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Chávez descarta una guerra civil

20 de enero de 2003

El presidente venezolano, Hugo Chávez, aseguró no tenerle miedo a un referéndum constitucional, pero reiteró en una entrevista a DW-TV que no renunciará forzado por un plebiscito como el que demanda la oposición.

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El presidente Hugo Chávez, en entrevista con DW-TV.

Asediado por las huelgas y manifestaciones callejeras, Hugo Chávez aparentemente no pierde la tranquilidad. En una extensa entrevista concedida a DW-TV, en Caracas, aseguró que no renunciará debido a la presión de la "elite histórica" que gobernó a Venezuela por mucho tiempo. Su estrategia, evidentemente, es aferrarse a la letra de la constitución, que fue reformada durante su mandato. Tal es así que afirma estar dispuesto a someterse a un referéndum como el que prevé la Carta Fundamental. Un mecanismo que -según subraya- él mismo propuso. En consecuencia, afirma que dejará el poder si resulta derrotado, aunque no duda en aclarar que "será muy difícil que pierda".

¿Cuestión de plazos?

El problema básico radicaría, a primera vista, en el plazo. De acuerdo con los mecanismos constitucionales, el referéndum sólo podría efectuarse tras haberse cumplido la mitad del período presidencial o, como dice Chávez, "habrá que esperar hasta el 19 de agosto del 2003". Son 7 meses que resultan toda una eternidad para sus detractores, que piden una consulta popular para el 2 de febrero.

El lapso parece igualmente insalvable en vista de la convulsión político-social que vive el país y sus devastadoras consecuencias económicas. El propio gobernante reconoce en la entrevista que ya se han producido pérdidas cercanas a los 3 mil millones de dólares en la recaudación tributaria, "y esto a comienzos del año".

Claro está que el presidente se resiste a hablar de huelgas y paralización de actividades. Para él, son sabotajes y actos terroristas, con los que se intenta paralizar la economía venezolana. Duras son también las palabras que emplea con respecto a sus adversarios, a los que acusa de pretender derribarlo mediante un fraude constitucional. Por otra parte, aparentemente trata de matizar, señalando que "muchos de los grupos opositores que salen a la calle -son nuestros hermanos- están influenciados por una campaña a la Goebbels, difundida por los medios de comunicación".

Gestiones internacionales

Los frentes, en todo caso, parecen de momento irreconciliables. Una de las pocas esperanzas de llegar a un entendimiento podría radicar en las gestiones que han emprendido los miembros del llamado "Grupo de Amigos de Venezuela". La iniciativa, que incluye a Estados Unidos, México, Brasil, Chile, España y Portugal, fue aplaudida por Chávez, quien sin embargo querría ver incluidos también a otros países, como Rusia.

Su misión no será obviamente fácil, dado que la forma de ayuda a que espera el presidente difiere de la que esperan sus adversarios. Pero los esfuerzos internacionales urgen para sacar a Venezuela del peligroso torbellino en que está sumida y que podría derivar en un estallido de violencia más allá de los episodios de las últimas semanas. Aún así, el presidente Chávez se muestra confiado de que no habrá guerra civil en su país: "Si en Venezuela se dieran las condiciones para una guerra civil, ya la tendríamos".