Canela en la Berlinale
18 de febrero de 2012
El Museo Martin Gropius Bau, donde se exhibieron las 17 cintas seleccionadas en la sección de Cine Culinario de la Berlinale, se llenó de niños para la exhibición del primer largometraje del cineasta mexicano Jordi Mariscal, que aborda a través de la relación entre Doña Tere (Ana Martin) y su nieta María (Isabel Yudice), las tradiciones culinarias mexicanas, amenazadas por las nuevas tendencias que pretenden hacerla más ligera y baja en calorías.
Después de que la cinta “Como agua para chocolate”, basada en la novela del mismo nombre de Laura Esquivel, llevara al gran público a la cocina mexicana, veinte años después vuelve a hacerlo “Canela”, aunque visto desde la perspectiva inocente de una niña que ha perdido a su madre y heredado de ella y de su abuela el gusto por la cocina.
“Los niños que vinieron al estreno se rieron, se divirtieron e incluso lloraron y eso es lo que más satisfacción me da”, dijo el cineasta Jordi Mariscal, en conversación con DW. El realizador y coautor del guion, junto con Marilú Acosta, reconoció que a él mismo le gusta cocinar y eligió este tema para volver a trabajar con niños. “Todos seguimos siendo un poco niños y es nuestra elección si queremos jugar como lo hacen ellos” dijo.
Otra cara de México
La cinta, filmada en el Centro Histórico de la ciudad de México, muestra edificios coloniales y plazas tranquilas que recuerdan a una ciudad de provincia como Puebla o Oaxaca, ambas ricas en tradiciones culinarias. El cineasta pensó inicialmente en esas dos ciudades. “Quería mostrar ese lado plácido de nuestro país que todavía existe. Las noticias que se escuchan sobre México en el resto del mundo son una parte de la realidad, pero una mucho más grande es este otro México donde la gente vive y trabaja todos los días, tiene momentos de alegría y de tristeza”.
La película aborda la rivalidad entre dos cocineras que representan, una a la cocina tradicional mexicana y la otra, a las nuevas tendencias de moda. La lucha se convierte en una competencia de moles, el platillo tradicional mexicano que contiene una gran diversidad de chiles, especias, ajo, chocolate y canela. Pero en pugna están clanes familiares, amistades y secretos culinarios.
El director del festival de cine de Berlín, Dieter Kosslick, que llegó para la exhibición de la cinta, advirtió sobre el peligro de que se pierdan las tradiciones culinarias mexicanas, cuando ya no lleguen a futuras generaciones. “Si recordamos que en México había 14 distintos tipos de maíz y ahora sólo quedan cuatro, es de temer que pronto quede sólo el maíz Monsanto”, dijo Kosslick aludiendo al maíz genéticamente manipulado que vende la trasnacional al país adonde ha viajado muchas veces buscando películas mexicanas y donde le gusta comer tortillas de maíz azul.
Invitado a otros festivales
El largometraje producido por La Casa de Cine y concluido apenas hace dos meses fue exhibido en el Mercado Europeo de Cine. “Fue invitado al Festival de Cine de Seúl, en Corea del Sur, en donde se celebra uno de los festivales de cine infantil y juvenil más grandes de Asia”, reveló Mariscal. El cineasta lamentó que aunque en México existen apoyos a la produccion de cine de autor, faltan a nivel de distribución.
“Muchas películas se quedan enlatadas, de unas 70 que se producen no se distribuye ni la mitad. No hay empresas mexicanas que distribuyan películas a nivel mundial. Está Videocine, que apoya en México y tiene relaciones para Latinoamérica pero empresas que apoyen al cine mexicano a nivel mundial no las hay”, afirma.
Tras la exhibición de la cinta tuvo lugar una degustación de una receta mexicana elaborada por niños dirigidos por el chef mexicano Armando Hernández, así como un debate sobre las herencias culinarias y las recetas de la abuela.
Autora: Eva Usi
Editor: Pablo Kummetz