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Colombia: o estás conmigo o contra mí

Eva Usi17 de noviembre de 2005

La ONG alemana Misereor dijo a DW-WORLD que el presidente Álvaro Uribe está involucrando a toda la sociedad en el conflicto colombiano al no distinguir entre combatientes y no combatientes

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"Cooperación directa entre la fuerza pública y los paramilitares en muchas regiones".Imagen: AP


La organización de desarrollo de la Iglesia Católica alemana, Misereor, invitó a Alemania a una delegación de altos eclesiásticos colombianos para deliberar sobre la situación en el país latinoamericano. El monseñor Luis Augusto Castro Quiroga, arzobispo de Tunja y presidente de la Conferencia Episcopal colombiana, el monseñor Rubén Salazar, Presidente de la Pastoral Social de Colombia y el director de dicha organización, monseñor Héctor Fabio Henao, se reunieron en Aquisgrán con representantes de la organización fundada en 1958 con el objetivo de combatir las causas de la miseria y la injusticia en el mundo.

Misereor destina anualmente unos 5,5 millones de euros en proyectos de desarrollo en dicho país, el segundo receptor de ayuda después de Brasil. "Colombia es un país foco para la cooperación de Misereor, por el conflicto armado y la deplorable situación de derechos humanos que padece el país desde hace más de 40 años", señala Steffan Ofteringer, especialista de Misereor en la cooperación con Colombia.

Política de seguridad democrática

Alvaro Uribe
El presidente colombiano, Álvaro Uribe.Imagen: AP

"Nosotros como Misereor, como organización no gubernamental, internacional y de cooperación, consideramos que el gobierno de Álvaro Uribe está intentando controlar cada vez más nuestras actividades y está cerrando el espacio de movimiento de la sociedad civil", señala Ofteringer. El especialista explica que la política de seguridad democrática del actual gobierno pretende involucrar a toda la sociedad en el conflicto armado, ha intentado cambiar la constitución en su afán por ignorar el principio entre combatientes y no combatientes. El gobierno mide a la sociedad civil bajo la máxima de "o estás conmigo o contra mí", la está involucrando en el conflicto.

Como ejemplo está el establecimiento del programa de los soldados campesinos que ha provocado una confrontación muy fuerte en algunas regiones. Es un programa que otorga el uso de armas a civiles, pero sin medidas de control claras, lo que ha provocado que se hable de una cercanía del gobierno de Alvaro Uribe con un sector levantado en armas ilegalmente, como son los paramilitares, con quienes ahora se está negociando su desmovilización. "Hay una responsabilidad histórica de los gobiernos colombianos en el crecimiento del fenómeno paramilitar en dicho país", señala Ofteringer. "Es una larga historia con varios casos comprobados de cooperación directa entre la fuerza pública y los paramilitares en muchas regiones".

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Desigualdad fundamental

"Los grandes problemas del país no se están resolviendo", advierte por su parte el monseñor Rubén Salazar, presidente de la Pastoral Social de Colombia. "No sólo tenemos el conflicto armado, sino un problema social sumamente serio que viene desde muchos años atrás", afirma. El prelado apunta que no se está resolviendo la problemática social, que es en realidad la tela de fondo del conflicto armado. "Colombia es uno de los países menos equitativos del mundo según los últimos estudios. Esa desigualdad fundamental es lo que ha engendrado todos los problemas que tenemos. Vivimos una situación angustiosa, de empobrecimiento permanente del pueblo, de no solución de conflictos sociales y por tanto favorece a todo intento de solución armada", afirma.

"Con Misereor hemos tenido una relación de muchos años que ha dado origen a la Comisión de Justicia y Paz dentro de la Conferencia Episcopal desde hace unos 12 años", señala el director de la Pastoral Social, monseñor Héctor Fabio Henao. "En esa comisión hemos desarrollado programas de derechos humanos, como son la protección a víctimas que han padecido este tipo de violaciones, la construcción ciudadana de la paz y los trabajos comunitarios de reconciliación entre otros". La organización eclesiástica alemana respalda unos 170 proyectos, la mayoría productivos, que crean alternativas de ingreso a habitantes de comunidades rurales.