Amistad franco-alemana: a prueba de batallas, amor y celos
28 de octubre de 2003Fue exactamente en el Palacio del Eliseo donde el presidente francés Charles de Gaulle y Konrad Adenauer, canciller de la entonces Alemania Occidental, firmaron un tratado el 22 de enero de 1963, poniendo fin a casi 100 años de antagonismo entre los dos países y estableciendo su papel promotor en la integración europea. La declaración, llamada "pacto de renovación" por Chirac, enfatizó el destino común de Alemania, Francia y Europa. "Deseamos proponer a nuestros socios una visión común de Europa", estipuló la declaración. Aquella vez, ambos gobiernos acordaron supervisar, a menudo, las relaciones bilaterales y reunirse cada seis meses.
Este año ha reinado, para algunos, una inquietante armonía entre ambas naciones. La compenetración de Schröder y Chirac ha llegado incluso a que Schröder encargue su representación a Chirac en Bruselas, porque el mandatario alemán quería presenciar una votación importante en el Bundestag. ¿Favores entre simples amigos? – Más que eso. ¿Qué jefes de Gobierno hacen ésto?
Luna de miel en Poitiers
Por estos días Berlín y Paris siguen estableciendo parámetros sin precedentes: en Poitiers, al occidente francés, los jefes de Gobierno de Francia, Jean-Pierre Raffarin, y Alemania, Gerhard Schröder, han acogido a los representantes de las regiones francesas y los Länder germanos, en una reunión destinada a lanzar proyectos de cooperación descentralizada. La educación, la investigación, el desarrollo económico y las infraestructuras figuran entre las prioridades de la "profundización" de la colaboración a nivel regional que París y Berlín quieren impulsar.
Raffarin y Schröder recalcaron que el motor franco-alemán no va en contra de sus socios de la Unión Europea. El canciller alemán tachó además de "falso" que los dos países pretendan poner "bajo tutela" a los otros países de la UE, mientras que el primer ministro francés señaló que la amistad franco-alemana "no está dirigida contra nadie", está abierta a todos" y su objetivo es "la paz en Europa y el equilibrio en el mundo".
La amistad de dos no siempre excluye a los vecinos
"Trabajamos por el bien de Europa", insistió Schröder, para quien "nuestros socios saben perfectamente que Europa avanza cuando Francia y Alemania van hacia adelante". Los dos dirigentes señalaron que París y Berlín van a multiplicar las "iniciativas sociales, económicas y culturales" para "acercar" a los dos pueblos. Y se mostraron resueltos a promover la iniciativa de crecimiento en Europa, que los dos países lanzaron hace semanas. Otra muestra del poder de la relación franco-alemana es la posibilidad de que ambos países ratifiquen "al mismo tiempo", en el verano de 2004, la futura Constitución Europea, que se está negociando en la Conferencia Intergubernamental (CIG). Si la CIG concluye sus trabajos en los plazos previstos y el nuevo Tratado se firma antes de mayo de 2004, la ratificación por el Bundestag podría producirse durante el verano.
El canciller alemán, Gerhard Schröder, espera que el Consejo de Ministros de Economía y Finanzas de la UE (Ecofín) del próximo 4 de noviembre tenga la "sabiduría" de "evitar una confrontación" con Francia y Alemania sobre su déficit. "En la situación económica actual, una confrontación, una decisión en contra nuestra sería negativa para nuestras economías", agregó Schröder en Poitiers. Bruselas ha amonestado tanto a Francia como a Alemania por sus déficit, que en 2004 superarán de nuevo el 3% del Producto Interior Bruto (PIB), límite máximo marcado por el Pacto de Estabilidad, que establece la disciplina fiscal dentro de la zona euro.
Virtudes y debilidades
La amistad franco-germana no constituye un fin en sí mismo, sino que es redefinida y promovida constantemente. Hoy Chirac considera a los dos pueblos como "centro de gravedad dedicado, hombro a hombro, a la construcción de Europa". Alemania y Francia asemejan, cada vez más, a aquellos matrimonios entrados en años que reconociendo las debilidades mutuas prefieren sacarle fruto a sus virtudes con la esperanza de revivir pasiones fructificantes.
Chirac y Schröder no mantienen el tipo de amistad melosa de de Gaulle y Adenauer, o de otros predecesores como Helmut Schimdt y Valéry Giscard d´Estaing, o Helmut Kohl y François Mitterand. Los lazos Chirac-Schröder son más cerebrales que sentimentales, pero ambas partes comprenden finalmente que no pueden disminuir la dinámica impuesta por sus predecesores y las buenas relaciones alcanzadas mediante el pragmatismo, el utilitarismo y la buena comprensión de intereses. Así que, sin que pase al olvido, la historia ha sido dejada para los historiadores. Mientras en el pasado la armonía era "declarada" entre los dirigentes políticos, ahora se vive y siente la comprensión entre los dos pueblos.
No en vano, ambos Gobiernos desarrollan una política conjunta sobre el restablecimiento del equilibrio presupuestal. Esta es una buena prueba de que, después de 40 años, la amistad entre ambos países sigue siendo muy fuerte, les guste o no a los demás países europeos. Los celos, aunque destructivos, también son terrenales.