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Muros y vecinos protegen contra las inundaciones del Danubio

Bob Berwyn
8 de mayo de 2018

Los habitantes de una ciudad austríaca propensa a las inundaciones unen fuerzas para combatir las condiciones meteorológicas extremas. Los expertos afirman que los lazos comunitarios protegen a las personas.

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Melk, Donau-Hochwasser in Österreich
Imagen: Herwig Türk

Herwig Türk tenía 11 años en la primavera de 1975 cuando se mudó a su casa de Melk, en Austria. Uno de sus primeros recuerdos es sobre las secuelas de una inundación. Al ver la gruesa capa de lodo, que bloqueaba la puerta de su nueva casa, se cuestionó la elección de su madre para un nuevo hogar.

"Recuerdo haber pensado ¿por qué alguien querría vivir en un lugar donde crece el agua? Pero 43 años después sigo aquí”, cuenta a DW.

Durante ese tiempo, la ciudad ha vivido repetidas inundaciones, incluyendo dos crecidas de "una vez en un siglo” con sólo 11 años de diferencia, en 2002 y 2013. Un incremento de inundaciones locales extremas puede ser una coincidencia estadística, pero hay una tendencia mundial hacia un clima cada vez más extremo.

La historia de cómo Türk y su vecindario se han adaptado a las inundaciones es también una lección para otras comunidades que se preparan para futuros acontecimientos similares. Un enfoque de base para fortalecer los lazos comunitarios y mejorar la confianza y la comunicación es una de las formas más efectivas de proteger a las comunidades de los efectos del cambio climático, según los expertos.

Un hombre señala un muro en Melk, Austria.
Herwig Türk, residente de la Fischergasse, señala un indicador que instaló y que muestra el pico de la crecida del Danubio en 2002, cerca de la entrada de su casa.Imagen: Bob Berwyn

Clima cambiante

En Europa, el cambio climático podría estar alterando el comportamiento característico del curso de una tormenta, que aporta humedad mediterránea y atlántica al drenaje del Danubio, según Günter Plöschl, hidrólogo de la Universidad Técnica de Viena.

"No ha aumentado la frecuencia de estos eventos, pero sí la intensidad de las fuertes lluvias durante los mismos”, dice Plöschl a DW.

La inundación del siglo, que tuvo lugar en 2002, se produjo durante un patrón meteorológico de este tipo, que inundó enormes franjas de Europa central, incluido el valle del Danubio. En Passau, en la frontera germano-austríaca, fue una inundación de 500 años. Y en Melk, el único escape de Türk fue a través de una ventana del piso superior de su casa para ser rescatado en barco.

En 2005, unas condiciones climáticas similares provocaron inundaciones a lo largo del Danubio, mientras que en Portugal se produjeron incendios forestales. Entre ambas inundaciones, una ola de calor extremo y generalizado acabó con la vida de unas 70.000 personas en 2003.

Los expertos en climatología comenzaron entonces a advertir que la mayor amenaza del calentamiento global podría no ser el aumento constante de las temperaturas globales, sino los acontecimientos meteorológicos extremos inesperados y peligrosos, que amenazan la vida, advertencias que han aumentado en los últimos diez años.

Residentes en la ciudad de Melk, Austria.
Cada año, un grupo de resiliencia a las inundaciones de Melk, en Austria, celebra un festival callejero en la Fischergasse, cuyas ganancias se destinan a una causa local, incluyendo a los supervivientes de las inundaciones.Imagen: Herwig Türk

¿Adónde va el agua?

Justo debajo de la imponente abadía barroca de Melk, una escultura de acero modernista documenta los niveles de inundación desde tiempos inmemoriables. Está diseñado de tal manera que el visitante tiene que mirar hacia arriba e imaginar que el agua está a cuatro, siete o diez metros (13-33 pies) por encima de él. El monumento se encuentra directamente sobre un enorme sistema de bombeo de aguas fluviales, construido como medida de adaptación después de la inundación de 2002.

Türk pudo salvar la mayoría de sus objetos de valor del piso inferior de su casa antes de la inundación. Los pronósticos predijeron el peligro con días de antelación. Inmediatamente después de las inundaciones, Türk se centró en ayudar a sus vecinos en la reconstrucción.

"Pensamos que el agua llegaría primero aquí, porque es el punto más bajo de Melk”, explica Türk, refiriéndose a su calle, la Fischergasse. "Pero los caminos del agua son impredecibles”.

Tras la inundación de 2002, Melk comenzó a trabajar en un plan de protección de la comunidad, incluyendo un muro de contención. La proliferación de tales medidas generó preocupación por las inundaciones río abajo, pero según Plöschl el volumen de agua desviada por estructuras defensivas es tan pequeño que no aumenta las inundaciones en otros lugares, aunque sí acelera el flujo.

Un residente de la ciudad de Melk frente a un ordenador.
Herwig Türk, residente de Melk y superviviente de las inundaciones, muestra fotos históricas de inundaciones en su vecindario cerca del Danubio.Imagen: Bob Berwyn

Resiliencia social

Trabajando con los supervivientes de las inundaciones, Türk se dio cuenta de que la comunidad necesitaba algo más que un muro físico. Fundó una organización local para ayudar tanto a los arraigados como a los recién llegados a prepararse frente a las consecuencias de las inundaciones.

El grupo vecinal se ha convertido en una organización formal, la Interessengemeinschaft Hochwasserschutz (Comunidad de Intereses para la Protección contra las Inundaciones), que cada año celebra una fiesta callejera para celebrar la capacidad de recuperación y adaptación de la Fischergasse. Los fondos recaudados se destinan a una causa diferente cada año, incluyendo a los supervivientes de las inundaciones.

El aspecto social de la resiliencia de la comunidad puede ser un factor decisivo cuando se produce una catástrofe. El año pasado, los investigadores publicaron un estudio que comparaba las aldeas japonesas, que sufrieron impactos similares a los del tsunami y terremoto de 2011. Encontraron que las tasas de supervivencia eran significativamente mayores en comunidades con fuertes lazos sociales y altos niveles de confianza e interacción.

Según Maarten van Aalst, director del Centro de Climatología de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, los grupos comunitarios también desempeñan un papel importante en la gestión del riesgo.

"Una mejor gestión del riesgo puede requerir decisiones difíciles, y esas decisiones deben ser apoyadas por las comunidades afectadas, tanto durante la propia inundación, si se da el caso, como en las intervenciones, tales como cambios en el uso de la tierra, en la construcción de infraestructura protectora o en soluciones ecológicas con efectos similares”, explica van Aalst a DW. "Este tipo de iniciativas locales son clave para establecer esos vínculos”, añade.

En Melk, los vecinos discutieron durante años sobre el nuevo muro de contención, incluyendo los posibles riesgos en caso de fallo de la estructura, según el miembro del ayuntamiento de Melk y bombero voluntario de toda la vida, Patrick Strobl.

Inundaciones en una calle de Melk, Austria.
Las bombas luchan para mantener las aguas de la crecida de Melk durante la inundación del Danubio de 2013. Imagen: Herwig Türk

Cuando regresan las inundaciones

Casas como la de Türk, en la Fischergasse, han sobrevivido durante siglos a las subidas y bajadas de las aguas del Danubio. Aún así, nunca han estado expuestas al tipo de fuerzas que se desatarían si se derrumbara el muro de contención, liberando un aluvión de agua en el vecindario de una sola vez, según Strobl. Para evitarlo, el bombero ha trabajado en la mejora de los planes de evacuación y de los sistemas de alerta.

La construcción del muro de protección comenzó en la primavera de 2013, con lo que Türk pensó que estaría a salvo del agua. Pero en medio del proyecto, se desarrolló un patrón meteorológico inusualmente estancado, que parece estar relacionado con el calentamiento global. Bombeó cantidades récord de lluvia en la región del Danubio y el río se desbordó de nuevo, inundando la zona de construcción, así como la casa de Türk.

A día de hoy, la pared está terminada, pero ¿aguantará durante la próxima inundación? Sólo el tiempo lo dirá.

"Cuando las cosas se ponen tan extremas como en 2013, uno se replantea si debería quedarse”, confiesa Türk. "Las gruesas paredes de estas casas tardan al menos diez años en secarse por completo. La próxima inundación lo pondrá a prueba. Ya veremos. Si es una inundación de milenio, el muro probablemente no será suficiente”, teme.

Autor: Bob Berwyn (AR/VT)

 

 

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