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"Chávez quiere ser el Fidel de los años 60"

Steffen Leidel/Emilia Rojas27 de julio de 2006

El presidente venezolano estrecha lazos con Bielorrusia, compra aviones en Rusia, para luego dirigirse a Teherán. Un viaje ideal para cultivar su imagen anti-estadounidense, opina el especialista alemán Wofgang Muno.

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Chávez a su arribo a Moscú: un cliente muy solvente.Imagen: AP

A más de un millón de dólares asciende el valor de las compras militares que el presidente venezolano, Hugo Chávez, selló este jueves en Moscú con el presidente ruso, Vladimir Putin. 24 aviones de combate del tipo Suchoi Su-30 y 30 helicópteros son los que ha encargado Venezuela, además de manifestar su intención de conseguir licencias para instalar en su propio territorio una fábrica de Kalashnikovs. Un buen negocio para Moscú. Y un éxito político para Chávez, que agradeció expresamente al presidente Putin "su decisión de reforzar la capacidad defensiva de Venezuela", sin haber atendido los pedidos de Washington de negarse a hacer las ventas.

Rearme inofensivo

Desde el punto de vista militar, las adquisiciones venezolanas de armas no preocupan mayormente a los entendidos en la materia. "Los gastos militares abarcan sólo lo más necesario", afirmaba hace unos meses Anna Gilmour, de Jane's Country Risk. Otros analistas hacen notar que el equilibrio militar regional no se ve amenazado, considerando que Colombia, Brasil y Chile cuentan con Fuerzas Armadas más poderosas. También lo ve así el catedrático alemán Wolfgang Mundo, del Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad de Maguncia. "Chávez no tiene planes militares ofensivos. Este negocio es parte de la retórica antiestadounidense que viene cultivando desde hace años", señaló el entendido en entrevista con DW-WORLD, añadiendo que "de seguro también se trata de reequipar al ejército, lo cual es un efecto colateral". De este modo, los militares quedan satisfechos, lo que resulta importante teniendo en cuenta que constituyen un grupo muy relevante de apoyo.

Las inquietudes de Estados Unidos con respecto a Chávez son, ciertamente, de índole política. El presidente venezolano no pierde oportunidad de repetir que el gran peligro mundial es el imperialismo estadounidense y, haciendo gala de histrionismo permanente, intenta fraguar un contrapeso a nivel internacional. No obstante, Muno no cree que esta visita a Rusia sea el preludio de una nueva alianza. "Pienso que el futuro de Rusia está en Occidente; allí está el mercado donde colocar las materias primas", señala el especialista, subrayando que "Venezuela es simplemente un cliente, pero uno muy solvente".

Alianza contra Estados Unidos

La holgura financiera que el petróleo depara a Caracas actualmente sirve a los propósitos internacionales del presidente venezolano. Muno, coautor del libro "Venezuela bajo Chávez: ¿despegue o hundimiento?" hace notar que ha efectuado inversiones en países como Argentina, Uruguay y Bolivia y que, prácticamente, ha "comprado" su adhesión al Mercosur. El dinero, sin duda, abre puertas. Pero también en el campo ideológico Chávez busca aliados, no precisamente entre las figuras más apreciadas en la esfera occidental. La visita que efectuó al presidente de Bielorrusia, internacionalmente censurado por su gobierno poco democrático, y su viaje a Teherán, hablan por sí solos.

"Chávez intenta forjar una especie de alianza mundial de estados outsider contra Estados Unidos. Cuando Saddam Hussein estaba aún en el poder mantenía buenas relaciones con Irak. Ahora busca la cercanía de personas como el presidente bielorruso Lukachenko, para cultivar su imagen anti-estadounidense", opina el catedrático alemán. Y afirma que Chávez necesita esta imagen para permanecer vigente como adalid de la izquierda en América Latina. A su juicio, "Chávez intenta ser ahora lo que fue un día Fidel Castro, en la década del 60. La izquierda latinoamericana, como la de otros lugares, no sabe con certeza hacia dónde va. Entonces, toma postura contra la globalización, contra la liberalización y, sobre todo, contra Estados Unidos."