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¿Cae Alemania en desgracia en Cercano Oriente?

José Ospina Valencia11 de abril de 2007

Un proceso en Beirut contra un sindicado de terrorismo en Alemania y la presencia de la Marina germana apostada frente a costas libanesas tras la última guerra israelo-libanesa ponen a Berlín en la mira de radicales.

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Angela Merkel y el primer ministro libanés Fuad Saniora en Beirut.Imagen: AP

Alemania parece perder poco a poco la imagen de país “no involucrado” en los complejos conflictos del Cercano Oriente. El gobierno de Berlín ya se ha visto obligado a elevar las medidas de seguridad de sus funcionarios diplomáticos en el Líbano y emitió incluso una alarma de seguridad para viajeros, cuya lectura es entendida como una “prohibición a nacionales de entrar a ciertas zonas sunitas”.

La apertura en Beirut del juicio contra el joven libanés Dschihad Hamad, sindicado, junto con Youssef Mohamed al-Hajdib (preso en Alemania), de intentar volar dos trenes de pasajeros en verano de 2006 en Alemania, ha aumentado, según las autoridades alemanas, el riesgo de secuestro de ciudadanos alemanes en el Cercano Oriente, sobre todo en el Líbano.

Pero no sólo el proceso contra un estudiante terrorista inspirado por Al Kaida, iniciado en Beirut y suspendido hasta este 18 de abril, aumenta el enojo de islamistas en el Líbano contra la política del gobierno de Angela Merkel, observa una comunicación emitida recientemente por la embajada alemana en Beirut.

Ambiente hostil

Es más, la contribución alemana a las tropas de protección de Naciones Unidas (Unifil), “ha generado (en el Líbano) una postura hostil frente a Alemania y sus nacionales allí residentes”. A pesar de que representantes chiítas de la oposición libanesa dirigida por Hizbolá han descartado públicamente ataques contra ciudadanos alemanes, su crítica al gobierno alemán no da lugar a equívocos:

“Sería mejor que Alemania abandonara el papel de subalterno de Estados Unidos en la región”, dijo a la revista alemana Der Spiegel Khodr Nur al-Din, miembro del consejo político del Partido de Dios. “Durante la guerra (entre el Líbano e Israel) el gobierno de alemán apoyó a Israel y una vez terminada, la canciller Merkel declaró que la armada alemana protege la existencia del Estado israelí. Lo contrario hubiera sido lo correcto”, advierte Khodr Nur al-Din.

También el principal aliado cristiano de Hizbolá, Michel Aoun, presidente del Movimiento Patriótico Libre (MPL), ve con escepticismo el apoyo alemán al gobierno del primer ministro Fuad Siniora. “Berlín no debiera respaldar al Gobierno de Siniora porque ha cometido grandes errores en detrimento del país”, dijo también a Spiegel Aoun, ex comandante de las tropas libanesas,

En arenas movedizas

Un contingente de unos mil soldados del Bundeswehr, FFAA de Alemania, se encuentra emplazado desde octubre de 2006 frente a las costas libanesas con la misión de impedir el tráfico de armas destinadas a las milicias Hizbiolá.

En este escenario, Alemania se ve cada vez más arrastrada hacia las disputas internas de Líbano, en donde la oposición presume que las milicias pro gubernamentales de Geagea y Dchumblatt se están rearmando y Unifil estaría dejando pasar esas armas como “legales”.

Acusaciones que bien podrían degenerar en abierta hostilidad de Hizbolá contra los 12.000 integrantes de la misión Unifil de Naciones Unidas que, en efecto, reportan “nerviosismo en la tropa” por la probabilidad de que sean atacados con torpedos suicidas, cohetes y botes a control remoto. Ya en enero de este año la fuerza naval alemana tuvo que cancelar una operación debido a una impredecible escalada de violencia en el Líbano.

Garantía de paz se convierte en garantía de disgusto

La presencia de una docena de agentes alemanes de policía y fronteras en Beirut despierta también recelo entre radicales islamistas que ven en ellos “la semilla de un fuerza internacional a instalarse en la frontera sirio-libanesa”. Dichos funcionarios fueron enviados al aeropuerto de Beirut como condición de Israel para levantar el bloqueo marítimo y aéreo al que sometió al Líbano durante y después de la guerra en 2006.

En ese marco, las cosas no pintan bien para la política alemana de apoyo a Israel, aún menos cuando el mismo gobierno de Siniora que Berlín respalda, pierde cada vez más adeptos, adentro y afuera del Líbano.