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Bolsonaro corteja y Trump se hace rogar

19 de marzo de 2019

La proximidad ideológica entre Donald Trump y Jair Bolsonaro no es suficiente para un acercamiento entre Brasil y Estados Unidos. Esto es una buena noticia para el mundo, opina Astrid Prange de Oliveira.

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USA Washington - President Trump trifft auf Jair Bolsonaro
Imagen: Reuters/C. Barria

¿Podría ser este encuentro el comienzo de una gran amistad entre le presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo brasileño, Jair Bolsonaro? ¿Acaso Trump descubre su amor por el país más grande de América del Sur?

El presidente de Brasil ha estado coqueteando con la Casa Blanca desde hace algún tiempo. Sin embargo, después del encuentro con Trump quedó claro: no hubo química entre ambos. 

Pero algo es algo: Bolsonaro firmó un acuerdo con Estados Unidos para operar conjuntamente la base militar en Alcántara, Brasil. Sin embargo, el acuerdo que genera millones de ingresos para Brasil, aún no ha sido ratificado por el Congreso brasileño. Además, Bolsonaro persuadió a Trump para que declarara públicamente su apoyo a la inclusión de Brasil en el club de los países industrializados, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

El papagayo de Trump

No, los resultados de este encuentro no son impresionantes. Sin embargo, ¿por qué debería entusiasmarse Donald Trump por su admirador brasileño? ¿Por repetir como un papagayo sus frases vacías? ¿Porque, al igual que Trump, despotrica contra los acuerdos para frenar el cambio climático y contra la globalización? ¿Porque se apresura y twitear tanto como él?

Kommentarbild Astrid Prange
Astrid Prange de Oliveira, columnista DWImagen: DW/P. Böll

Bolsonaro parece haber notado que sus intentos de coqueteo en la Casa Blanca no dieron más fruto que una palmada en la espalda y palabras alentadoras. Por lo tanto, aprovechó la oportunidad para reunirse brevemente con el ex estratega jefe de la Casa Blanca, Steve Bannon.

Ese pequeño resbalón no le importará mucho a Trump. El presidente estadounidense ya se ha enamorado desde hace tiempo de otro político sudamericano: durante meses ha estado derrochando elogios para el autoproclamado presidente interino venezolano, Juan Guaidó.

Tweets en vez de hechos

Es una lección amarga para Bolsonaro, ya que había hecho todo lo posible para ganarse el afecto de Trump. Tras asumir su cargo en enero de 2019, anunció que trasladaría la embajada brasileña en Israel de Tel Aviv a Jerusalén. También quería retirarse del Pacto de las Naciones Unidas sobre Migración y del Acuerdo de París sobre el Clima. Durante su visita a EE.UU., anunció que eliminaría el requisito de visado para ciudadanos estadounidenses.

Con excepción de la última medida, los anuncios resultaron ser promesas vacías. Bolsonaro y su ministro de Asuntos Exteriores, Ernesto Araújo, tuvieron que tomar nota de que una embajada brasileña en Jerusalén podría significar el fin del lucrativo comercio de carne "halal" con el mundo árabe. Y que una retirada del acuerdo de París sobre el clima conduciría a la ruptura de las negociaciones sobre un acuerdo de libre comercio entre la UE y el Mercosur.

La supuesta amistad y cercanía entre Washington y Brasilia es una ilusión. La solidaridad ideológica mostrada por Trump y Bolsonaro no puede ocultar el hecho de que los intereses comunes de los dos países son muy limitados.

Venezuela

Venezuela es un buen ejemplo. A pesar de que Trump y Bolonaro hagan gala de su odio hacia el "socialismo del siglo XXII" y quieran deshacerse de Maduro, no consiguen llegar a una estrategia común. El apoyo a una posible intervención militar en Venezuela es un tabú para Bolsonaro. Precisamente los numerosos militares en su propio gobierno nunca permitirían tal aventura.

Otro tema espinoso es China. ¿Por qué debería Brasil participar en la campaña estadounidense contra China, si eso podría afectar las relaciones con su mayor socio comercial? Brasil exporta más del doble de mercancías a China que a los Estados Unidos.

Y finalmente existen también divergencias en el libre comercio. Estados Unidos ha firmado un acuerdo de libre comercio con once países latinoamericanos y Brasil no es uno de ellos. La razón: Las gamas de productos de los dos países no se complementan. Por el contrario, compiten en el mercado mundial en la producción de carne, soja, maíz y automóviles.

"America first" y "Brasil por encima de todo". Los enemigos de la globalización confían en el nacionalismo, en lugar de la cooperación internacional. Su ceguera ideológica conduce a un callejón sin salida en la política exterior. Esta es una buena noticia para la comunidad internacional. Porque los dos populistas de derecha se estrellaron contra la compleja realidad.

(gg/er)

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