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"Venezuela se convertiría en una segunda Libia"

José Ospina-Valencia
18 de septiembre de 2018

Colombia no confirmó que no considera una “opción militar” para Venezuela. Una actitud que rompe con la postura diplomática del expresidente Santos y siembra una duda que no beneficia al Gobierno de Iván Duque.

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Luis Almagro, secretario de la OEA (izq.) e Iván Duque, presidente de Colombia
Luis Almagro, secretario de la OEA (izq.) e Iván Duque, presidente de ColombiaImagen: Imago/Agencia EFE/R. M. Rozo

Mientras que el Grupo de Lima rechazó expresamente cualquier intervención militar en Venezuela, como lo declaró este 16 de septiembre, Colombia, a través del ministro de Relaciones Exteriores, Carlos Holmes Trujillo, dijo identificarse con los "propósitos”, pero se abstuvo de firmar dicho compromiso por no "coincidir con los términos”.

El Grupo de Lima es un foro en el que participan 14 países de las Américas, y fue creado por Perú para denunciar el quiebre del orden democrático en Venezuela, tras la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente, cuya legitimidad no reconoce. El Grupo de Lima se vio obligado a salirle al paso a las palabras del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, quien aseguró, el pasado 14 de septiembre en Cúcuta, fronteriza con Venezuela, que las acciones diplomáticas están en "primer lugar", pero que no se pueden descartar otras, como la intervención militar. Esto, mientras Almagro estaba al lado del ministro de Exteriores de Colombia, Carlos Holmes Trujillo. Luego, la Cancillería colombiana señaló que "rechaza la violencia en todas sus formas" y que Colombia "continuará actuando con base en estos principios y convicciones".

Si bien el Gobierno del presidente Iván Duque no amenazó a Venezuela, sí dejó un margen de duda sobre si, desde ahora, consideraría una opción militar o no. "Una postura absolutamente irresponsable”, considera Viviana García Pinzón, politóloga y doctoranda de la Universidad de Magdeburgo y miembro del programa de doctorado del Instituto alemán de Estudios Latinoamericanos (GIGA), con sede en Hamburgo.

Viviana García Pinzón, doctoranda de la Universidad de Magdeburgo, Alemania
Viviana García Pinzón, doctoranda de la Universidad de Magdeburgo, AlemaniaImagen: privat

"El Gobierno de Duque revive así el dañino discurso de confrontación verbal mantenido por Álvaro Uribe y Hugo Chávez en sus épocas, y que el expresidente Juan Manuel Santos cambió por diplomacia y pragmatismo, a pesar de las repetidas provocaciones del régimen venezolano”, explica García Pinzón, especializada en seguridad y defensa.

Peligrosos espacios de (mal)interpretación

El que Almagro hablara de la "opción militar”, justo desde territorio colombiano, tiene para el internacionalista Ronal Rodríguez, de la Universidad del Rosario, un significado estratégico delicado, "si se tiene en cuenta que, como Colombia, tampoco Guyana firmó la declaración, y ambos tienen problemas limítrofes con Venezuela”, resalta el politólogo Rodríguez, miembro del Observatorio sobre Venezuela de la Universidad del Rosario, con sede en Bogotá.

El tercer país que no firmó la Declaración de Lima de estricta no intervención fue Canadá, que renegocia actualmente su Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos. "Si no firmó la Declaración de Lima por querer alinearse estratégicamente con el Gobierno de Donald Trump, es algo que aún no se sabe, pero que genera suspicacias”, apunta Ronal Rodríguez.

En cuanto a Colombia, esto sucede previamente a la visita de su canciller a Ginebra, en donde espera que se nombre un comisionado que se apersone de la crisis migratoria y humanitaria de los venezolanos en la región. A pesar de esto, "es muy temprano para decir que Colombia esté generando un espacio propicio a una intervención militar”, advierte Rodríguez, especializado en Venezuela.

Ronal Rodríguez, internacionalista del Observatorio sobre Venezuela de la Universidad del Rosario en Bogotá, Colombia
Ronal Rodríguez, internacionalista del Observatorio sobre Venezuela de la Universidad del Rosario en Bogotá, ColombiaImagen: Ronal Rodríguez

¿El próximo encuentro de líderes?

Ronald Rodríguez cita a José Vicente Rangel, un comentarista venezolano, que habría afirmado en su programa de televisión que "funcionarios venezolanos se habrían reunido con representantes del Departamento de Estado para sondear un acercamiento entre Maduro y Trump”. De ser esto cierto, ¿se viene otro capítulo de la política de Trump de atacar a sus aliados y abrazarse con sus enemigos? Rodríguez no lo descarta, y recuerda las vueltas que ha dado la política internacional de Estados Unidos con Corea del Norte, por ejemplo.

Lo cierto, según Liliana García y Ronal Rodríguez, es que "una confrontación militar entre Colombia y Venezuela no es deseada por nadie en América Latina”, con excepción de algunos radicales en Colombia, acota Rodríguez, quien tiende a creer que más bien se trata de "ayudar a generar presión para que se de una reunión entre Maduro y Trump”. 

No hay intervención militar buena

De todos modos, la politóloga García Pinzón, especialista en seguridad y defensa de América del Sur, reitera que sería una "irresponsabilidad”, tanto de la OEA como de Colombia, dejar en el aire la opción de una confrontación militar, y recuerda que la historia demuestra que "las intervenciones militares nunca han mejorado las cosas, las han empeorado”.

"Es más”, apunta Rodríguez, "así cayera Maduro hoy, o se le ofreciera la nacionalidad colombiana, a la que supuestamente podría aplicar, como puente hacia una salida pacífica en Venezuela, la democracia en ese país no solo ha sido cooptada, sino que el Estado ha sido desmembrado, la Asamblea Constituyente suplanta a la Asamblea Nacional, los militares tienen el dominio de buena parte de la economía y la oposición carece de todo poder de convocación”. Ante este panorama, advierte el politólogo Ronal Rodríguez, del Observatorio de Venezuela en Bogotá, una intervención militar podría, no solo agravar las crisis humanitaria y migratoria en la región, sino que "Venezuela se podría convertir en una segunda Libia". Tras el ataque militar multinacional que sacó del poder a Muamar El Gadafi, en 2011, Libia se volvió en un dolor de cabeza mayor para la comunidad internacional. 

No es nada nuevo que es más fácil iniciar una guerra que acabarla. Y, a pesar de haber sido un conflicto interno, Colombia conoce muy bien las consecuencias. ¿Intervención militar en Venezuela? Los analistas consideran que no debe ser en absoluto una opción, y ni siquiera un supuesto malentendido.

José Ospina-Valencia (CP)

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