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China, caída de una estrella política

12 de abril de 2012

Un escándalo político conmueve a China: Bo Xilai, jefe del partido de Chongquing, pierde todos sus cargos; su esposa está acusada de asesinato. Antes del cambio de poder en otoño, el Partido llama a la unidad.

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Bo Xilai y su esposa, Gu Kailai.Imagen: dapd

Justo a once de la noche, hora de Pekín, el martes 11 de abril, la agencia de noticias Xinhua confirmó los rumores que corrían hacía días en la web. Bo Xilai, hasta mediados de febrero jefe del partido de la ciudad de Chongquin y la esperanza de los denominados “nuevos izquierdistas”, había perdido su puesto en el Politburó y en el Comité Central del partido comunista. Xilai había sido siempre un delfín de la casta poderosa por ser hijo de un famoso veterano de la revolución; no obstante, con esto su carrera política ha llegado al punto final.

A su esposa, Gu Kailai, se le acusa de haber asesinado al comerciante británico Neil Heywood en noviembre de 2011 debido a problemas de negocios. Heywood fue encontrado muerto en un hotel de Chongquin; el diagnóstico fue envenenamiento alcohólico. Fue incinerado rápidamente, sin autopsia.

Veneno, huida, arresto domiciliario

La relación de Gu Kailai con la muerte del Heywood, que contaba con 41 años de edad, parece cuadrar perfectamente en la larga relación del estadounidense con la familia Xilai y en un enmarañado mosaico de hechos.

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Neil Heywood, comerciante británico encontrado muerto en un hotel de Chongquin.Imagen: Reuters

A comienzos de febrero Wang Lijun, presidente de la Policía de Chongquing, es despedido sin motivos; supuestamente había tenido una discusión con Bo Xilai. Los subalternos de Wang dicen que Wang habló de veneno en la muerte del británico y les aconsejó no firmar el informe afirmando que había muerto por exceso de alcohol.

Después de la desaparición de algunos de sus colaboradores más cercanos, Wang huye y busca refugio en el consulado de Estados Unidos, a 300 kilómetros. La policía rodea el consulado. Con ello, la atención internacional está garantizada en desmedro del círculo gobernante de Pekín. Poco después, Wang Lijun abandona el consulado, supuestamente por voluntad propia; funcionarios de Pekín lo escoltan hasta la capital. Entretanto, se le acusa de traición.

En marzo tiene lugar el Congreso Nacional Popular; la sesión anual del parlamento transcurre sin incidentes. Fue la última aparición pública de Bo Xilai; apenas terminado el encuentro, el 16 de marzo, es destituido de su cargo sin mediar explicaciones. Desde ese día, el que fuera una estrella política está bajo arresto domiciliario. Y la discusión en torno a las luchas de poder va subiendo de tono.

Lucha por el poder

Bo Xilai siempre se esmeró por subir hasta el centro del poder de China, el Buró Político del partido comunista. En el XVIII Congreso del partido había nueve nuevos puestos y todas las fracciones estaban interesadas en ejercer todo su poder para acceder al máximo gremio chino.

Bo Xilai, el delfín, el "príncipe" político, era también representante de una llamada nueva izquierda. Su objetivo era combatir el abismo entre pobres y ricos y la creciente corrupción con más estructuras estatales y más control, sin cortar el nexo con la herencia revolucionaria.

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Bo Xilai, en 2007 cuando era ministro de ComercioImagen: AP

Así, la publicidad desapareció de la televisión de Chongquing; volvieron a escucharse canciones revolucionarias de la era de Mao. Lanzó una campaña anticorrupción durante la cual miles de personas fueron condenadas, algunas docenas ejecutadas.

Del otro lado se encuentran las fuerzas liberales del primer ministro chino Wen Jiabao. Quieren reformas para el país, menos Estado más Derecho. Hace poco, Wen se pronunció a favor de romper el monopolio de los bancos estatales, Según Willy Lam, politólogo especializado en China, se trata de una clásica lucha por el poder disfrazada de unidad. “Es de interés de todas las fracciones”, dijo Lam a DW; “apenas entenderemos el cambalache y las intrigas cuando sepamos la estructura del nuevo Politburó”, concluyó.

Más censura después del escándalo

La prensa china, de corte gubernamental, hace llamados a la unidad y a seguir la línea del secretario general del Partido, Hu Jintao. Es un indicio de que el bien más escaso en este momento es, precisamente, la unidad; de las redes sociales y los blogs deben desaparecer las molestias. En el noticiero más importante del canal nacional CCTV, tres jefes de portales online prometieron esforzarse por minimizar los “rumores”. Desde el miércoles 11 de abril, los buscadores ya no encuentran en los servicios de noticias los nombres de Bo Xilai y de esposa Gu Kailai.

Autor: Matthias von Hein (mb)
Editor: Pablo Kummetz