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Coronavirus: ¿Se acaba o recrudece la pandemia en Alemania?

Kay-Alexander Scholz
8 de octubre de 2021

Alemania vacila entre la postura de que la pandemia ha terminado y el temor a que en invierno llegue una nueva ola de coronavirus. ¿Cuál es la situación? Escolares y no vacunados corren el mayor riesgo.

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Vacunación en Bremen, Alemania
Vacunación en Bremen, AlemaniaImagen: Bremer Impfzentrum

El "Berghain", la discoteca más famosa de Berlín, reabrió sus puertas. En sus salas, probablemente vaya a haber infecciones, "pero quienes estén vacunadosno enfermarán tanto", dice el político socialdemócrata Karl Lauterbach, quien agrega que "el riesgo será mínimo".

¿Alemania, fuera de peligro? ¿Ha terminado la pandemia? Según Jens Spahn, ministro de Sanidad del saliente gobierno alemán, la situación es tal que "de momento podemos manejarla bien". La mayoría de los alemanes parecen pensar lo mismo. Según una encuesta de Infratest Dimap, "solo" el 42% de alemanes le teme a una nueva ola de coronavirus. En verano esa cifra era del 62%.

El brote anunciado logró ser frenado

Las cifras muestran que Alemania sí fue capaz de frenar la cuarta ola de infecciones que empezó en verano. La incidencia de nuevas infecciones en siete días se ha estancado desde hace algún tiempo en 60 por cada 100.000 habitantes. El número de casos se ha estancado. Sin embargo, son más altos que en el mismo periodo de 2020.

Pero la incidencia ya no es el único criterio para tomar medidas antipandemia. En verano, los gobiernos federal y estatales acordaron utilizar también la tasa de hospitalización para evaluar el desarrollo de la pandemia. Actualmente, este indicador se sitúa en torno a 1,6 ingresos hospitalarios por cada 100.000 habitantes en una semana, y por tanto en la zona verde. La situación en las UCI tampoco es alarmante: en porcentaje de pacientes no supera el 10%.

A pesar de los avances, el coronavirus sigue causando daños en Alemania. Según el Instituto Robert Koch (RKI), este 8 de octubre se reportaron más de 10.000 contagios. El brote empero, se ha frenado sustancialmente. La gran mayoría de los internados graves por COVID-19 han enfermado porque no se habían vacunado.

"Es muy difícil decir en qué punto estamos de esta pandemia, que suponemos durará entre dos y cuatro años en todo el mundo", advierte Berit Lange, del Centro Helmholtz para la Investigación de Infecciones, en entrevista con DW. "Todavía no tenemos la suficiente inmunidad en la población en Alemania para evitar completamente brotes graves con sobrecarga para los hospitales".

En la actualidad, la tasa de personas vacunadas con dos dosis es del 65%; entre los mayores de 60 años, que están especialmente en riesgo, es incluso de casi el 85%. Pero el propio Instituto Robert Koch afirma que la tasa de vacunación podría ser cinco puntos porcentuales mayor. Al parecer, los médicos empleados en empresas no han reportado muchas de las vacunas aplicadas.

Ahora comienza la temporada de frío. La vida vuelve a transcurrir más en el interior. Esto aumenta el riesgo potencial de infección. No en vano, el ministro Spahn lanza una advertencia: "La cuota de vacunación no será suficiente para un otoño-invierno seguro”. Así que si la dinámica de los contagios vuelve a aumentar, con la correspondiente recarga para los sistemas sanitarios, los políticos no tendrán más remedio que reintroducir medidas de protección.

Escolares y no vacunados, dos grupos en riesgo

Todavía no hay vacunación para los menores de 12 años. Esto afecta a unos nueve millones de niños en Alemania. Expertos médicos informan que solo se han producido unos pocos casos graves. Aunque, la viróloga Jana Schroeder, ha advertido a DW que "hay casos graves de COVID en niños”.

En las escuelas y colegios se realizan varios test a la semana, dependiendo del estado federado. Algunos estados ya han suprimido el requisito de llevar tapabocas, lo han restringido o tienen previsto hacerlo. No existe una normativa central; la educación y su administración son competencia de los estados.

Sin vacuna no habrá cena ni fiesta 

El otro grupo en el que se centra la política es el de los no vacunados. Entre los mayores de 60 años, pueden ser tres millones. Aunque la vacunación no es obligatoria, la presión para vacunarse es cada vez mayor. En muchos restaurantes, en la peluquería o en los eventos musicales, solo se permite la entrada a los que se han sometido a pruebas, se han recuperado o se han vacunado. Los propietarios de los restaurantes también pueden decidir dejar entrar solo a los que se han recuperado y han sido vacunados.

Con el fin de mes, se elimina la oferta de pruebas gratuitas que ahora costarán unos 25 euros o más. Es más, hasta ahora, en caso de que un no vacunado tenga que guardar cuarentena, las empresas corren con los gastos del salario. El gobierno federal ha dispuesto que a partir de noviembre, no recibirán más ese beneficio.

(jov/er)