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América Latina-Unión Europea: en busca del acuerdo comercial

Luna Bolívar Manaut 9 de febrero de 2009

La Unión Europea negocia con América Latina: nada nuevo bajo el sol, tras años de rondas, reuniones y acercamientos. Sin embargo, la estrategia ha cambiado y el nuevo rumbo debe empezar a dar sus frutos este mismo año.

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Banderas nacionales en la última Cumbre UE-Latinoamérica (2006)Imagen: AP

Desde 1969 se mantiene la Unión Europea en periódico contacto con los Estados del Grupo Andino, primero, de la Comunidad Andina, después. El primer acuerdo de cooperación que firmó con estos países, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela, data de 1983.

Ecuador Präsident Rafael Correa
Rafael Correa, presidente de Ecuador, dijo sí a la EU en el último minuto.Imagen: AP

Desde entonces hasta hoy ha pasado más de un cuarto de siglo y a la UE se le han perdido dos miembros del CAN por el camino. Venezuela decidió abandonar el bloque en 2006, señalizando con ello su disgusto porque Colombia y Perú decidieran tratar con “el enemigo”, Estados Unidos. En 2009 ha conseguido repescar a Ecuador, que ya estaba huyendo con sus bananos a otra parte, pero ha perdido a Bolivia, que no participará en las rodas venideras pero, al menos, permanece en el CAN.

Ahora los andinos negociarán con la UE juntos, “pero no revueltos”, se gratificó Luis Guillermo Plata, el ministro colombiano de Comercio, Industria y Turismo. Si otros quieren tomarse su tiempo, que lo hagan, pero con la crisis a la vista Colombia necesita inversores y quiere que las cosas vayan “rápido”, señaló el político.

“Es una pena que los promotores de los principios de integración no sean consecuentes con sus principios”, se lamentaba por el contrario el presidente boliviano, Evo Morales.

“El camino equivocado”

“Las negociaciones y la firma de tratados con países por separado supone aplicar una política completamente opuesta a los objetivos iniciales de la UE, que preveían apoyar los procesos de integración en otras regiones del planeta”, comenta a DW-WORLD el politólogo e historiador Klaas Dykmann.

Puesto que ya existen acuerdos de libre comercio bilaterales, con Chile y México, y que en las relaciones con el Mercosur reina sin fin el estancamiento, en Bruselas se ha instaurado el pragmatismo. “Esto resulta comprensible, teniendo en cuenta la competencia que viene sobre todo de China y Estados Unidos”, continúa el experto, “pero no deja por ello de ser el camino equivocado.”

Los contactos con los Estados por separado “debilitan seriamente el proceso de integración andina”, escribió Morales al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso. Dykmann coincide: así no se fomenta el acercamiento entre los países sino que “incluso se dificulta, por ejemplo, haciendo que persistan tasas aduaneras diferentes y condiciones distintas a la hora de comerciar con la UE”.

Primero la economía

Angela Merkel und Alvaro Uribe in Berlin
La cancillera alemana, Angela Merkel, recibe en Berlín al presidente, Álvaro Uribe, (2009).Imagen: picture-alliance/ dpa

Cuatro eran los fines oficiales de la Unión Europea en sus relaciones euro-latinoamericanas. El primero, ya mencionado, consistía en fomentar los procesos de integración a imagen y semejanza del suyo propio. Después se querían mejorar los flujos comerciales. Y, junto a éstos, existían otros dos puntos supuestamente inherentes a los primeros: la intensificación de los contactos políticos y el apoyo a la democratización y al desarrollo social de los países de la región.

Aquí se produce la siguiente división: lo económico se separa de lo político y lo social con la esperanza de encontrar una senda sin obstáculos que lleve a la Bolivia rica en hidrocarburos. Sólo Ecuador quiere zafarse de ir por partes y pide una negociación al completo, con todos sus elementos, mientras diversas ONG, entre ellas Oxfam y Cáritas, piden en un comunicado a la Comisión Europea que no se olvide del “desarrollo humano”.

Lejos del plano de la bondad utópica, Dykmann ve en esta nueva posición la menor modificación con respecto a la táctica seguida hasta el momento. Al fin y al cabo, tanto en América Latina como en Europa, lo económico siempre fue por delante.

Y aún así, la partición de temas facilita el fijar los términos de un Tratado de Libre Comercio a cierta distancia de polémicas cuestiones morales como, por ejemplo, la situación de los derechos humanos en Colombia y la política de “mano dura” del presidente colombiano, Álvaro Uribe, que hace poco más de una semana criticaba Susanne Breuer, de la ONG Misereor, en una entrevista con Deutsche Welle.

2009, ¿el año de los acuerdos euro-latinoamericanos? ¡Siga leyendo!

Portugal EU Brasilien Luis Inacio Lula da Silva in Lissabon
El presidente brasileño, Luis Ignacio Lula da Silva. Las negociaciones entre el Mercosur y la UE no avanzan.Imagen: AP

2009, ¿año de acuerdos?

Pero ni Uribe es el libertador que algunos adoran, ni el dictador que otros desprecian, recuerda Dykmann. El presidente quiere un Tratado de Libre Comercio para Colombia y espera verlo firmado, según palabras del ministro Luis Guillermo Plata, a mediados de este año. También Perú espera resultados a corto plazo y Ecuador irá “a su ritmo”.

Si todo sale como prevén las partes, 2009 podría ser el año de los acuerdos entre América Latina y la Unión Europea. Además de los tres andinos, Centroamérica va superando rondas de contactos: la de finales del pasado enero fue la cuarta y el negociador europeo Stefano Sanino calificó la posibilidad de que haya acuerdo a lo largo de los próximos 11 meses de “perspectiva real y posible”.

Las dificultades a solventar en este caso son, si bien menos intensas, similares a las que afectan al trato con el Mercosur y a las que bloquean la ronda de Doha: el equilibrio de compromisos entre la reducción de las subvenciones a los productos agrícolas europeos, aquí aparece de nuevo el banano, este guatemalteco, y la apertura de los mercados industriales y de servicios para los productos que vienen de Europa.

Si la Comisión Europea logra sellar un TLC con Centroamérica cumpliría por primera vez con la idea inicial de organizar el comercio a nivel de bloques y no de países. Hasta el momento, sólo Chile y México cuentan con uno de estos preciados tratados.