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Los sentimientos le llegan tarde a Beate Zschäpe

11 de enero de 2017

Sorpresa en el caso NSU: la principal acusada hace leer una declaración en la que dice sentirse "muy cerca" de las víctimas. Pura desesperación, dice Marcel Fürstenau.

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München NSU Prozess Beate Zschäpe
Imagen: picture-alliance/dpa/P. Kneffel

Fue uno de los momentos más emocionantes hasta ahora en el caso criminal contra el grupo NSU ('Clandestinidad Nacionalsocialista') ante el Tribunal Superior de Múnich: Ayse Yozgat pidió a Beate Zschäpe en octubre de 2013 "aclarar todos estos incidentes". Se refiere a los diez homicidios y dos atentados con bomba de los que se le acusa. Entre las víctimas, el hijo de Yozgat, Halit. Los compañeros de Zschäpe en NSU, Uwe Böhnhardt y Uwe Mundlos, le dispararon sin escrúpulos el 6 de abril de 2006 en un internet-café. Se jactaban de ello en la confesión en vídeo que Zschäpe envió después a los medios.

Siete años después, la madre trestificó ante la impasible acusada, "involucrada en la planificación y preparación" de los ataques, según el fiscal general. También en el que mató a Halit Yozgats, que tenía sólo 21 años. Zschäpe cumplirá en unos días 42, justo el doble. Desde 2011 está detenida. Han tenido que pasar 333 días de audiencias orales en el juzgado para que empiece a hablar de sus supuestos sentimientos.

Kommentarfoto Marcel Fürstenau Hauptstadtstudio
Marcel Fürstenau, redacción de DW en Berlín.Imagen: DW/S. Eichberg

Caricatura grotesca

Zschäpe dibuja con ello una caricatura con la que pretende corregir su imagen de fría asesina. En el comunicado, leído por el abogado defensor Mathias Grasel, Zschäpe trata de dar la impresión de ser una mujer compasiva. Tras la emotiva declaración de la madre de Yozgat, tenía que decir algo, el silencio se le hacía "muy duro". La estrategia de entonces de no decir nada se la achaca Zschäpe a su trío de abogados inicial. Wolfgang Heer, Wolfgang Stahl y Anja Sturm se encargaron de su defensa desde el comienzo del proceso en mayo de 2013. Con ellos deja de hablarse el verano de 2015. Zschäpe la confía entonces a Mathias Grasel y Hermann Borchert.

Si Zschäpe hubiera abierto su corazón en esos momentos iniciales del proceso, el efecto podría haber sido otro. Pero quien necesita un año y medio desde el cambio de estrategia de su defensa para mostrar por primera vez sus supuestos auténticos sentimientos, suscita más que dudas. Alimentadas también por el hecho de que coincide con los dictámenes psiquiátricos sobre la acusada. Hubiera tenido que salir en las primeras audiencias orales.

La petición de Ayse Yozgat de una aclaración sigue sin satisfacerse

La defensa no puede esperar nada bueno del informe del experto Henning Saß. Debería esperarse que sea encerrada de por vida. Con este escenario en mente, Zschäpe ahora parece estar tratando de salvar lo que probablemente ya no pueda salvar. Su supuesta repentina empatía por las víctimas y sus familias es en esta última fase del proceso un signo de pura desesperación. Puede que le resuenen las palabras de Ayse Yozgats, la madre de la novena de las diez víctimas, todavía en los oídos: "Cualquiera puede cometer un crimen, pero yo le pido una explicación". Una explicación que Zschäpe sigue sin dar.

Para aprender: aquí puede Usted leer la versión original de este artículo en alemán.