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Bhumibol: el "rey bueno" de Tailandia

13 de octubre de 2016

El rey tailandés Bhumibol Adulyadej, jefe de Estado desde 1946, murió a los 88 años. ¿Era un santo apolítico o la eminencia gris de la política? Los expertos discrepan sobre la influencia que ejerció realmente.

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El rey de Tailandia Bhumibol Adulyadej.
El difunto rey de Tailandia Bhumibol Adulyadej.Imagen: Getty Images/AFP/C. Archambault

La sociedad tailandesa está profundamente dividida. Con cierta regularidad, la presión de las calles o los golpes militares han derrumbado a varios gobiernos en el pasado. Hasta ahora, el único elemento unificador había sido la veneración del rey.

Muchos ciudadanos tailandeses consideraban a Bhumibol Adulyadej un santo y un garante de la unidad del país. El jefe de Estado también había sido el dignatario budista de mayor rango. Este jueves (13.10.2016), el rey Bhumibol murió a los 88 años de edad. La figura central de identificación de los tailandeses deja un gran vacío social.

Influenciado por Europa

Cuando Bhumibol asumió el trono en 1946, el poder de la casa real tailandesa casi se había extinguido. 14 años antes, funcionarios del gobierno y militares habían puesto fin a la monarquía absoluta mediante un golpe de Estado, reemplazándola por una monarquía constitucional. El poder del rey se limitó a tareas representativas.     

Después de la misteriosa muerte de su hermano Ananda, que fue encontrado en su dormitorio con un disparo en la cabeza, Bhumibol asumió el trono tailandés a los 18 años como rey Rama IX. Había pasado su infancia y adolescencia en Suiza, donde estudió francés, latín y alemán. Amaba el esquí y le apasionaban los coches rápidos y la música estadounidense. Al comienzo de su reinado conocía mejor Europa que su país nativo, Tailandia.

El asombroso asenso de Bhumibol

Tailandeses rezando por la salud del rey durante su estancia en el hospital.
Tailandeses rezando por la salud del rey durante su estancia en el hospital.Imagen: Reuters/C. Subprasom

Aún así, con ayuda de su corte, Bhumibol logró convertirse en la principal autoridad de su país. Para ello, apostó por la centenaria tradición del "buen soberano" o "dharmaraja". Un "dharmaraja" es un rey altruista que guía y reina a su pueblo de acuerdo con el código ético del budismo. El poder del rey se sustenta en su carisma y autoridad moral.

La estrategia fue exitosa, puesto que hasta hoy la sociedad tailandesa se apoya en tres pilares: nación, religión y rey. Las palabras del soberano muchas veces tienen más peso que las leyes.

Una y otra vez, Bhumibol intervino activamente en la política. En 1992, por ejemplo, obligó al primer ministro a reconciliarse con sus rivales tras la muerte de cientos de manifestantes. De ahí en adelante, Bhumibol ejerció su poder de forma indirecta.

Control total de la opinión pública

Con mucho esfuerzo y cuidado, se promovió hasta el cansancio la imagen altruista del dharmaraja. Para ello, el rey siempre contó con el apoyo de los príncipes de la familia real, el consejo real y el Ejército, con el que sostenía buenas relaciones. Además, las críticas al el rey y la casa real constituyen un delito de lesa majestad en Tailandia.

El príncipe heredero Maha Vajiralongkorn.
El príncipe heredero Maha Vajiralongkorn.Imagen: Getty Images/AFP/P. Kittiwongsakul

La casa real también jugó un importante papel en la economía del país. Con ayuda de la Oficina Real de Propiedad (CPB, por sus siglas en inglés), se hizo con el control de industrias claves como la producción de cemento. El CPB administra exitosamente las propiedades reales, de modo que la casa real tailandesa se ha convertido en una de las más ricas del mundo. No obstante, Bhomibol también impulsó una serie de proyectos de desarrollo, por ejemplo en la gestión del agua, que benefició a los sectores más pobres de la sociedad.

Beneficiándose de la división

Los críticos de Bhomibol lo acusaban de garantizar solo la unión simbólica del país. Las profundas divisiones de la sociedad tailandesa resultan de una mezcla insana de instituciones legitimadas  democráticamente, estructuras feudales y la intervención del Ejército en la política. El rey habría impulsado estas estructuras conflictivas para perpetuar su poder, dicen sus críticos. Según el biógrafo Paul M. Handley, Bhomobil desconfiaba del modelo de democracia occidental y del capitalismo.

Tras la muerte del rey, es dudoso que el próximo monarca tenga la misma fuerza integradora. El príncipe heredero Vajiralongkorn, de 62 años, no es muy popular en Tailandia.     

Autor: Rodion Ebbighausen