Carles Puigdemont: ¿Héroe o villano?
21 de octubre de 2017"Estaría dispuesto a ir a la cárcel por la independencia”, dice Salvador Clara. Un hombre de 55 años que fue a la escuela con Carles Puigdemont. Salvador muestra las fotos que tiene con el jefe de la Generalitat en su celular. Todavía se reúne con su amigo ocasionalmente, hace poco se juntaron en el Parlamento catalán en Barcelona. Después de eso, fueron a comer y discutieron sobre la independencia. Clara es diputado del pequeño pueblo de Amer, donde casi durante un siglo se han horneado panecillos en la panadería de la familia Puigdemont. En esa localidad el 97 por ciento del electorado votó por el "Sí” a la independencia.
Fundador y políglota
Su amigo Carles es buen lector: historia, lenguaje y filosofía siempre han sido su punto fuerte en el conocimiento. "Es fiel a sus amigos, inteligente, un gran orador y un hombre del siglo XXI”, responde Clara a la pregunta sobre por qué su amigo de la infancia llevaría a Cataluña a la independencia. Según Clara, desde joven es un tema central para Puigdemont.
Como segundo hijo de una familia de panaderos con diez retoños, no podría decirse que Carles nació en cuna de oro. Luego de rendir su examen de admisión a la universidad, Puigdemont se mudó a la cercana ciudad de Girona. Allí estudió filosofía y se convirtió en periodista de un diario catalán, donde finalmente trabajó como editor jefe. Posteriormente fundó la Agencia Catalana de Noticias (ACN). Puigdemont habla cinco idiomas y hasta el día de hoy vive con su esposa y sus dos hijas en Girona.
Al poder por accidente
A la política llegó de forma poco convencional. Fue alcalde de Girona de 2011 a 2016. Llegó a ocupar el cargo más poderoso de Cataluña hace casi un año y medio después que su predecesor renunciara. Él sabe que su nominación fue un "accidente, el resultado de las circunstancias”, tal como lo señaló al semanario alemán Der Spiegel.
Su administración se inició con grandes enunciados: "No hay tiempo para los cobardes”, dijo Puigdemont en su primer discurso. Sus palabras se tradujeron más tarde en el controvertido referéndum por la independencia realizado el pasado 1 de octubre. Desde ese día los ojos del mundo siguen cada paso que da Cataluña y Puigdemont.
En el ojo del huracán
Con el referéndum y el duro actuar de la Policía española contra los votantes, la disputa entre el Gobierno nacional, en Madrid, y los políticos de Barcelona alcanzó un nuevo clímax. Pero Puigdemont no quiere la independencia a toda costa, eso sería una trampa. Firmó la independencia, pero la bloqueó de inmediato. Su oponente, el conservador Mariano Rajoy, en todo caso, también sabe de trucos políticos.
En lugar de abordar las supuestas llamadas al diálogo desde Barcelona, Puigdemont enfrentó a la aplicación del artículo 155. Esto remite, entre otras cosas, a la pérdida de poder de un gobierno regional si no tiene en cuenta la Constitución, que ahora lo dejará fuera de su cargo por determincación de la acministración central del país.
Pero no es sólo con Madrid que Puigdemont no aclaró su postura, sino que hasta ahora no lo ha hecho con los miembros de la alianza "Juntos por el Si”, que está formada por conservadores, liberales, republicanos de izquierda y radicales. Especialmente para la izquierda, Puigdemont es poco agresivo. Quiere independencia lo más rápido posible, pero uno quisiera preguntarle: ¿cómo se imagina el camino para lograrlo?
Hasta ahora, Puigdemont no ha hablado públicamente desde el referéndum. Los catalanes tampoco saben exactamente hacia dónde se dirige este proyecto independentista que ya se ve frenado por la aplicación del artículo 155. Lo que se ha anunciado junto con el cese de su cargo es que quien fuera jefe de la Generalitat catalana participará en las manifestcaiones convocadas por la Mesa por la Democracia para pedir la libertad de Jordi Sánchez y Jordi Cuixart.
Mártir o figura política insignificante
La verdad es que cuanto más difícil es el curso del enfrentamiento con Madrid, más se radicalizan las fuerzas independentistas. Por el momento, se sabe que habrá nuevas elecciones. El Gobierno central de España espera que hasta entonces las olas se suavicen y luego se reordene el poder. Algo completamente contrario a la independencia.
Con este resultado, hay dos posibilidades para Puigdemont: desaparecer políticamente, o que él o su sucesor fortalezcan la misión de la independencia después de las elecciones convocadas por Rajoy. En una entrevista con Der Spiegel, hecha antes del referéndum, Puigdemont rechazó la posibilidad de una nueva candidatura: "Quiero llevar una vida normal otra vez. Una nueva generación debe continuar”, dijo el 21 de septiembre. ¿Y si cambia de opinión? Para sus compañeros de clase no hay duda: "Carles es la mejor opción: él debe continuar el movimiento de independencia y garantizar la unidad”. Al menos Salvador Clara está convencido de eso.
Autor: Nicolas Martin (MN/CT)