Constitución y energía: metas de presidencia finlandesa de la UE

El debate en torno al futuro de la Constitución Europa y la ampliación de la Unión Europea pasarán durante el semestre finlandés, que comenzó el primero de julio, de "una fase de meditación" a una "fase activa". Así lo indicó el primer Ministro finlandés, Matti Vanhanen, frente al Parlamento Europeo en Estrasburgo.

Durante los próximos 6 meses Finlandia pretende desarrollar impulsos que quedarán plasmados en una "hoja de trabajo" que se presentará durante el primer semestre de 2007 en Alemania, que asume entonces el comando de la Unión Europea.

Finlandia, Alemania y el resto de la UE pretenden definir hasta más tardar finales de 2008 el futuro de la Constitución, después de que quedara congelada por el rechazo en referéndum por parte de Francia y Holanda.

Los europaparlamentarios han aplaudido el anuncio, a sabiendas de que se trata de temas difíciles en los que los avances se dan a cuenta gotas y lentamente. La integración de Bulgaria y Rumania en el seno de la Unión Europea, prevista para enero de 2007, dependerá de los avances logrados en ambos países en el cumplimiento de una serie de requisitos y se decidirá con la presentación de un informe correspondiente en septiembre de este año.

Camino con obstáculos

Mucho más difícil se presenta el caso de Turquía. Vanhanen anticipa un "camino largo y con muchos obstáculos" para Ankara, pero tiende la mano europea a los turcos al agregar en Estrasburgo que la Unión Europea se presenta "abierta y honesta" de cara a las negociaciones con Ankara. Si cumple con todas sus obligaciones, la Unión Europea también lo hará, dijo Vanhanen.

Otros dos temas centrales a ocupar a la presidencia finlandesa serán la mejora de la competitividad y la creación de plazas de trabajo. El objetivo es lograr un "nuevo equilibrio", puestos estables pero flexibles, para lo que se planea organizar una "cumbre social" en la que se discutirá el tema.

¿Cómo actuar frente a Rusia?

Otra de las grandes prioridades de la presidencia finlandesa y tal vez la más acuciosa para la Unión es la referida a las relaciones con Rusia, especialmente desde el punto de vista de suministrador de energía. La política europea quiere crear una base para una "sociedad fundamentada en valores e intereses globales".

Durante la presentación en Estrasburgo, el presidente de la Comisión de la UE, José Manuel Durao Barroso, anunció que junto con Matti Vanhanen se reunirá la semana entrante en San Petersburgo, en el marco de la Cumbre del G8, con el presidente ruso, Vladimir Putin, para discutir cuestiones relacionadas con la energía.

El Parlamento Europeo unido en el apoyo por impulsar las iniciativas para reanimar el proceso de la Constitución Europea, reacciona diferenciadamente en lo relacionado con el tema ruso. Hans-Gert Pöttering, presidente de la fracción cristianodemócrata en el Parlamento, admitió que se requiere una sociedad estable, pero demandó poner fin al "amiguismo". Exigió que la Unión Europea dé mayor importancia a la defensa de los derechos humanos y nombró el caso de Mijail Jodorkovski.

Rusia ocupará a Europa pues debe reaccionar a una serie de provocaciones rusas que va desde críticas a las nuevas regulaciones de la UE para el mercado europeo de energía y su postura frente al contencioso de Irán, hasta la exigencia de que sus socios no se inmiscuyan en su política interna.

Si hace un año todavía se esperaba una manifestación de unidad con Rusia abanderada por la UE el panorama ha cambiado rotundamente. Europa aún no sabe como reaccionar al nuevo posicionamiento ruso y será parte de la labor de la presidencia finlandesa tirar líneas que indiquen el rumbo a seguir.