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Colonia Dignidad: Nueva realidad y antiguos fantasmas

26 de julio de 2011

¿Qué queda del enclave alemán donde se cometieron atroces crímenes en Chile? Al cumplir 50 años, la actual Villa Baviera intenta dejar atrás su oscuro pasado, pero juicios pendientes impiden dar vuelta a la página.

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Villa Baviera – new families. Kids of the families of Villa Baviera, in the south of Chile. Villa Baviera. Parral, Chile. 2011. Author/Copyright: Archivo Villa Baviera. Colonia Dignidad, Kolonie der Würde, Villa Baviera.
Villa Baviera, en el sur de Chile.Imagen: Archivo Villa Baviera

Abuso de menores, tráfico de armas y delitos tributarios son algunos de los crímenes de los que se ha acusado a la antigua cúpula de este enclave alemán en el sur de Chile, el que durante décadas funcionó al margen de la ley, convirtiendo a Colonia Dignidad –hoy Villa Baviera-en un caso emblemático en la lucha por los derechos humanos.

Hoy muchos se han marchado a Alemania y a diferentes lugares de Chile y de los 300 habitantes que alguna vez tuvo, quedan unos 180. Una nueva generación –los hijos de los antiguos jerarcas- que bordea los 40 años, dirige las empresas de la ex Colonia, dedicadas a la agricultura, la gastronomía y el turismo. Tienen un restorán, centro de eventos, un complejo turístico con alojamiento y elaboran productos alimenticios de tradición alemana.

“En los últimos años hemos logrado un sinceramiento y transparentación de todo lo que era el pasado misterioso, actuando junto con el gobierno alemán y el chileno”, dice Martin Matthusen, gerente de una de las áreas de Villa Baviera.

Martin Matthusen y su familia.
Martin Matthusen y su familia.Imagen: Archivo Villa Baviera

Hasta hace poco, era conocido como “vocero”, pero él prefiere no tener esa categoría. “Ya no se puede figurar como vocero, porque no hay una opinión que represente a la totalidad de la Villa Baviera –señala Matthusen-. Somos más que nada un grupo de familias unidas por una historia común y ahora unidas por una actividad común en el área agropecuaria y de turismo”.

Matthusen reconoce que hay divisiones: “Siempre las va a haber, nunca vamos a volver a la situación anterior. Hoy hay tantas opiniones como gente. Y la opinión nuestra es diferente a la de la gente de edad que fue parte activa, que no tiende a condenar el pasado, sino que ven sólo lo bueno, como el hospital”.

“El lado oscuro es que hubo gente como nosotros que tuvo que trabajar fuerte y duro por muchos años para mantener esto. El hospital tiene su valor, ayudó a muchísima gente, pero Paul Schäfer lo usó para protegerse”, indica.

¿Cómo es la relación con los antiguos dirigentes, algunos de ellos hoy procesados por la justicia; es cordial?

- No es cordial. Hay distintos escenarios. Algunas personas son parientes directos, papás, tíos, abuelos y es difícil hacer una diferencia tan dura. Se mezcla la relación familiar con la historia. Cordialidad es decir mucho, pero tampoco están despojados. Este sitio les pertenece tanto a ellos como a nosotros. Encontramos el modo de convivir, pero ellos están absolutamente retirados y no tienen ninguna injerencia en nada.

¿Y cómo es la vida de esta nueva generación a cargo?

- En los últimos años nos hemos casado y tenido niños que hoy tienen entre 0 y 8 años. Son unos 30. Tampoco viven todas las familias dentro de Villa Baviera. Ya no es una comunidad tan estricta. Además hay una cantidad considerable de gente anciana, mayor de 70 años. Son unas 70 personas que necesitan atención. Y entre medio estamos nosotros, los que estamos trabajando.

¿Actualmente tienen trabajadores contratados?

- Hay mucha mano de obra de gente que viene a trabajar. Las empresas tienen 300 empleados: 60 de la Villa y el resto son externos.

¿Cree que Villa Baviera tiene una nueva imagen?

- Más que una nueva imagen, tiene una nueva realidad. Antes vivíamos en viviendas colectivas separados niños de niñas, nadie pudo casarse ni tener hijos, no teníamos acceso a medios como la televisión, Internet… Ahora todos tienen libertad para salir, el mundo interior y exterior están conectados, no hay modo de compararlo con lo que había hace 10 años. Todas las semanas viene gente de visita, los atendemos, respondemos sus consultas y tomamos posiciones… Y vamos a seguir tomando posición con respecto al pasado oscuro. Hoy se reconoce que hubo abusos, violaciones a los derechos humanos, armas. Y ahora le toca a esta generación, aunque no hemos tenido responsabilidad, dar la cara.

Museo de Colonia Dignidad

Una fiesta en Villa Baviera.
Una fiesta en Villa Baviera.Imagen: Archivo Villa Baviera

Una de las formas de dar la cara es a través de un museo que posiblemente abrirá al público a fin de año y donde intentarán mostrar la historia de este polémico reducto. El proyecto reunirá fotos, documentos y tendrá áreas de meditación. “Relatamos, mostramos y tomamos posición frente a estos hechos. Queremos demostrar lo que pasó: lo bueno, lo malo y que la gente pueda formar su propio juicio”, dice Matthusen.

Además de esta generación de herederos que intenta sacar adelante las empresas de la ex Colonia, existe otro grupo, el de los niños que fueron adoptados en condiciones irregulares o directamente secuestrados en los años 70, y hoy son adultos. Muchos de ellos han recuperado sus apellidos originales y se han reencontrado con sus familiares biológicos. Algunos partieron y otros no quieren dejar Villa Baviera para no perder los beneficios a los que tendrian derechos.

“En mi opinión hay conflictos entre los familiares de los jerarcas y quienes intentan subsistir y no se van porque no tienen otra posibilidad. Hubo un intento de revestir la Colonia de una nueva imagen pública que oculta la falta de resolución de problemas reales”, opina el abogado Hernán Fernández, representante de las víctimas de abuso sexual.

Wolfgang Kneese, quien fuera el primero en escapar de la Colonia y denunciar los abusos, no cree demasiado en los cambios: “Están limpiando y cambiando la decoración en la ventana del negocio, pero son alumnos de un sistema perverso. La gente que salió entendió algo más. Ellos necesitaban la libertad y ése es el primer paso para cambiar de opinión”.

Para Dieter Maier, quien ha investigado y publicado libros sobre Colonia Dignidad, el antiguo grupo de líderes es “un colectivo, no tienen individualidad. Son gente extraña, muy autoritaria, muy tímidos y religiosos… pero ya no son peligrosos”.

Matthusen aclara que actualmente los responsables de Villa Baviera están colaborando con la justicia e integrados a la sociedad chilena. “Este es un pueblo completamente libre”, concluye.

Autora: Victoria Dannemann

Editora: Emilia Rojas