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A clubes en manos de aficionados les va mejor en Alemania

Daniel Martínez22 de febrero de 2014

Leverkusen y Wolfsburgo, los únicos dos equipos de la Bundesliga que son propiedad de empresas privadas, no gozan de mucho éxito, ni deportivo ni financiero. Se les tiene por lejanos de las emociones de los aficionados.

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Imagen: Getty Images

El pasado 14 de septiembre se cumplió la quinta fecha de la actual temporada de la Bundesliga. En uno de los partidos jugaban Leverkusen, entonces tercero de la clasificación, contra el Wolfsburgo, octavo. Dos de los más poderosos clubes alemanes se enfrentaron entre sí, pero a la afición local esto le interesó poco, o más bien nada. La cuota oficial de televidentes que siguieron el juego fue de 0,00 según los datos de la cadena Sky, dueña de los derechos de transmisión de la Bundesliga.

Este fin de semana los clubes propiedad de consorcios alemanes, Volkswagen (Wolfsburgo), y Bayer (Leverkusen) se vuelven a enfrentar en el que es -de acuerdo a los datos recopilados en los últimos años- el partido menos atractivo de la Bundesliga. El promedio de televidentes es de apenas 5.000 personas, algo que se mantiene constante y solo en una ocasión subió a 470.000, el 11 de noviembre del 2012, cuando los receptores del canal por cable amantes del fútbol solo tenía ese partido en la programación.

La “despersonalización” de los clubes

Leverkusen no ha podido ganar hasta ahora ningún título de la Bundesliga pese al respaldo de la multinacional Bayer.
Leverkusen no ha podido ganar hasta ahora ningún título de la Bundesliga pese al respaldo de la multinacional Bayer.Imagen: Getty Images

Las mediciones de audiencia reflejan el grado de interés del público en dos equipos que por su condición especial de pertenecerle a empresas privadas despiertan la suspicacia de los aficionados, que en Alemania están acostumbrados a apoyar a un equipo que es suyo, del que son socios, y al que tradicionalmente han estado vinculados a lo largo de muchos años.

Los hinchas consideran a Leverkusen y Wolfsburgo “clubes sin raíces populares”, una categoría en la que también se encuentran el Hoffenheim (sustentado con el dinero del fundador la firma de informática SAP, Dietmar Hopp), y el RB Leipzig (club de la tercera división financiado por la marca de bebidas energéticas austriaca Red Bull). Estos son los cuatro ejemplos más citados en la Bundesliga cuando se habla de la “despersonalización” de los clubes, y su distancia con los aficionados de verdad.

Leverkusen nació como una dependencia del club deportivo de los empleados de la firma Bayer que apenas en 1999 tomaría la forma con la que se le conoce actualmente. Esta historia es similar a la del Wolfsburgo, que empezó en 1945 como parte de las actividades recreativas de los trabajadores de la Volkswagen hasta que en el 2001 consolidó su carácter moderno como club de fútbol profesional.

Historia sin éxitos, pero con recursos

Como es de esperar, el hecho de pertenecerle a dos de las marcas alemanes más poderosas en la economía mundial le ha permitido a ambos equipos contar con suficientes recursos de inversión, y la tranquilidad de saber que estos siempre tendrán dinero a la mano cuando lo necesiten. Leverkusen y Wolfsburgo, en materia de presupuestos, están libres de preocupaciones.

Esto, sin embargo, no es garantía de éxitos. Deportivamente, el Wolfsburgo apenas ha saboreado el triunfo en una ocasión, en la temporada 2008/2009 cuando salió campeón de la Bundesliga bajo la conducción del entrenador Felix Magath. En los demás 16 campeonatos alemanes que ha disputado nunca ha ocupado una posición mejor a la quinta

Un balance no muy diferente presenta el Leverkusen: cero títulos en la Bundesliga, uno en la Copa Alemana (1993). El sarcástico apelativo de “Vicekusen” que se la ha dado al equipo ha hecho carrera en Alemania motivado por los segundos lugares ocupados en la Champions League (2002), la Bundesliga (1997, 1999, 2000, 2002, 2011), la Copa (2002, 2009), y la Supercopa (1993).

Las empresas, hasta ahora, han demostrado en la Bundesliga que los suyo no es el fútbol. Por el contrario, los clubes puramente futbolísticos, prueban temporada tras temporada estar en capacidad de convertirse en grandes empresas. Basta ver los casos del Bayern, el club financieramente más poderoso del mundo, o el Dortmund, exitosamente presente con acciones suyas en la bolsa de valores de Alemania.