Beslán y "la terquedad de Putin"
3 de septiembre de 2004El rotativo holandés Volkskrant, de orientación socialdemócrata, escribe: “De los terroristas chechenos conocemos ya otras acciones espectaculares, pero ésta prueba que cada vez son más inmisericordes. Elegir una escuela como campo de batalla pone de manifiesto que cada vez les interesa menos el efecto de sus acciones en la opinión pública. Viven, de verdad, en un cosmos terrorista. Moscú instó, sorpresivamente, al Consejo de Seguridad a condenar el hecho. Y sucedió inmediatamente. No cabe esperar que la declaración unánime de Naciones Unidas impresione a los terroristas en Beslán. Pero quizá eso allane el camino a una mayor atención internacional al conflicto checheno, mismo que a Moscú, claramente, se le ha escapado de las manos.”
El periódico parisino Le Monde analiza: “En el Cáucaso como en los Balcanes todo el mundo pertenece a alguna minoría étnica, lo cual no facilita la búsqueda de soluciones civilizadas. Pero la política de Rusia desde la guerra de Chechenia, y sobre todo desde la toma de poder de Vladimir Putin en septiembre de 1999, ha hecho recrudecer la situación. La solidaridad en contra del terrorismo es una cosa; el apoyo a la política de un aprendiz de brujo es otra. Chirac y Schröder debieron pensar en ello antes de ofrecer su apoyo a Putin.”
Basler Zeitung, diario de Ginebra, opina: “Es en el odio donde se gestan hechos como el secuestro de Beslán. Y tan denostables son los crueles medios utilizados por los secuestradores, como legítimo es exigir que las tropas rusas abandonen Chechenia. Sería necesario, por lo menos, conversar acerca de un posible fin de la guerra. Incluso las negociaciones sobre una posible separación de Chechenia de la Federación Rusa deberían dejar de ser tabú […] Que el canciller alemán Gerhard Schröder –quien se erigió como apóstol de la paz durante la guerra contra Irak- haya declarado que él no ha detectado “irregularidades en las elecciones” no aporta mucho al diálogo en Chechenia. Pero también otros gobiernos, de París a Washington, han tratado a Putin siempre con guantes de seda.”
El periódico alemán Süddeutsche Zeitung de Múnich agrega: “”El credo del gobierno alemán en el caso checheno es: protestar en voz alta puede ser contraproducente, es mejor hacer presión a puerta cerrada. Ésa es, sin embargo, la política que su antecesor Helmut Kohl propagó y que Schröder y su ministro de Exteriores tanto criticaron. Schröder no explica en qué se basa la confianza que le tiene a Putin en el caso Chechenia. En todo caso, ninguno de los hechos pasados la acreditan.”
El diario conservador Svenka Dagbladet de Estocolmo opina: “Lo que ocurre en Beslán es terrorismo. Los chechenos tienen derecho a su soberanía, y sin embargo no existe un objetivo que justifique este ataque a inocentes. El hecho sólo dañará la causa chechena. La oposición se ha radicalizado y ha desplazado a las fuerzas más moderadas. La evolución que ha tenido esto, sin embargo, no es cosa del destino, sino el resultado de la terquedad del presidente ruso Vladimir Putin y de su poca disposición a negociar. La única esperanza de solución se centra en presionar a Rusia, cuando el mundo comprenda que Chechenia deambula al borde de un genocidio.”
El Guardian de Londres comenta: “Putin se ha manejado cuidadosamente al prometer que su objetivo principal es salvar la vida de los rehenes […] y que no tiene planes de asaltar la escuela. Pero las mismas promesas se hicieron poco antes del asalto al Teatro Dubrowka […] Putin tiene que sopesar bien cada decisión de su estrategia para finalizar este conflicto en Chechenia […] La cuenta, como siempre, se pagará con la vida de la población civil, en este caso la de Beslan.”