Cine colombiano: ni falso, ni positivo
3 de diciembre de 2010El Deutschen Menschenrechts-Filmpreis es un reconocimiento que se entrega desde 1998 para conmemorar el “Día Internacional de los Derechos Humanos”. Cada dos años son galardonadas obras audiovisuales del cine y la televisión que incluyen este tema. El cortometraje “El Chichipato” del realizador colombiano Felipe Moreno se encuentra nominada en la categoría cine amateur.
Entre el 2001 y el 2010, algunos miembros del Ejército y la policía de Colombia habrían asesinado a 940 personas presentando sus cadáveres como guerrilleros muertos en combate. Sobre estos hechos se basó el filme “El Chichipato” cuya trama gira en torno a un hombre de pueblo, “un falso positivo”, que lleva a su bebé enfermo al hospital. Allí es baleado junto a su hijo por el guardia del establecimiento. Un acuerdo entre el vigilante y unos militares para conseguir “chichipatos” (personas de poco valor) eliminarlos, disfrazarlos y cobrar una recompensa sería el motivo de las matanzas. Deutsche Welle conversó con el realizador sobre este tema.
DW-WORLD: La idea de tu corto surgió de la investigación de casos de asesinatos cometidos por algunos militares y policías en la ciudad de Soacha en Colombia. ¿Por qué te interesó plasmar eso en una obra audiovisual?
Felipe Moreno: La obra audiovisual trabaja con espacio, tiempo y movimiento; elementos que en la conciencia humana componen lo que existe, por lo tanto la realidad es un punto de partida válido para la creación audiovisual. Por otra parte, existen películas con temáticas sociales y políticas desde que empezó el cine; visto críticamente; todo el cine es social y político, por omisión o por “políticamente incorrecto”. Personalmente creo que las expresiones artísticas deben defender la vida, los derechos humanos, la existencia del arte en sí. Pasar de frente a ciertas cosas es maleducado y antiestético.
¿Me podría explicar que significa el concepto “falso positivo”?
Es un concepto inadecuado para “explicar”, los asesinatos de ciudadanos, que fueron presentados como guerrilleros, extorsionistas, narcotraficantes o delincuentes, -dados de baja en combate- por algunos policías y soldados en Colombia, que obtuvieron por ello incentivos económicos y de carrera. Este concepto esconde la indiferencia o aceptación del asesinato. Muchas personas en Colombia creen que es adecuado que se maten a los guerrilleros, extorsionistas, narcotraficantes o delincuentes; en una democracia lo adecuado, sería el sometimiento de estas personas a la justicia. Fue un asesinato “falso” pero se presentó como “positivo”. La intención de la violación al derecho humano era mostrar “avances” con resultados “positivos”. Desde los medios de comunicación, en base a esta distorsión conceptual, terminó masificándose el término.
¿En qué medida puede ayudar “El Chichipato” al denunciar una situación actual de violación a los derechos humanos?
En la medida que existen periodistas que hablan del tema y hacen que personas se enteren, investiguen y vean mi corto. La opinión y el interés, que ciudadanos de muchos países del mundo, tienen sobre las violaciones a los derechos humanos y la vida en Latinoamérica afecta la política, acelera la aplicación de justicia, evita la impunidad, dignifica a las víctimas y genera condiciones para que estos crímenes no vuelvan a cometerse.
¿Por qué se dio esta modalidad de violación de los derechos humanos y quienes están detrás de estos crímenes?
Las causas son diversas y globales: gobernantes que exigen resultados de los militares, lugares donde el control sobre los militares o policías no existe, condiciones de pobreza elevadas y delincuencia. Los militares y policías que violaron el derecho humano son responsables, pero también quienes diseñaron el sistema de incentivos tendrían que haber previsto este tipo de situaciones. Una sociedad en donde la salud y la educación no están disponibles para todos también facilita los abusos
Estos exterminios develan un gran problema de seguridad ciudadana en algunas ciudades de Colombia ¿Qué puede hacer el ciudadano común para protegerse de los caza recompensas?
El fenómeno masivamente no se aplica en las grandes ciudades. Los casos rurales son más frecuentes. Soacha es la ciudad más grande (600.000 habitantes), con más casos; queda a 40 minutos de Bogotá, resume problemáticas de Colombia como: personas en situación de desplazamiento, reinsertados de grupos armados ilegales, delincuencia común y narcotráfico. Los jóvenes, obreros o gente de la calle sin contactos, sin dinero se acercan al perfil usual de las víctimas. Hubo un caso donde un soldado campesino fue asesinado y presentado como guerrillero fuera de su lugar de origen. En Bogotá, Medellín o Cali cualquier persona con una cuenta de correo electrónico se podría salvar de ser un “Chichipato”.
¿Qué medidas está tomando el Gobierno de Colombia para evitar los homicidios de ciudadanos de sectores sociales más desfavorecidos?
El gobierno destituyó a muchos militares de alto rango, y anunció un plan para aplicar el respeto a los derechos humanos dentro del Ejército y la policía. El fenómeno ha disminuido notablemente, sin embargo se ha transformado en intolerancia social y amenazas colectivas -a veces por medio de panfletos- hacia trabajadoras sexuales, vendedores y consumidores de droga, delincuentes, homosexuales y pobladores. No se mata a las personas, pero se les amenaza o intimida para que se vayan de sus casas.
¿En que otros festivales has mostrado el Chichipato?
En el Festival de Cine y Derechos Humanos de Bolivia, en el Festival Sur realidades de medio ambiente y DD.HH. de Bogotá, en el Festival Imágenes del Nuevo Mundo de la ciudad de Maguncia, Alemania y en el Festival de Cine Social y Antisocial de Santiago en Chile.
Autor: Pamela Schulz
Editor: José Ospina-Valencia