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Consultas Germano-Rusas

18 de julio de 2011

En las relaciones germano-rusas no todo es armonía. Si bien las relaciones económicas florecen, en los planos político y de derechos humanos chirrían.

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Merkel y Medvédiev: buenas relaciones.Imagen: AP

Las relaciones germano-rusas están consideradas buenas. Así lo subrayan tanto Angela Merkel, la canciller federal, como Dmitri Medvédiev, el presidente ruso. Pero en realidad no todo es armonía. Temas problemáticos son la prohibición rusa a la importación de verdura alemana –y en parte de carne–, los altos precios del gas y las regulaciones de visado serán también temas de las XII Consultas Germano-Rusas que tienen lugar los días 18 y 19 de julio de Hannover.

Seguramente tampoco pasará desapercibido el paso atrás dado por una fundación privada en su intención de entregar un premio a Putin por sus “cualidades de liderazgo en las relaciones germano-rusas”. La retirada no fue voluntaria, sino que se debió a una ola de airadas protestas a nivel alemán e internacional.

Diarios como el ruso “Moskovski Komsomolez” ven las relaciones atascadas. Y el fallido premio a Putin es un buen ejemplo de ello. En un análisis del diario “Nesavisimaia Gaseta” se lee que los alemanes son gente práctica y por ello continúan haciendo negocios con Rusia, como uno de sus importantes abastecedores de energía, sobre todo de gas natural. Pero en general, la atmósfera podría ser mejor, agrega.

Las autoridades de salud rusas critican por ejemplo el tratamiento que se dio en Alemania a la epidemia de EHEC. Rusia continúa por ello sin importar verdura alemana e interrumpió también las compras de carne a algunos exportadores. El ingreso de Rusia a la Organización Mundial del Comercio, que muchos inversionistas alemanes desean, tampoco está a la vista.

En general, el sector privado alemán acusa a Rusia de proteger excesivamente su economía, por ejemplo con altos gravámenes arancelarios. Y desde hace tiempo se critica en Alemania también la obligatoriedad de solicitar visado para Rusia, porque ello obstaculiza los contactos.

Petersburger Dialog begonnen
Víctor Súbkov (izq.) y Lothar de Maizière, máximos representantes ruso y alemán respectivamente en el Diálogo de Petersburgo.Imagen: picture alliance/dpa

No obstante, en las reuniones de empresarios rusos y alemanes al margen de la cumbre oficial se tratará de insuflar vida al “Partenariato para la Modernización”, que la última vez incluyó por ejemplo la ventas de trenes Siemens de alta velocidad a Rusia.

Tema número uno: el gas

Y es que, efectivamente, a pesar de todos los tropiezos, el comercio entre ambos países florece. Más de 6.000 empresas alemanas desarrollan actividades en Rusia. Las exportaciones alemanas a Rusia en el primer trimestre de 2011 sumaron 7.400 millones de euros en el primer trimestre de 2011, lo que supuso un aumento del 42 por ciento en comparación con el primer trimestre del año anterior.

Volkswagen vendió en los primeros seis meses del año unos 45.000 automóviles, duplicando su facturación. Y el grupo planea construir y vender próximamente hasta 110.000 coches por años en Rusia.

Pero el tema número uno será sin duda la ampliación de la cooperación en el sector energético. Entre otras cosas, el gigante ruso Gazprom está interesado no sólo en vender gas, sino también en invertir en la construcción de nuevas centrales energéticas en Alemania. Naturalmente alimentadas con gas ruso.

Como consecuencia del abandono alemán de la energía atómica, Rusia espera además vender más gas a los germanos. El sector alemán de la energía, por su parte, aspira a negociar menores precios.

Otra gran preocupación de Rusia es el euro. Medvédiev quiere saber de Merkel qué va a pasar con la moneda común europea, ya que Rusia mantiene una parte de sus reservas en euros. Que Merkel se lo pueda decir es dudoso, en vista de que los acontecimientos en torno al euro se precipitan de un día para el otro.

Merkel probablemente le preguntará a Medvédiev si se presenta nuevamente a las elecciones presidenciales en marzo de 2012. Si bien Medvédiev es posible que se sienta fortalecido por las recientes duras críticas públicas a Putin en Alemania, seguramente evadirá dar una respuesta clara. Al fin y al cabo es un secreto a voces que en la cuestión de la presidencia, quien tiene la última palabra es Putin.

Problemas con el sistema político

La mirada crítica a Putin en Alemania no es casualidad. No se trata sólo de su pasado como miembro del KGB, el servicio secreto soviético, sino del sistema político al que le dio su impronta. En Alemania no se tiene muy buena opinión de la “democracia guiada”, con sus estructuras centralistas, la persecución de la oposición, y las reiteradas muertes no aclaradas de periodistas y defensores de los derechos humanos.

Los problemas de la sociedad civil desempeñarán también un papel en el “Diálogo de Petersburgo”, que tiene lugar paralelamente a las consultas gubernamentales. Pero ese diálogo tiene una “imperfección”: la supuesta reunión de la sociedad civil es en realidad orquestada por los respectivos Gobiernos. La delegación rusa de la sociedad civil, por ejemplo, es liderada este año por el vice primer ministro, Víctor Súbkov.

También el “Diálogo de Petersburgo” se halla en una encrucijada. Críticos exigen más transparencia y democracia. El sector privado, el ministerio alemán de RR. EE. y fundaciones políticas reflexionan acerca de si continuar o no con la financiación del foro, porque las pomposas recepciones son muy caras y los resultados, muy magros.

Participantes opinan que lo más interesante en los plenarios son los discursos de los jóvenes, que son los únicos que se animan a hablar claro. Algo es algo.

Autor: Pablo Kummetz

Editor: José Ospina Valencia