Brasil: urgente reforma energética

En cualquier economía el sector energético ocupa un lugar destacado como elemento estratégico para el potencial de crecimiento económico y la inserción internacional. Según el Dresdner Bank Lateinamerika (DBLA), tanto Argentina como México son ejemplos de políticas energéticas mal conducidas.

Ahora, los expertos de la entidad financiera con sede en la ciudad alemana de Hamburgo recomiendan que Brasil lleve adelante su plan de reformas en este sector, que debe verse en su relación con otros pilares de la infraestructura nacional, como las carreteras y los puertos. Asimismo un sector energético sólido contribuye a mejorar la imagen externa del país, un elemento importante para la atracción de capital productivo extranjero.

Nuevo modelo

Las autoridades brasileñas están ahora implementando el modelo desarrollado en julio del 2003 por el gobierno del Presidente Lula. A rasgos generales se trata de establecer un reglamento claro y un mayor grado de transparencia en el mercado eléctrico. La meta es la reducción del riesgo en este sector para volverlo más atractivo para inversiones privadas asimismo se quieren potenciar las capacidades para garantizar un mejor suministro energético, tomando en consideración la necesidad de tarifas bajas y el acceso a la electricidad por los consumidores finales.

Los economistas del DBLA hacen eco del temor que la reforma pueda incrementar el grado de regulación en este ámbito de la economía. Se trata de un conjunto de 17 reglamentos fundamentales que entrarán vigor por medio de promulgaciones, decretos y resoluciones en los próximos meses y años y que representan un factor de incertidumbre para potenciales inversores privados.

Temor al poder político

Asimismo se teme que una tendencia hacia la centralización de la gestión en el ministerio de la Energía pueda traducirse en una politización del sector eléctrico, impidiendo que las reglas establecidas se mantengan en el caso de un cambio del signo político del siguiente gobierno brasileño.

El éxito del modelo brasileño, vital para la principal economía latinoamericana y en consecuencia para el resto de la región, radica según los expertos en la credibilidad de la política final y de la estabilidad de las reglas que se establezcan. Por ello los analistas no atreven a emitir un dictamen sin antes saber cómo actuará el gobierno a lo largo de este proceso.

Confianza en Lula

El proceso de reformas, iniciado el 16 de marzo del 2004 no puede describirse como hostil al mercado. Después de todo, Brasil no es una excepción si se considera que a nivel internacional el sector eléctrico está altamente reglamentado. Los detalles que se están resolviendo en estos primeros meses, deberán superar la prueba de pode funcionar en la realidad.

En este sentido, el DBLA, al igual que el mundo económico y financiero internacional, confía en las políticas económicas del Presidente Lula. Lejos de los temores que despertaba este ex líder sindical antes de asumir la presidencia de Brasil, todos parecen apostar a que las relaciones económicas serán excluidas de reivindicaciones sociales.