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Alemania y la avalancha de patentes chinas

Richard Fuchs (ERC)23 de abril de 2014

El vicecanciller alemán viajó al Lejano Oriente con decenas de empresarios para persuadir a China de que abra más su mercado, confíe en alianzas más equitativas y ponga coto a la avalancha de patentes en su territorio.

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Imagen: picture-alliance/dpa

Los intereses de los empresarios alemanes no siempre coinciden; pero todos los que viajaron al Lejano Oriente esta semana tenían algo en común, independientemente de que sus capitales fueran pequeños, medianos o grandes: ninguno de ellos quiere perderse las oportunidades que China brindará cuando ese país se convierta en un bastión importante de la alta tecnología. La industria china intenta recurrir menos a las materias primas y ser más eficiente en términos energéticos, y los innovadores germanos quieren ser quienes la ayuden a ser más limpia.

Las ambiciones de China son un indicio de que el gigante de Asia se prepara para una modernización sin precedentes y ese es un proceso en el que las compañías tecnológicas alemanas tienen mucho que ofrecer, explica Friedolin Strack en entrevista con DW. Strack es director del departamento de Mercados Internacionales en la Federación de la Industria Alemana (BDI) y miembro de la delegación que acompañó al vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, en su visita a Pekín y Shanghai este 22 y 23 de abril.

Esperanzas y preocupaciones

Gabriel, quien es también el ministro de Economía y Energía de la canciller Angela Merkel, se reunió con la élite política china para exponerle las propuestas de los más de cincuenta empresarios alemanes que lo seguían, pero también para hacerle llegar sus preocupaciones. Estos esperan una mayor apertura del mercado chino, mayor equidad en las alianzas binacionales y mayor control en el registro de patentes chinas. “A los productos alemanes se les siguen colocando muchas trabas para entrar al mercado local”, lamenta Strack.

El vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel (derecha), en Pekín.
El vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel (derecha), en Pekín.Imagen: picture-alliance/dpa

De momento hay 2.500 compañías alemanas haciendo negocios en China, pero ese país sigue siendo un lugar un tanto inhóspito para muchas de ellas. En general, las firmas extranjeras son ignoradas en los procesos de licitación y en la entrega de proyectos públicos, los empresarios extranjeros continúan siendo obligados a formar empresas conjuntas con los chinos y a transferir tecnología; a quienes hacen inversiones en el sector de alta tecnología se les exige que revelen todos los detalles de los productos relevantes para las operaciones.

“Secuestro de marcas”

A eso se suma que el valor del yuan se mantiene bajo artificialmente para favorecer las exportaciones chinas en el mercado internacional. Al reunirse con el primer ministro chino, Li Kequiang, Gabriel insistió en que una cooperación binacional sólo tiene sentido si ambas partes salen ganando. Aunque el político alemán aludió a todos los puntos anteriores, puso un énfasis especial en el tópico de la avalancha de patentes chinas, un asunto que le pone los pelos de punta a los empresarios germanos.

China ha hecho avances en lo que respecta a su derecho de patentes y a la protección de las marcas registradas y de la propiedad intelectual. Pero Strack, de la BDI, ve venir nuevos problemas: en lugar de copiar, muchas empresas chinas han empezado a registrar patentes de manera masiva para proteger los desarrollos más pequeños. “Estamos confrontados con una marea de patentes que le dificulta a la mediana empresa alemana saber qué competidores chinos han registrado qué patente y dónde”, sostiene Strack.

“Además, en muchos casos, se registran ideas con un valor de innovación mínimo”, acota el directivo de la BDI. Gabriel habló sobre la dimensión del abuso de las patentes apuntando que los empresarios alemanes medianos tuvieron que analizar cerca de 600.000 patentes registradas para poder solicitar la eliminación de posibles plagios. Esa es una tarea que ningún empresario mediano se puede costear y esta situación trae como consecuencia que muchos empresarios alemanes pierden sus patentes, comentó Gabriel en una entrevista.

Frauke Schmitz-Bauerdick, conocedora del mercado chino en la firma Germany Trade & Invest, también ve un peligro para el empresariado alemán en este fenómeno, descrito por algunos especialistas como un “secuestro de marcas”.