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El ADN de cientos de especies de insectos está en tu té

21 de julio de 2022

Un nuevo método abre la posibilidad de analizar poblaciones de plantas antiguas, por ejemplo, de museos, y comparar su colonización con la actual.

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Si las hojas de una bolsa de té pudieran contar sus historias, pintarían un cuadro de mil interacciones fugaces.
Si las hojas de una bolsa de té pudieran contar sus historias, pintarían un cuadro de mil interacciones fugaces.Imagen: Blend Images/Bildagentur-online/picture alliance

Investigadores de la Universidad de Tréveris (Trier), en Alemania, han desarrollado un método para extraer y analizar restos de ADN de insectos de plantas secas. 

"Hemos examinado tés y hierbas disponibles en el mercado y hemos encontrado ADN de hasta 400 especies de insectos diferentes en una sola bolsa de té", explica el profesor junior Henrik Krehenwinkel. 

Cuando una abeja vuela hacia una flor para polinizarla, deja algo de saliva. Un insecto muerde una hoja, una araña deja hilos de seda. Todo esto ya es suficiente para detectar el ADN de los insectos, dice Krehenwinkel. 

Los huevos o los excrementos también son rastros adecuados para el biogeógrafo. Todavía hay que investigar si existe un límite para lo que se puede detectar. "En principio, sin embargo, probablemente basten células individuales, por ejemplo, de un escarabajo", explicó Krehenwinkel. 

Los minúsculos restos conservados entre las hojas secas podrían ayudar a los científicos a rastrear las plagas y controlar el descenso de las poblaciones.
Los minúsculos restos conservados entre las hojas secas podrían ayudar a los científicos a rastrear las plagas y controlar el descenso de las poblaciones.Imagen: Universität Trier/dpa/picture alliance

"El secado parece preservar el ADN especialmente bien"

Según la Universidad de Tréveris, la innovación del método desarrollado por Henrik Krehenwinkel, Sven Weber y Susan Kennedy es que el ADN ambiental (ADNe) no se extrae de la superficie de las plantas, como es habitual, sino del material vegetal triturado y seco. "El secado parece preservar el ADN especialmente bien", explicó Krehenwinkel.   

En la cubierta vegetal, el ADNe no está disponible durante mucho tiempo porque se degrada por la luz ultravioleta o es arrastrado por la lluvia. Otra limitación, dijo, es que se tienen en cuenta principalmente los insectos de la superficie de la planta. "Ahora también podemos detectar qué insectos viven dentro de la planta", explicó Krehenwinkel. 

Según el investigador, el método presentado en la revista científica Biological Letters abre la posibilidad de analizar poblaciones de plantas antiguas, por ejemplo, de museos, y comparar su colonización con la actual. 

"De este modo, sería posible averiguar cómo era la comunidad de insectos hace años cuando se recogió la planta y cómo es hoy en ese lugar". Esto es especialmente importante teniendo en cuenta la mortalidad de los insectos. 

FEW (dpa, The Smithsonian Magazine)