Constanza - Retrato de la ciudad
15 de diciembre de 2010En el casco antiguo medieval, en a la catedral gótica, en el poderoso edificio del Concilio, por todas partes se siente el peso de la historia de Constanza. El emperador Constantino defendió allí las fronteras del Imperio Romano, allí fue elegido un Papa por primera y única vez en suelo alemán, allí fue quemado en la hoguera el reformador checo Jan Hus. A nadie extraña que el pasado sea una fuente de orgullo para los moradores del lugar. Y, sin embargo, el legado histórico que para unos es una bendición, representa una maldición para los arquitectos de la ciudad desde hace décadas. Y es que bajo casi cada nueva casa que allí se construye aparecen vestigios de tiempos remotos que, en consecuencia, deben ser tenidos en cuenta para la planificación urbanística.
Bajo el signo de la lujuria
En el puerto de Constanza reina una escultura giratoria hecha de piedra, de un tamaño superior al natural. De lejos, el volumen no arroja información suficiente como para percibir en él forma definida alguna. Pero observado de cerca, se puede reconocer la figura de una mujer apenas cubierta de ropa, exhibiendo un escote generoso: se trata de la prostituta Imperia, símbolo de Constanza. Aunque fue esculpida por un artista contemporáneo, la efigie alude a tiempos medievales, cuando los hombres poderosos –tanto nobles como religiosos– se permitían el lujo de una cortesana.
“¡Arriba el Carnaval!”
Constanza es conocida como bastión del Fasching, es decir, del Carnaval y, en esa época del año, sus habitantes suelen tomarse las cosas con más humor que de costumbre. Quien no tolere bien el humor típico de la región de Baden hará bien en darse a la fuga durante el mes de febrero. Con trajes bordados por ellos mismos y máscaras pintadas con esmero, con mucho ruido y al grito de “¡Ho Narro!” –“¡Arriba el Carnaval!” –, los ciudadanos de Constanza celebran la tradicional “Fastnacht”, el Carnaval alemánico.
No obstante, lo más pintoresco de Constanza es su lago, él le ha dado a la ciudad un toque singular: el paseo marítimo, las cafeterías en el puerto, las cervecerías en sus orillas marcan la atmósfera de la pequeña villa. Allí se presencian las puestas de sol más rojas e intensas, sus aguas le devuelven la energía al cuerpo y desde allí se contemplan las cimas nevadas de los Alpes.
No hay nada como su lago
La ideal ubicación de Constanza junto al denominado “mar suabo” atrae en verano a cantidades ingentes de turistas que pueblan las playas y caminan de un lado a otro por el paseo marítimo. A veces se puede evitar a los veraneantes yendo al lado suizo del lago. Al cruzar la frontera, Constanza se convierte en Kreuzlingen; ambas ciudades crecen prácticamente la una junto a la otra. A menudo, los alemanes van a repostar gasolina en Suiza, en donde el combustible tiende a ser unos céntimos más barato. Pero los suizos viajan a Constanza con aún mayor frecuencia para ir de compras; la ciudad alemana es la más grande junto al lago y también la más animada.
Autor: Elena Singer
Editor: Rosa Macías