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Armas alemanas vuelven a aflorar en Colombia

Evan Romero-Castillo28 de mayo de 2014

Dos medios de comunicación aseguran que el estamento militar estadounidense apertrechó a las fuerzas de seguridad colombianas con más de 100.000 pistolas de fabricación alemana, violando de facto el derecho germano.

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Una pistola de la compañía alemana Sig Sauer.
Imagen: picture-alliance/AP

Las armas de fabricación alemana vuelven a estar en la mira por aflorar donde no deberían: este miércoles (28.5.2014), el diario muniqués de distribución nacional Süddeutsche Zeitung publicó un reportaje exclusivo en el que se denuncia el hallazgo de una pistola SP2022 en manos de un joven policía colombiano. ¿Caso aislado? Para nada. Periodistas investigativos de varios medios germanos aseguran que el estamento militar estadounidense apertrechó a las fuerzas de seguridad colombianas con más de 100.000 pistolas de ese tipo.

La SP2022 es producida por Sig Sauer, una empresa con sede en Eckernförde, Schleswig-Holstein, que figura entre los proveedores de armamento policial y militar más importantes del mundo. Y la Oficina Federal de Economía y Control de Exportaciones (BAFA) prohíbe que las pistolas fabricadas en Alemania sean exportadas a países afligidos por conflictos armados internos, excesos en la aplicación de medidas represivas o violaciones recurrentes de los derechos humanos, una categoría en la que se halla Colombia desde hace muchos años.

En términos estrictamente legales, el caso no sería tan espinoso si las pistolas enviadas a Colombia hubieran sido fabricadas en Estados Unidos; los propietarios de Sig Sauer, Michael Lüke y Thomas Ortmeier, podrían haber autorizado esa producción mediante la emisión de licencias especiales. Pero fotografías y videos obtenidos por el diario Süddeutsche Zeitung y la cadena de televisión pública alemana ZDF demuestran que en el arsenal que llegó a territorio colombiano había armas innegablemente “made in Germany”.

Una acusación “muy grave”

A juicio de Volkmar Kabisch y Frederik Obermaier, autores del reportaje de Süddeutsche Zeitung, “las autoridades estadounidenses violaron el derecho alemán, consciente o inconscientemente”. A solicitud de DW, el Ministerio de Economía y Energía (BMWi) se pronunció sobre la materia, describiendo la acusación como una “muy grave”. “Antes de concluir que empresas o instancias estatales estadounidenses incurrieron en comportamientos erróneos es necesario que lo ocurrido se investigue a fondo”, informó un vocero vía e-mail.

“Es por eso que el BMWi ha encargado a la BAFA que aclare esta cuestión”, agregó el portavoz de esa cartera, aparentemente ignorando que la BAFA fue una de las fuentes consultadas por los periodistas en cuestión. La pistola descrita en el reportaje –con todo y número de serie: SP0238567– fue fabricada en Alemania en 2010 y apareció pocos meses después en Colombia. La BAFA declaró que en ese período no se emitió “ninguna autorización para la exportación de ese tipo de armas hacia Colombia”.

Kabisch y Obermaier sostienen que Sig Sauer envió millares de pistolas a Estados Unidos entre los años 2009 y 2011, pero enfatizan que la BAFA aprobó esa exportación porque Washington firmó el respectivo “certificado de destino final”, asegurando que las controvertidas armas no saldrían de ese país. Los militares estadounidenses recibieron las SP2022, pero todo parece indicar que éstos compartieron muchas de esas pistolas con las fuerzas de seguridad colombianas sin pedirle a Alemania que autorizara esa “re-exportación”.

¿Sanción para Estados Unidos?

De confirmarse la infracción, ¿qué consecuencias debe temer Estados Unidos como importador de armas alemanas? “A Washington se le reprochará que sus Fuerzas Armadas obraron mal y los estadounidenses podrán alegar que ni siquiera sabían que ese traspaso de armas había tenido lugar. No obstante, el hecho de que las autoridades estadounidenses no supieran que las armas alemanas pasaron de sus depósitos a los de las fuerzas de seguridad colombianas no los exime de responsabilidades”, explica la politóloga Angelika Rettberg.

“Después de todo, hasta las empresas pequeñas están obligadas a cerciorarse de que sus productos no causen perjuicios en los países que los importan”, agrega esta investigadora del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA) de Hamburgo, acotando que en Alemania se hace más por controlar las exportaciones de armas que en Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido, tres prominentes proveedores de equipamiento bélico.

En cambio, los reporteros de Süddeutsche Zeitung creen que esta falta puede salirle cara a Estados Unidos.

En lo que concierne a la exportación de armas, las políticas de negociación del Gobierno alemán contemplan sanciones para quien viole lo acordado en un “certificado de destino final”, como presuntamente lo ha hecho Estados Unidos. La pena correspondiente sería, en principio, suspender los envíos de armamento a ese país. Está por verse si se llega a ese punto.