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Aumentan a 48 los muertos por erupción de volcán en Japón

1 de octubre de 2014

Los equipos de rescate hallaron otros doce cuerpos. Se trata de la peor tragedia de este tipo desde 1926.

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Imagen: REUTERS/Kyodo

Los equipos de rescate japoneses que trabajan en el volcán Ontake buscando sobrevivientes de la sorpresiva erupción del pasado sábado encontraron este miércoles (01.10.2014) doce nuevos cuerpos, lo que eleva a 46 el número de personas que perdieron la vida en la tragedia. Mil personas trabajan en el rastreo, el que ha debido ser suspendido en varias oportunidades debido a la elevada concentración de azufre que afecta a la zona.

La cifra de víctimas fatales es la más elevada provocada por una tragedia de este tipo desde 1926. En 1991, 43 personas murieron en circunstancias similares. Entre el sábado y el lunes, un total de 36 cuerpos fueron hallados. Muchos de ellos permanecen en la cima del monte, a la espera de poder ser trasladados a un puesto médico en la base, donde según la ley japonesa recién se certificará oficialmente su deceso, el que debe ser confirmado por un especialista.

Los nuevos cuerpos fueron encontrados en la cara sur del volcán, un sector que antes no habían podido rastrear. Las autoridades asumen que el número de muertos podría aumentar, pues no existe registro de cuántas personas se encontraban en las cercanías del volcán, un popular destino para los amantes de las excursiones, cuando comenzó la erupción. Hasta el momento se cuentan 69 heridos, la mayoría de ellos por golpes, fracturas y quemaduras.

Lluvia de rocas

Los cuerpos de rescate, compuestos por policías, soldados y bomberos, han tenido numerosas dificultades, debido a la gruesa capa de cenizas, de hasta 50 centímetros, que cubre el monte. Además, hay escasa visibilidad y lluvias de pequeñas piedras que salen disparadas desde el interior del macizo, por lo que los rescatistas deben trabajar portando un chaleco antibalas.

La erupción volcánica lanzó rocas de hasta 50 centímetros de diámetro, que volaron en un radio de 500 metros en torno a la cima y a una velocidad de más de 300 kilómetros por hora, según dijo el experto del centro nacional de Prevención de Erupción y Terremotos, Takayuki Kaneko, en declaraciones a la cadena NHK. “Comenzaron a caer piedras en todas las direcciones y empezó a oler a azufre”, declaró uno de los supervivientes de la tragedia.

DZC (dpa, EFE, Europa Press)