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Colombia/FARC: las víctimas toman la palabra

Juan D. Montoya Alzate13 de noviembre de 2014

La participación de medio centenar de víctimas en los diálogos entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC ha generado un intenso debate sobre el conflicto armado colombiano.

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Kolumbien FARC Friedensverhandlungen in Kuba 16. August 2014
Imagen: YAMIL LAGE/AFP/Getty Images

Cerca de dos años después de instalada la mesa de negociaciones entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC, el proceso de paz avanza ahora sobre un terreno doloroso: el de las víctimas, sin duda la arista más sensible de un conflicto armado que en el último medio siglo registra un total de 218.000 asesinatos, 27.000 secuestros, 25.000 desaparecidos y más de cinco millones y medio de desplazados internos.

Con la participación de cuatro grupos de víctimas en los diálogos de La Habana, la verdad, la justicia, la reparación y la reconciliación se han convertido en temas centrales de discusión. Como no ocurriera respecto a los puntos de la agenda de negociación en los que las partes ya sellaron acuerdos –desarrollo agrario, cultivos ilícitos y participación política–, el país se ha volcado sobre el tema de las víctimas en un amplio debate nacional alimentado por el mismo presidente Juan Manuel Santos.

"Tiene que haber justicia, justicia transicional. ¿Dónde pone uno la raya entre justicia y paz? Ese es el meollo de esta discusión y de esta solución. Lo que estamos negociando es precisamente eso”, dijo a la DW el presidente colombiano en su reciente gira por Europa. “Habrá tanta justicia como sea posible para lograr la paz, ese es el objetivo”, agregó.

Colombia: el largo camino hacia la paz

Los argumentos de este debate han girado sobre preguntas como: ¿Quiénes son víctimas y quiénes victimarios? Incluso las FARC se presentan como víctimas del Estado colombiano. ¿Son víctimas o victimarios los menores de edad incorporados a las filas de los grupos armados? ¿Deberían tener preeminencia las víctimas de las FARC en las sesiones de La Habana? Esta última cuestión es quizá la que mayor atención mediática ha concentrado.

Las 60 víctimas que entre mediados de agosto y el 26 de noviembre expondrán sus historias y puntos de vista en Cuba fueron seleccionadas por la iglesia Católica, la Universidad Nacional y Naciones Unidas, “dando prioridad a las víctimas directas de todos los hechos victimizantes y de todos los actores del conflicto”.

Víctimas directas de las Farc han manifestado su inconformismo frente a la forma en que se han elegido estos voceros. Entre los críticos se cuentan el general de la Policía Luis Mendieta, secuestrado durante once años, y la senadora Sofía Gaviria, hermana del exgobernador del departamento de Antioquia, Guillermo Gaviria, asesinado en cautiverio.

Reconciliación y postconflicto

Dos lecturas posibles se desprenden de la participación de todos los tipos de víctimas en La Habana. En primer lugar está la perspectiva de algunas de las víctimas directas de las FARC, para quienes los guerrilleros han optado por diluir su cuota de responsabilidad al encarar a víctimas que no los culpan claramente de sus tragedias personales.

“Es claro que, sin una participación proporcional de las víctimas en los diálogos de La Habana, las negociaciones no conducirán a una solución justa que nos pueda llevar a una paz duradera”, aseguró Sofía Gaviria durante la reciente presentación de la naciente Federación de Víctimas de las FARC, organización que agrupa a 1.500 personas.

La segunda lectura tiene que ver con el llamado postconflicto, una etapa que hasta hace poco parecía impensable pero cada vez más cercana, en la que tanto víctimas como victimarios de todos los orígenes tendrán que jugar un papel protagónico. El encuentro entre víctimas, gobierno y FARC estaría allanando este escenario de reconciliación.

Las de La Habana, asegura Martha Nubia Bello, investigadora del Centro Nacional de Memoria Histórica, “son negociaciones con unos actores armados que desde luego no convocan a todos los que están participando actualmente en las victimizaciones y en la violación de derechos humanos, pero creo que también ha sido un escenario que se presta, en sentido positivo, para que todas las víctimas expresen sus demandas”.

Esta otra cara de la moneda se ha hecho visible con historias como la de Constanza Turbay, quien perdió a dos hermanos y su madre a manos de las FARC. En La Habana, frente al perdón que a ella pidieron sus victimarios, encontró las respuestas y la armonía que por años había buscado.

“Ellos (las FARC) están reconociendo a sus víctimas”, asegura Jorge Vásquez, coordinador de la Mesa Nacional de Víctimas, quien accedió a hablar con la DW a pesar de que ha recibido amenazas precisamente por mostrarse a favor del proceso de negociación. Y agrega: “Quienes estamos convencidos del proceso de paz en Colombia nos la estamos jugando toda. Precisamente aceptamos ir a La Habana para decir que, si las víctimas somos capaces de hablar con nuestros victimarios, ¿por qué la sociedad civil no le apuesta al proceso de paz?”.

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En cuanto al tema de la verdad, las partes reunidas en Cuba ya pactaron la creación de una Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas, un esfuerzo que de seguro complementará los hallazgos del informe oficial `¡Basta Ya! Memorias de Guerra y Dignidad´, el cual en julio de 2013 esclareció en gran medida la dimensión de la barbarie del conflicto colombiano.

En general, el tema de las víctimas está lejos de ser tan solo uno más en la agenda. Es más, no es de poco calado: cerca de siete millones de personas, un 14 por ciento del total de la población, hace parte hoy en día del registro oficial de víctimas.