¿Cabe el optimismo en Bali?
4 de diciembre de 2007Para frenar el cambio climático o, por lo menos, paliar en algo las catástrofes que se avecinan hay tanto por hacer y el asunto tiene tantas aristas, que la Conferencia sobre el Clima que tiene lugar en Bali ha puesto su listón bastante bajo. Así, el anuncio de los representantes de China, que aceptan que se acuerden topes de emisión, y el del flamante primer ministro australiano, que ratificará el Protocolo de Kyoto, se evalúan ya como primeros éxitos de la Conferencia.
¿Servir a Dios y al Diablo?
Australia y Estados Unidos fueron hasta ayer los únicos países industrializados que no habían ratificado el Protocolo de Kyoto. El primero es el mayor exportador de carbón, en cuya quema se genera uno de los principales gases nocivos para la atmósfera acelerando el cambio climático. Sin embargo, Australia pretende seguirse beneficiando de la creciente necesidad energética del mercado asiático y apuesta –según las últimas declaraciones en Bali- por invertir en la investigación de centrales que produzcan energía a base de “carbón limpio”. Esto consiste en que las emisiones de CO2 sean filtradas por la tierra, reduciéndose entre un 80 y 90 por ciento antes de su entrada a la atmósfera.
Entre el negocio del carbón y el cambio climático
El carbón ha sido al lado del petróleo la principal fuente de energía del siglo XX y, a pesar de toda la discusión acerca de las emisiones, “los combustibles fósiles seguirán siendo el motor del crecimiento económico”, recalcó el secretario ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Ivo de Boer, quien apoya la propuesta estadounidense de investigar nuevas tecnologías para la utilización de los combustibles fósiles. “La demanda de carbón subirá en los próximos 20 años un 70 por ciento”, afirmó. Y son países como India y China los que tienen las mayores reservas, así que “no es realista pensar que no vayan a explotar esos recursos”, aceptó.
Y es que muchos países no ven alternativa al carbón. China, con sus 2.400 millones de toneladas anuales, y Estados Unidos, con 990 millones, son los mayores “pecadores” en la lista en las naciones contaminantes y poco inclinadas a reducir emisiones. En tercer puesto en extracción de carbón está India, el tercer pecador de la lista. Es más, según diversos cálculos, la extracción y el consumo se duplicará hasta el año 2030. No extraña, entonces, que Estados Unidos insista en la formulación de que la protección efectiva del clima no sólo tiene que tener en cuenta la ecología, sino también el desarrollo económico sustentable.
De lo imperioso de tomar medidas realistas hablan, por su parte, los representantes de la industria del carbón en Alemania, país que –a pesar de todo el liderazgo en reducción de emisiones con el que se adorna- pronto contará con 26 centrales energéticas nuevas, de carbón. Por otro lado, así argumentan las organizaciones ecologistas, el carbón limpio es un mito y toda la inversión destinada a la investigación de su producción, inútil. Apostar por las energías renovables es lo que proponen estas organizaciones, entre ellas Greenpeace y la Unión para el Medio Ambiente y la Naturaleza (Bund).
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Algunas posturas en Bali
“Es evidente”, así declaró De Boer en Bali, “que tendremos que seguir utilizando combustibles fósiles por algún tiempo. Se requiere de acción en el Norte para el crecimiento de energías limpias en el Sur”. A esto se contraponen las declaraciones Sudha Mahlingam, experto en energía que representando los intereses de la India recalcó: “No sirve decirle a la gente: sus chozas permanecerán sin luz para que puedan respirar aire puro”, hay que ofrecerles alternativas.
Fondos para conservar los pulmones del planeta
En este sentido también argumentan Brasil e Indonesia, países que ocupan el tercero y cuarto lugar en la lista de contaminadores debido a la tala de áreas selváticas. A cambio de conservar los “pulmones del planeta”, el primero exige de Estados Unidos y Europa fondos especiales para conservar su Amazonía, pero se opone a una internacionalización de ella. Indonesia, por su parte, quiere que la protección de las selvas se incluya y catalogue como su contribución contra el cambio climático.
Por otro lado, la organización ecologista World Wide Fund (WWF), cuyos objetivo primordial es la protección de la naturaleza, exigió por su parte un compromiso unilateral de los países industrializados para bajar en cifras concretas sus emisiones. “Los países ricos pueden demostrar que van en serio si aceptan, unilateralmente, en Bali una reducción de las emisiones de al menos un 30 por ciento hasta 2020', afirmó Stephan Singer, experto del WWF.
No puede haber acción unilateral
La postura del WWF es un dardo dirigido a Estados Unidos, país que aceptaría topes de emisión si los países en vías de desarrollo también lo hacen y al mismo ritmo que los industrializados. Su argumentación se sustenta en un estudio del Center for Global Development, una organización de protección al medio ambiente estadounidense, que concluye, entre otras cosas que, independientemente de lo que emitan o dejen de emitir los países industrializados, en caso de que las economías emergentes sigan emitiendo como hasta el momento y los países en vías de desarrollo mantengan el ritmo de sus talas “la catástrofe llegará antes de que estos países alcancen el nivel de los industrializados”.
En este complejo entramado de intereses y urgencias medioambientales, se entiende lo bajo que está colocado el listón de Bali. Comprensible es, entonces, que las declaraciones de China y Australia, que son las primeras que denotan un ligero cambio en el curso que han llevado hasta ahora, se tomen como primeros, aunque modestos, éxitos de la Conferencia sobre el cambio climático.