Bajo rendimiento en alumnos alemanes pobres e inmigrantes
8 de noviembre de 2005A pesar de mostrar una ligera mejoría, el análisis saca a la luz que persisten grandes desigualdades en las oportunidades de los alumnos alemanes, y que el nivel educativo alemán no pasa del promedio internacional.
Después de darse a conocer los resultados del estudio, se abrió un encendido debate, unos hablaron de "verguenza nacional", y varios políticos del Ministerio de Educación comentaron su alivio, a pesar de los déficits que siguen opacando el desarrollo y el rendimiento escolar. En declaraciones de prensa, la futura ministro de educación Annete Schavan (CDU) desmiente un incremento en las diferencias de oportunidades, mientras Doris Ahnen (SPD), ministra de educación de Renania-Palatinado, exige terminar con dichas desigualdades y continuar con las reformas educativas.
Desigualdad de oportunidades
Los resultados indican que el estado más “educado” y el que más chances de éxito brinda a los estudiantes volvió a ser Bavaria, siguiéndole Sajonia y Turingia. La peor puntuación fue obtenida por Berlín, Renania del Norte-Westfalia, Hamburgo y Bremen. El estudio indica que existe una gran diferencia entre los Länder en cuanto al nivel de enseñanza, y una relación directa entre éxito escolar, Land de proveniencia, y el tipo de escuela a la que se concurre.
Un alumno de 15 años de bachillerato en Bremen tendría un atraso de un año escolar en comparación con uno de Bavaria. Con el mismo grado de inteligencia, un alumno en cuya familia haya un académico, un profesional o un ejecutivo tiene una posibilidad de cuatro a seis veces mayor de terminar sus estudios secundarios que un alumno proveniente de un hogar de ingresos medios, bajos, o de padres inmigrantes. Es decir que las diferencias las marcan los Länder, el entorno familiar y las posibilidades económicas.
La escuela no puede remplazar a la familia
La eficiencia en, por ejemplo, el terreno de las matemáticas, que fue uno de los temas centrales de PISA, no es un índice de mayor inteligencia, sino una capacidad adquirida en la escuela y que debe ser estimulada en el hogar. Las deficiencias se ven a las claras en los estados con mayor inmigración, en donde los padres hablan sólo en su lengua natal con los hijos y estos, al llegar al jardín de infantes, no hablan alemán. Para paliar estas carencias se implementan programas de aprendizaje temprano del alemán para madres e hijos como “Hippy”, un modelo traído de Israel, que parece estar dando buenos resultados, ya que el idioma es un puente hacia la cultura del país donde se vive, y es el primer paso hacia la integración.
Pero no sólo los niños de inmigrantes tienen problemas en la escuela. El mismo cuadro se ve en familias alemanas de bajos recursos, o en aquellas en las que el desempleo cierra el mentado círculo de miseria y analfabetismo.
¿Reforma del sistema o mejora en la calidad educativa?
Voces de diversos sectores de la política y la educación se hicieron oír al conocerse el resultado del estudio. En declaraciones al semanario Der Spiegel, la ministro federal de educación Edelgard Bulmahn (SPD) manifestó a los medios que “no podemos permitirnos abandonar a los niños y jóvenes más débiles. Debemos seguir trabajando para que las posibilidades de éxito escolar dejen de depender del origen étnico y social”.
El Sindicato de Educación y Ciencia pidió “más programas educativos para niños de hogares pobres y de inmigrantes”. Para la Federación Alemana de Docentes, el debate sobre un sistema educativo injusto es “totalmente erróneo”. “No es la proveniencia social la que decide el éxito escolar, sino la voluntad de aprender”, declaró su presidente, Josef Kraus. Mientras, la Federación para la Educación y la Formación criticó que “se forma a los maestros alemanes de acuerdo con el sistema prusiano de educación que distingue entre un nivel alto y uno bajo”. Según el sociólogo Michael Hartmann, “en más del 90 por ciento de los países participantes en el estudio PISA, los alumnos pasan a un nivel escolar superior recién luego del noveno o décimo año escolar, y no en el quinto, como en Alemania. Al contrario de lo que se cree, los alumnos sacan provecho de ello.”