El cómo reducir esta dependencia es un tema recurrente en la política energética europea y lo que se busca es utilizar crecientemente los recursos propios como las energías renovables, y también la energía nuclear. Al mismo tiempo hay que buscar otras fuentes de abastecimiento en otros países para impedir un estrangulamiento energético.
¿A qué naciones se refiere?
Actualmente buena parte de los suministros de gas provienen de Noruega, que no es miembro de la Unión Europea, pero hay límites a estos suministros. También hay otros países como Qatar, que son capaces de abastecer de gas a Europa. Por esta razón se están construyendo gasoductos. También está el potencial del gas natural líquido (LNG por sus siglas en inglés). Alemania perdió la oportunidad de construir tanques especialmente diseñados para almacenar este gas. Se prevé la construcción de uno en el puerto de Wilhelmshaven pero no estará en servicio antes del 2010. Pero además un tanque no sería suficiente. Es obvio que no nos hemos preparado bien para diversificar nuestras fuentes de energía.
¿Que debe cambiar a nivel político para obtener energía de otras fuentes?
Hasta ahora somos fuertemente dependientes de un solo proveedor: Rusia, que ha sido una fuente confiable sin duda, pero el Kremlin también tiene una agenda política y presiona a los países de tránsito. Tendríamos un problema de suministro si, por ejemplo, Bielorrusia decide bloquear los gasoductos o si Rusia tiene nuevamente un conflicto con Ucrania. Tampoco se puede descartar por completo la posibilidad de que Europa tuviera, por la razón que sea, un conflicto con Rusia. Eso sería una amenaza a los suministros de energía. Por esta razón Europa debe promover a sus proveedores de energía domésticos para reducir su dependencia de importaciones de gas.
Usted también ha mencionado la energía nuclear. ¿Debiera Alemania replantearse su previsto abandono de la energía nuclear?
Los problemas podrían surgir cuando las plantas nucleares tengan que ser sustituidas por gas o por plantas de carbón. Sabemos que las plantas de carbón generan excesivas emisiones de dióxido de carbono y los gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático. Además, Alemania es uno de los países que respalda el Protocolo de Kyoto, por lo que existe un peligro real de que no podamos cumplir con las acordadas reducciones de emisiones de CO2. Por eso presionamos para extender el periodo de vida de aquellas plantas nucleares que son seguras para ganar tiempo en la búsqueda de la diversificación energética. El objetivo a mediano plazo no se basa en la energía nuclear sino en el fortalecimiento de las fuentes de energía de manera que tengamos una buena mezcla energética.
Alemania ha dependido fuertemente en los suministros de gas, un hecho que ha determinado la postura alemana dentro de Europa. ¿Qué una diversificación de las fuentes de energía cambiaría esta situación?
Un poco. En su papel de presidente en turno de la UE, Alemania dejará en claro que busca un cambio en la política energética y que necesitará diversificar sus fuentes de energía. Además, debiera dejar en claro que podría haber problemas de suministro y que nos gustaría ver más transparencia en el mercado energético ruso. Tenemos que dejar en claro a los rusos en donde están nuestros intereses pero al mismo tiempo tenemos que aceptar que Rusia necesita vender gas. Todos tenemos intereses económicos legítimos pero cuando los intereses políticos empiezan a jugar un papel preponderante, hay que dejar en claro que ni Alemania ni Europa occidental seguirán el juego. Si buscamos a otros proveedores de energía en el futuro esto podría amenazar las relaciones ruso-alemanas que actualmente son bastante buenas.
Claudia Kemfert es directora de la división de Energía, Transporte y Medio Ambiente del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW), con sede en Berlín e imparte cátedra de Economía Medioambiental en la Universidad Humboldt de Berlín.