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Asesinato "inaceptable"

ers22 de marzo de 2004

Las condenas son esta vez inequívocas. El ministro de RR.EE. alemán, Joschka Fischer, calificó de "inaceptable" el asesinato del jeque Ahmed Yasín, líder de Hamas, expresando gran preocupación por sus repercusiones.

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Multitudinarias protestas palestinas tras la muerte del jeque Yasín.Imagen: AP

La muerte del líder espiritual de Hamas parece haber colmado el vaso. Nunca antes habían sido tan contundentes las condenas internacionales a una operación israelí de esta naturaleza. La Unión Europea dejó en claro que siempre rechazó las ejecuciones "extrajudiciales" que viene llevando a cabo el gobierno del primer ministro Ariel Sharon desde hace años, pero esta vez afirmó, en una declaración conjunta de los ministros de Relaciones Exteriores, que tales operaciones "no sólo contravienen el derecho internacional, sino que socavan también el principio del Estado de Derecho, que es un elemento clave en la lucha contra el terrorismo".

Rechazo general

Scheich Ahmed Jassin geistlicher Führer der Hamas Bewegung
El jeque Ahmed Yasin.Imagen: AP

Incluso en Estados Unidos, el más sólido aliado de Israel, las autoridades se vieron en aprietos. La asesora de seguridad, Condoleezza Rice, se apresuró a dejar en claro que Washington no había sido informado previamente del ataque. Y también Tony Blair, fiel amigo de la Casa Blanca, calificó lo ocurrido como un "claro revés" para el Medio Oriente. Su reacción, entregada a través de un portavoz, refleja en este caso la opinión unánime de los europeos: Israel tiene derecho a defenderse, pero dentro del marco del derecho internacional.

Ese marco, sin embargo, ha sido transgredido en múltiples ocasiones, que serían largas de enumerar. Con cada "asesinato selectivo" el gobierno israelí ha echado por tierra los principios básicos de la justicia, como se la entiende en Occidente. De poco vale que el ministro de Defensa israelí afirme ahora que el jeque Yasín era el "Osama bin Laden de los palestinos". Pobre argumento que, por lo visto, ni siquiera provoca la reacción solidaria de la administración Bush, aunque fuera la que dio el ejemplo de los "golpes preventivos" a escala internacional.

¿Dónde están los límites?

¿Si es legítimo atacar un país ante la sospecha (falaz, como ha quedado en evidencia) de que representa un peligro para la seguridad propia y la de los vecinos, por qué no habría de serlo dar muerte a una figura a la que se atribuye igual grado de peligrosidad? Buena pregunta. Y simple es la respuesta, al menos para quienes creen que el derecho internacional debe ser la clave de la convivencia.

Si bien, en la práctica, esos límites no siempre parecen haber estado claros para todos, en esta ocasión la Unión Europea ha hablado sin ambigüedades y con un tono que muchos echaban de menos en anteriores ocasiones similares. Cierto es que el jeque Yasín no era una figura cualquiera de la resistencia palestina y que su muerte podría desencadenar una nueva ola de violencia, aún más devastadora que la de los últimos tiempos. Cierto es también que las consecuencias amenazan con ser nefastas para los intentos de sacar adelante un plan de paz en el Medio Oriente. Pero el principio es el mismo. La comunidad internacional debería demostrar que está dispuesta a defender el derecho, por más comprensión que despierten las zozobras israelíes en materia de seguridad. Por el bien de todos, incluido Israel.