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China y EE. UU. retoman negociaciones comerciales

30 de julio de 2019

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, advirtió a China, en Twitter, en contra de esperar a las próximas elecciones en su país, pues, si gana, endurecería las condiciones para un acuerdo.

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Los analistas descartan que se vaya a cerrar un acuerdo definitivo en esta ronda de tratativas.
Los analistas descartan que se vaya a cerrar un acuerdo definitivo en esta ronda de tratativas.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, criticó a China en Twitter, justo cuando representantes de Washington llegaban a Shanghái para reanudar negociaciones comerciales entre ambos países. 

"Mi equipo está negociando ahora con ellos, pero ellos siempre cambian el acuerdo al final para su beneficio", escribió Trump. "China lo está haciendo muy mal, su peor año de los últimos 27, en el que se suponía que comenzarían a comprar nuestros productos agrícolas, no hay señales de que lo estén haciendo", añadió. 

Trump amenazó luego con un acuerdo "mucho más duro" que el que están negociando o incluso "ningún acuerdo" si China espera a que pasen las elecciones estadounidenses de 2020 con la esperanza de que él no sea reelegido.

Bajo perfil

Representantes de China y Estados Unidos se volvieron a encontrar en Shanghái, en la primera ronda de negociaciones comerciales tras la cumbre del pasado 29 de junio entre el presidente chino, Xi Jinping, y el estadounidense, Donald Trump, en el marco de la cumbre del G20.

Por parte estadounidense acuden el representante de Comercio Exterior, Robert Lighthizer, y el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, mientras que por la china serán el vice primer ministro Liu He y el ministro de Comercio, Zhong Shan, quien no participó en las anteriores rondas.

Según la prensa local, esta nueva fase de las tratativas comenzó con un perfil muy bajo en la capital económica de China, donde tan solo el dispositivo de seguridad desplegado en las afueras del hotel donde se aloja la delegación estadounidense indicaba lo que sucedía.

Tras la ruptura y la tregua 

Las conversaciones en la capital económica china son el primer encuentro entre representantes de Washington y Pekín desde que las negociaciones fracasaron en mayo. 

El presidente estadounidense acusó entonces a China de no haber cumplido con sus compromisos, subió del 10 al 25 % los aranceles a 200.000 millones de productos chinos. Pekín respondió con tasas a productos estadounidenses por valor de 60.000 millones.

China y Estados Unidos habían entablado el año pasado un pulso comercial, que los había llevado ya a imponerse mutuamente aranceles sobre productos de ambos países valorados en más de 360.000 millones de dólares. 

En el marco de la cumbre del G20, los dos jefes de Estado acordaron una nueva tregua, por la que Washington frenó la imposición de nuevos aranceles al resto de las importaciones procedentes de China y accedió a permitir que las empresas estadounidenses vendan productos a la tecnológica Huawei.

No obstante, los analistas descartan que se vaya a cerrar un acuerdo definitivo en esta ronda de tratativas.

"Trump podría presumir de un acuerdo parcial y temporal favorable a EE. UU. y una gran victoria diplomática y económica, lo que le daría más impulso de cara a su posible reelección. China podría acabar con las interferencias de la guerra comercial en la economía doméstica y en sus mercados y poner atención a las reformas y a resolver los problemas económicos", explica el economista jefe del banco de inversión chino CITIC, Liao Qun, en un artículo publicado en el diario nacionalista Global.

Líneas rojas

Pese a que ambas partes parecen haber acercado posturas en las últimas semanas, China se niega a cruzar varias líneas rojas: exige la anulación de los aranceles adicionales a sus productos, se niega a que sus compras de bienes estadounidenses no "se correspondan con la realidad", y quiere que el acuerdo sea justo para ambas partes.

Pekín se niega a llevar a cabo reformas económicas o políticas que "pongan en riesgo la dignidad nacional" de China, es decir, su soberanía para decidir las líneas maestras del funcionamiento del país. 

Continúa sin haber acuerdo en temas como las dificultades para que las empresas estadounidenses accedan al mercado chino o que, una vez ahí, partan en desventaja contra las estatales chinas, subsidiadas por Pekín. Tampoco hay postura común en propiedad intelectual, transferencia forzada de tecnología o ciberseguridad.

EE. UU. mantiene en vigor sus anteriores aranceles a productos chinos por valor de 250.000 millones de dólares, y China conserva sus gravámenes a importaciones estadounidenses por 110.000 millones de dólares.

Las tensiones entre Washington y Pekín tienen sus raíces en el desequilibrio de la balanza comercial a favor de China, que exporta 419.000 millones de dólares más de lo que importa desde Estados Unidos, y que Trump asegura que se debe a las injustas prácticas comerciales del gigante asiático. 

rml (efe, afp, dpa, reuters)

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