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Aparece muerta paciente francesa desahuciada que pedía eutanasia

20 de marzo de 2008
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La francesa Chantal Sébire, que padecía un cáncer incurable y acudió a la justicia para que se le aplicara la eutanasia, fue hallada muerta hoy en su vivienda de Plombières-les- Dijon, informó la emisora France Info.

Se desconoce de momento la causa de la muerte. En Francia está prohibida la eutanasia y el pasado lunes, un tribunal de Dijon rechazó el pedido de esta profesora de 52 años, que había recurrido a la justicia francesa para tener "una muerte digna" por el tumor maligno que padecía.

Chantal Sébire tenía estesioneuroblastoma, un tipo de cáncer muy raro en las fosas nasales que le había desfigurado por completo el rostro. Luchó durante ocho años contra este tumor doloroso, que además le había destruido el sentido del olfato, del gusto y además le causó ceguera. La quimioterapia no había conseguido detener el avance de la enfermedad.

El sufrimiento de esta mujer, madre de tres hijos, conmocionó a la opinión pública francesa en las últimas semanas e incluso generó polémica en el seno del gobierno.

Sébire había solicitado ayuda médica para "una muerte digna". Tras ser rechazada su petición, dijo que no quería irse a Bélgica, Suiza u Holanda, donde la eutanasia no está penalizada. "Quiero morir en mi propia cama", dijo. La justicia francesa dictaminó el lunes que los médicos deben salvar vidas y le negó la asistencia solicitada.

En el gobierno francés el caso generó opiniones encontradas. En la mañana de este 20 de marzo de 2008, el ministro del Exterior y cofundador de la organización Médicos Sin Fronteras, Bernard Kouchner, se manifestó a favor de hacer una excepción. Dijo que facilitar con el deseo de Sébire era "humano y necesario".

Sin embargo, el presidente conservador Nicolas Sarkozy rechazó cualquier reforma de la ley encaminada a permitir la eutanasia. También la ministra de Justicia, Rachida Dati, respaldó la sentencia. Por su parte, el primer ministro francés Francois Fillon habló de un caso que está en la "frontera" de lo que "una sociedad puede decir y lo que la ley puede hacer". Agencias