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Berlinale: el viaje final interrumpido por las guerrillas

Camilo Toledo-Leyva
24 de febrero de 2024

Mezclando fantasía y realidad, la película colombiana “Yo vi tres luces negras” cuenta el viaje que emprende un hombre para que su alma descanse en paz en un lugar dominado por grupos armados.

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El actor Jesús María Mina y el director Santiago Lozano.
El actor Jesús María Mina y el director Santiago Lozano.Imagen: Stefanie Schmid Rincon

La historia de un adulto mayor que se sumerge en la selva colombiana para morir de una forma espiritual, pero se encuentra con grupos armados es la que presentó la cinta Yo vi tres luces negras, del director Santiago Lozano, en la sección Panorama, de la Berlinale, una categoría explicitamente queer, feminista y política del festival de cine alemán.

La trama gira en torno a José de los Santos, de 70 años, que vive en un pueblo de la costa del Pacífico colombiano y trabaja haciendo rituales funerarios, acompañando a moribundos y muertos en su camino hacia el descanso eterno. Su cercanía con el mundo espiritual la heredó de sus antepasados, quienes eran esclavos africanos llevados a Colombia. Un día se le aparece el fantasma de su hijo fallecido Pium Pium para advertirle sobre su muerte inminente.

Después de darle esa fatal noticia, Pium Pium le dice que no puede morir cerca de su casa porque quedaría atrapado en el purgatorio y que debe asegurarse de cruzar en paz al otro mundo. Decidido a hacerle caso a su hijo, José comienza su viaje final y se adentra en la selva para encontrar un lugar espiritual donde morir, pero la zona está controlada por grupos armados. En medio de la tensión en el lugar, José debe tratar de esquivar las balas para lograr su objetivo: que su alma descanse en paz.   

El "detonante” para crear la historia

En entrevista con DW, Lozano cuenta que la idea de desarrollar el guión para esta película surge en 2018, mientras realizaba un trabajo de investigación para el Ministerio de Cultura de Colombia, que estaba relacionado con la declaración de los rituales mortuorios y cantos de los funerales del Pacífico colombiano como Patrimonio Inmaterial de la Nación.

"Entre todas las entrevistas que realicé a personas que se dedicaban a esta tradición, un hombre me contó la historia de su maestro, quien le dijo hace años que le habían anunciado la muerte. El maestro tenía supuestamente un compromiso con las almas del purgatorio y un día le dijo a su alumno que se iba a la selva a encontrar el lugar de su propia muerte. Y a los pocos días, mediante un sueño, le mostró a su alumno el lugar donde estaba su cadáver”, recuerda Lozano. 

Esa experiencia fue el primer "detonante” para el cineasta colombiano, que en medio del intenso conflicto tras la firma de la paz entre las FARC y el gobierno colombiano, quiso entrelazar las disputas que tenían otros grupos armados por el territorio que abandonó la guerrilla más grande del país. "Pensé en qué pasaría si alguien como José, que tiene esa misión o practica rituales propios de sus descendientes en la selva, no lo puede hacer por la guerra intensa que existía ahí”, afirma el director de la coproducción entre Colombia, México, Alemania y Francia.

El legado afrocolombiano

En su búsqueda de información, Lozano se topó con las particularidades de lo que ha sido la "doble diáspora africana” en Colombia. "Tenemos la diáspora que llegó a América hace siglos, pero también está la diáspora que hubo después, de la región hacia el interior del país a causa del desplazamiento forzado”, dice.     

En ese sentido, la película también quiere mostrar la forma en que las comunidades que están en la selva han sido las principales víctimas de la guerra en el país sudamericano, quedando atrapadas en medio del fuego de los actores del conflicto. "Me parece muy interesante cómo la comunidad afrocolombiana de ese región ha encontrado a través de los años un mecanismo de resistencia y de libertad a través de la conservación de sus tradiciones, ancestralidad y rituales, tanto los de la muerte, como los de la vida”, destaca el director.

Con esa premisa entre la fantasía y la realidad, José, interpretado por el actor Jesús María Mina, sumergió al público de la Berlinale en la atmósfera de la selva y en las tensiones que hay en ella. Por su parte, Lozano se mostró entusiasmado de tener una tribuna como la que ofrece el festival de cine alemán. "Es la primera vez que participo aquí y lo que más me ha gustado es que el festival es muy dado al público, que tiene muchos espacios de proyección y ver una ciudad invadida por el cine", expresó.

(rr)