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Cooperación para el desarrollo, un instrumento múltiple

28 de julio de 2009

La ayuda al desarrollo puede llevar tanto al crecimiento como a la dependencia. Sus gestores actuales analizan el cambiante rol de la cooperación en el marco de nuevos desafíos militares y de seguridad.

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Mujer acarreando leña en Tanzania.Imagen: Christof Krackhardt / Brot für die Welt

En 1961, durante la época del fin de la colonización, Alemania fue el primer país occidental en crear un ministerio de Ayuda al Desarrollo. Otros países pronto siguieron el ejemplo, ya que por entonces habían surgido una decena de nuevos Estados que necesitaban apoyo para crecer. Así de rápido también comenzaron a multiplicarse las críticas hacia la política de ayuda desarrollo. Algunos acotaban que el dinero se derrochaba, mientras los otros veían en la ayuda al desarrollo una pantalla para ocultar inescrupulosos intereses políticos.

Que la política de desarrollo está íntimamente ligada a los intereses de la política exterior no se puede poner en duda. Luego de la independencia de las ex colonias europeas en África y en Asia, las dos superpotencias, los EE.UU. y Rusia, trabajaron arduamente durante la segunda mitad del Siglo XX para lograr un vínculo con los nuevos Estados a través del dinero que les brindaban. Un rol ambivalente, y una política que hoy es parte también de la estrategia de seguridad en muchos territorios aún asolados por las guerras y el terrorismo.

Críticas a la cooperación financiera

A través del vínculo de la ayuda financiera, los países dadores ampliaron la guerra fría, llevándola hasta los confines más lejanos del globo. De Francia se dijo que pagó sumas generosas a dictadores para ganarse la lealtad de sus ex colonias. Rara vez los responsables de la cooperación de dichos países, entre los que se cuenta Alemania, reconocieron tan abiertamente como lo hacen hoy el papel ambiguo de la ayuda al desarrollo en la política exterior.

Workers in the Water Project between GTZ and Jordanian Ministry of Water and Irrigation while they are working on the Project in the field.
Proyecto de regadío, de la GTZ, en Jordania.

“Constatamos que no disminuye el número de gobiernos inestables en el mundo”, explica Bernd Eisenblätter, director de la Sociedad Alemana de Cooperación Técnica (GTZ), quien ve en dicha asociación un instrumento de la política de seguridad. “Países como Afganistán, Sudán, República Democrática del Congo son algunos de esos gobiernos. Aún hay una enorme cantidad de conflictos cuyas causas sólo pueden combatirse por medio de un trabajo conjunto que apunte a la sostenibilidad”, agrega Eisenblätter.

Más civiles en lugar de soldados

Cuando el 11 de septiembre de 2001 un grupo de terroristas dejó al desnudo la vulnerabilidad de los EE.UU., su mensaje también fue para el mundo: la amenaza ya no viene de Estados fuertes que quieren ganar más poder, sino de Estados débiles. Afganistán, el refugio de Al-Qaeda, no se convirtió sólo en un objetivo militar, sino también en uno de los receptores más importantes de ayuda financiera para el desarrollo.

GTZ Projekt
Proyecto de la GTZ en Aleppo, Siria.Imagen: DW / Afra Mohamad

Y además pasó a ser el campo de prueba para un nuevo tipo de tarea conjunta entre la política de desarrollo, de seguridad y la política exterior. Organizaciones de desarrollo y unidades militares y policiales colaboran allí en los llamados PRTs (Provincial Reconstruction Teams). Los soldados se hacen cargo a menudo de las clásicas labores destinadas a la población civil .

Los Gobiernos querrían que también las ONGs se acoplaran a la tarea, pero éstas se niegan, explica Jürgen Lieser, de VENRO, una asociación que acoge a varias ONGs alemanas: “Los problemas de seguridad van en aumento en las organizaciones de ayuda y esto tiene que ver con que las tareas de civiles y militares se han mezclado. Eso condujo a que las fuerzas de la resistencia afganas no diferencien entre el ejército, al que atacan por supuesto como fuerza de ocupación, y las organizaciones de ayuda occidentales. Ellos creen que estas organizaciones trabajan en conjunto con las fuerzas de la ocupación”, comenta Lieser.

El cambio se está gestando

Es difícil decir si el ejemplo de Afganistán, con su mixtura de política exterior, óperación militar y ayuda al desarrollo sea un modelo o un caso especial. Tradicionalmente, el dinero para la cooperación fluía hacia África, un continente que no resaltó precisamente en las últimas décadas por llamar la atención política de Alemania, según remarca Dennis Tull, experto en África de la Fundación Ciencia y Política: “Se puede decir que la política alemana hacia África se limitó durante décadas a ser una política de cooperación al desarrollo. Si no había una estrategia de desarrollo para alguno de los países del continente, entonces no había ningún tipo de política exterior”, afirma Tull.

Entwicklungshilfeprojekt in Indien der GTZ
Proyecto conjunto de India y Alemania.Imagen: GTZ/Michael Netzhammer

Mientras tanto, las cosas están cambiando en el continente africano. En algunos países, la economía ha comenzado a crecer. El auge económico aminoró a causa de la crisis global, pero hizo abrir los ojos a muchos empresarios. Llegaron China e India al mercado africano: dos nuevos competidores. Al mismo tiempo, en África se están dando hace 20 años fases de conflictos sangrientos e inestabilidad política y social, lo cual también produjo cambios en la política alemana hacia África.

“En los últimos años se nota la tendencia a ampliar el concepto de la cooperación al desarrollo en África. En ciertos países, como el Congo, el apoyo a la seguridad política se diferencia mucho de lo que se entiende como política de ayuda al desarrollo en el sentido clásico”, concluye Tull.

Autor: Mathias Bölinger

Editora: Emilia Rojas