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Alternativas al euro para Grecia

Andreas Becker (CP/ EL)22 de junio de 2015

La disputa con los acreedores continúa, y a Grecia se le acaba el tiempo. Entre otras posibilidades se baraja la introducción de una moneda paralela. Pero ¿qué se necesita para concretarla?

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Imagen: Reuters/M. Djurica

A fines de junio, Grecia debe devolver un crédito por varios miles de millones de euros al Fondo Monetario Internacional (FMI), pero, según datos actuales, no podrá hacerlo. A pesar de eso, los acreedores internacionales siguen sin pagar ayudas por 7.200 millones de euros porque no están de acuerdo con las reformas ofrecidas por el gobierno heleno.

Es por eso que hace tiempo se debate la introducción de una moneda paralela. De ese modo, Grecia no tendría que abandonar la eurozona y el gobierno podría pagar los salarios estatales. La moneda paralela sería una especie de bono de deuda del gobierno con el que se podrían hacer también otro tipo de negocios.

“Geuro”, es decir, el euro griego, podría ser el nombre de la divisa helena paralela. Thomas Mayer propuso hace tres años ese nombre, cuando era jefe económico de Deutsche Bank. Hoy es director fundador del Instituto de Investigación Flossbach von Storch, en Colonia. También el economista y premio Nobel griego Christopher Pissaridis considera que una moneda paralela podría ser una “solución de emergencia” en caso de que el Estado griego no pueda pagar salarios y jubilaciones.

A la pregunta de DW sobre si ya se está trabajando en una moneda paralela, el Banco Central de Grecia respondió que “no comenta sobre especulaciones”. Está claro que, tanto para esa institución como para el Banco Central Europeo y el Deutsche Bundesbank el euro es el medio oficial de pago, y que un debate sobre alternativas al euro también representa un planteo acerca del posible fin de la eurozona tal y como se la conoce hasta el momento. Sin embargo, hay diversas monedas paralelas que circulan en determinadas regiones. A comienzos de 2003, en Alemania se introdujo el Chiemgauer, una moneda regional que comenzó siendo un proyecto en una escuela Waldorf y hoy ya cuenta con una asociación de 6.000 miembros, entre ellos, 600 empresas y 250 asociaciones de bien común de esa región cercana al lago Chiemsee, en el sur de este país.

Banco Central de Grecia.
Banco Central de Grecia.Imagen: Getty Images/AFP/O. Gouliamaki

Solo se trata de comenzar

En principio, no se necesita demasiado para introducir una moneda paralela, dice Frank Jansky, abogado y director de Regiogeld e.V., la unión de monedas regionales de Alemania. “Solo es preciso contar con un par de empresas que estén dispuestas a aceptar otro medio de pago aparte del euro, una moneda regional emitida a nivel comunal”, explica. “Y se necesitan consumidores que también estén dispuestos a utilizar ese medio de pago”.

El Chiemgauer se puede cambiar a un curso de 1:1 con el euro, y existe tanto en papel como en forma de moneda electrónica. Otras monedas regionales no son convertibles al euro, ya que su valor solo consiste en la aprobación de las empresas participantes como forma de pago de bienes y servicios.

¿Monedas paralelas como alternativa?

La moneda paralela suiza WIR tiene larga tradición: existe desde hace ya 80 años y es aceptada por 45.000 pequeñas y medianas empresas. El sentido de esas monedas es el fortalecimiento de la economía regional y es interesante para áreas con cierta debilidad estructural que se ven perjudicadas por las grandes cadenas internacionales.

Silos abandonados en la región de Tesalia, Grecia.
Silos abandonados en la región de Tesalia, Grecia.Imagen: Reuters/Y. Behrakis

Una moneda paralela podría ser también una alternativa para Grecia, opina Frank Jansky. “No solo para Grecia, sino también para otras regiones de Europa donde la introducción del euro cause rechazo en la economía real, ya que no todas las regiones son iguales, económicamente hablando”.

Pero el modelo del dinero regional no sería una solución para el país heleno en crisis, ya que lo que el país necesita es una moneda paralela a nivel nacional con la que poder pagar sueldos y jubilaciones, y que el gobierno pueda controlar. Volver al antiguo dracma tampoco es considerado factible, ya que, según el Banco Nacional de Grecia, “todos los billetes y monedas fueron destruidos cuando se introdujo el euro.”