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Comienza temporada de debates

CHP29 de septiembre de 2003

En Bruselas los Quince autorizaron hoy la apertura el próximo 4 de octubre de la Conferencia Intergubernamental (CIG) en Roma, que negociará la primera Constitución europea y se ocuparon también del futuro de Irak.

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Tres meses de intensos debates para lograr una Constitución.Imagen: AP

La Comisión Europea y el pleno del Parlamento Europeo habían dado ya su aprobación. Hoy la dieron los quince ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea con lo que ha quedado allanado el camino para que el fin de semana comiencen en Roma las negociaciones por parte del CIG de la primera constitución de la Unión Europea. Las negociaciones no prometen ser muy calmadas pues no existe consenso amplio en muchos puntos.

Mientras que especialmente las grandes naciones europeas quieren que concluya el periodo de sesiones hasta fines de año con un texto lo más próximo al presentado por la Convención presidida por el ex presidente francés Valéry Giscard d´Estaing, son las naciones más pequeñas y especialmente las de nuevo ingreso a la Unión Europea las que oponen resistencia al proyecto presentado por la Convención. Si se trata de una Constitución Europea, que regirá los destinos no sólo de 15 naciones, sino de las 25 que integrarán europea a partir del 2004, estas deberían poder cuestionar el texto.

Una Constitución democrática

La ministra austríaca de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, parece hablar por todas ellas cuando defendió en Bruselas el derecho de todos los países a abrir cuestiones que juzguen clave. Respetar la igualdad y el equilibrio entre Estados resultará difícil, especialmente tomando en cuenta que la presidencia italiana quiere cerrar las negociaciones de tan importante cuestión en un plazo de sólo tres meses. Un periodo de tiempo poco realista tomando en cuenta la agenda de trabajo. Las desavenencias existentes van desde temas tan simples como el calendario de trabajo fijado por la presidencia italiana, hasta temas de profundidad como la presidencia de la Unión Europea y el sistema de votación en el Consejo de la UE, por nombrar sólo la punta del iceberg.

En compás de espera

Igual de nebuloso parece el tema de Irak. Aun cuando existe consenso amplio sobre el hecho de que la Unión Europea debe apoyar una resolución que permita ampliar la participación de la ONU en la reconstrucción de Irak y también en la demanda de que se traspase en un plazo 'realista' el poder a los iraquíes para que vuelvan a asumir la responsabilidad política que les corresponde, no existe consenso en la interpretación de qué es un plazo realista. Francia habla concretamente de nueve meses. Pero países como Gran Bretaña demandan que Irak sea gobernada por la administración estadounidense el tiempo que sea necesario, sin mayores detalles.

El Consejo Europeo tendrá que desarrollar un cronograma realista que indique concretamente plazos para la restauración de la soberanía iraquí. El tiempo corre. El próximo 23 y 24 de octubre se realizará en Madrid la Conferencia de Donantes para la reconstrucción de Irak. En esta conferencia la Comisión quiere presentar la propuesta de la Unión Europea sobre la reconstrucción de Irak que sin un cronograma detallado tendría poco sentido.

Ahora le toca a Solana

Aun cuando los ministros de Relaciones Exteriores europeos calificaron la conferencia de donantes como 'la oportunidad para un esfuerzo internacional unido', la actual base de negociaciones no augura más que polémica, pues mientras que Estados Unidos sitúa el monto necesario para la reconstrucción de Irak en 75.000 millones de dólares, en los círculos de la Unión Europea se habla del pago de 230 millones de dólares para el esfuerzo de reconstrucción. Hoy se invitó al Alto Representante de la UE para Política Exterior, Javier Solana, a presentar una propuesta sobre el papel de la Unión Europea en Irak. Pero incluso a él le resultará difícil elaborar un papel concreto si los miembros de la UE ni siquiera logran ponerse de acuerdo sobre el cronograma para entregar el poder al pueblo iraquí. Ya ni hablar de la enorme brecha entre la propuesta de montos de pago de la UE y EE.UU.